Introducción

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La obra que presentamos está dedicada al estudio de la Casa y la Familia tradicionales, es decir de la casa habitada por una familia y dedicada primordialmente a las actividades agrícola-ganaderas. El volumen se encuadra en el conjunto de los que componen el Atlas Etnográfico de Vasconia, cuya finalidad y objetivo es el registro sistemático de los hechos que configuran la cultura tradicional. Dentro de este proyecto se han publicado anteriormente los dedicados a La alimentación doméstica (1990, reedición 1999), Juegos infantiles (1993, reedición 2005), Ritos funerarios (1995), Ritos del nacimiento al matrimonio (1998), Ganadería y pastoreo (2000) y Medicina popular (2004).

En cada uno de los volúmenes se describe la planificación del Atlas y la metodología aplicada en la investigación de campo y en la elaboración de los materiales recogidos. Teniendo en cuenta que cada tomo constituye una unidad, se desarrollan algunos de los conceptos.

La propuesta de un Atlas Etnográfico

José Miguel de Barandiaran (1889-1991), creador, mentor e impulsor de este Atlas etnográfico, inició en los primeros decenios del siglo XX las labores etnográficas vascas. En el año 1968, en Zaragoza, se celebró el I Congreso Nacional de Artes y Costumbres Populares y su aportación a esa reunión de científicos fue la comunicación titulada Bosquejo de un Atlas Etnográfico del Pueblo Vasco[1]. Se trataba de un inventario de las investigaciones etnográficas llevadas a cabo hasta entonces en el área vasca, junto a un balance crítico de las mismas.

Un año más tarde, 1969, en la misma ciudad, dentro de las V Jornadas de Estudios Folklóricos Aragoneses presentó una nueva ponencia titulada Criterios generales para una investigación etnográfica de los Pueblos Pirenaicos[2]. Le acompañaba un cuestionario etnográfico, remodelado conforme al plan que la Conferencia de Etnología Europea formuló en 1965.

Los puntos programáticos de estas dos comunicaciones, sucintamente expuestos son los siguientes:

1. El material etnográfico que recojamos no debe ceñirse a las tradiciones populares que han llegado hasta nosotros sino que debe extenderse y comprender las nuevas vivencias y experiencias que nos llegan de todas las partes del mundo y que son incorporadas y aceptadas por la comunidad vasca.
2. Muchos de los estudios e investigaciones publicados hasta entonces se reducían a descripciones estáticas y morfológicas de los hechos. Alertó de los riesgos de sustantivarlos y objetivarlos, aislándolos del contexto humano privándoles de esta forma de su auténtica realidad.
3. Para aprehender debidamente la cultura no basta observar los símbolos sino que hay que vivir la realidad a la que éstos se refieren. “En etnología no es adecuadamente inteligible lo que no ha sido vivido”.
4. Por consiguiente, la descripción del objeto no debe ser puramente estática, cada elemento tiene una significación social, se halla humanizado y conlleva una significación cultural. En los estudios etnológicos, como en los históricos, no debe perderse de vista la primacía de lo invisible como criterio de interpretación.
5. Las publicaciones de las investigaciones deben consignar el índice de vitalidad del material registrado o el grado de aceptación que tiene en el pueblo e indicar el área de aplicación que los elementos de cultura cubren dentro del país o más allá.
6. Dentro de Vasconia existen todavía muchas zonas necesitadas de estudio. Las nuevas tecnologías están acabando con los modos de vida tradicionales. Sin olvidar aquéllas, no hay que descuidar las fases anteriores.
7. Para completar el conocimiento de un pueblo interesa entender cómo los elementos de su cultura han ido modelando aquellas personas cuyo comportamiento personal las acusa marcadamente.
8. Como corolario, Barandiaran veía urgente realizar una labor metódica de rebusca de datos mediante equipos formados en la investigación etnográfica. El trabajo debe llevarse a cabo en localidades de todas las comarcas hasta lograr que cada una de ellas cuente con una monografía comprensiva de los aspectos fundamentales de la vida cultural de sus habitantes.

El proyecto Etniker

La puesta en marcha del proyecto del Atlas etnográfico exigía en primer lugar formar un equipo de personas distribuidas por toda el área de Vasconia o Euskal Herria. Para abarcar un área tan extensa se creyó conveniente contar con una estructura regional de los territorios. El propio Barandiaran comenzó por Navarra, en cuya Universidad regentaba la cátedra de Etnología Vasca. Así en 1969 surgió el grupo Etniker Navarra, vinculado al Departamento de Arqueología de dicha Univesidad. Etniker es un término que acuñó don José Miguel cuya significación es “investigación etnográfica”. Se creyó conveniente que los grupos quedaran adscritos a instituciones asentadas en los distintos territorios.

A partir de ese primer grupo fueron surgiendo los demás. En 1972 nació Etniker Gipuzkoa adscrito a la Sociedad de Ciencias Aranzadi de San Sebastián. Un año más tarde, en 1973, al amparo del Departamento de Etnografía del Instituto Labayru, surgió Etniker Bizkaia. El mismo año también se creó Etniker Álava, al principio en torno a la Sociedad Iradier de Vitoria-Gasteiz y luego al Seminario Alavés de Etnografía. Vinculado a la Association Lauburu de Baiona se formó en 1986 Etniker Iparralde, que comprende el territorio vasco de Departamento francés de los Pirineos Atlánticos.

Los grupos están compuestos por personas, mayoritariamente de formación universitaria, con preparación metodológica para la investigación de campo. Los investigadores de cada grupo están coordinados por un responsable regional.

Barandiarán en la primera reunión general conjunta de los grupos Etniker que tuvo lugar en el santuario de Aralar (N) en 1976 definió en qué iba a consistir el proyecto Etniker. Se trataba del estudio de la cultura tradicional del pueblo vasco y su evolución. La tarea se había iniciado en el segundo decenio del siglo XX, pero con el nombre actual y la nueva metodología se retomó en el año 1964, como complemento de la cátedra de Etnología Vasca de la Universidad de Navarra, al amparo de la Institución Príncipe de Viana.

Estrategia etnográfica

La estrategia seguida por los Grupos Etniker en sus investigaciones etnográficas se ajusta al siguiente esquema:

1. La labor es realizada por un investigador nacido o residente en la propia localidad. Esta circunstancia facilita la investigación ya que muchas de las experiencias recogidas han sido vividas por él mismo y conoce las preguntas y la forma en que debe formularlas.
2. Todos los investigadores se ajustan a la misma metodología y cuestionario.
3. El conocimiento de la lengua de la localidad y su variante dialectal facilitan la aproximación a los testigos y la recta interpretación de los datos recogidos, en los que además de la recogida material es preciso buscar e interpretar su significación cultural.
4. Los datos recogidos alcanzan hasta donde llega la memoria de los informantes con lo que se retrotraen a un par de generaciones anteriores a los testigos de más edad. Se consignan asimismo las transiciones y modificaciones que se han producido recientemente o se están produciendo en el momento de llevarse a cabo la investigación de campo.
5. En las reuniones de los grupos regionales se realiza una puesta en común de los datos para contrastarlos y comprobar si el enfoque dado es el correcto.

El cuestionario etnográfico

Uno de los aspectos importantes de la investigación llevada a cabo en el Proyecto Etniker es que quienes trabajan en él utilizan el mismo modelo de encuesta con la que formular sus preguntas a las personas encuestadas.

El cuestionario lleva por título Guía para una encuesta etnográfica, fue elaborado por Barandiaran, ha sido objeto de varias ediciones y utilizado incluso por investigadores ajenos al Proyecto Etniker en otros territorios.

Comprende 850 cuestiones o preguntas, agrupadas en nueve grandes capítulos, a saber.

0. Datos geográficos de los municipios o localidades.
1. El grupo doméstico: La casa. La alimentación doméstica. La indumentaria. La familia. Relaciones entre los esposos.
2. Usos del grupo doméstico: Equipo mobiliar. Reposo y aseo. Juegos de adultos y juegos infantiles. Enfermedades y medicinas. Vida religiosa. Ritos de pasaje: nacimiento y bautizo, noviazgo, matrimonio y boda, muerte.
3, 4, 5 y 6. Grupos de actividad: Ganadería y pastoreo; Navegación y pesca; Explotación agrícola; Artesanía y profesiones varias, respectivamente.
7. Grupo territorial: Vecindad y pueblo. Derecho y constituciones populares.
8. Culturización: Casa. Escuela. Religión. Culto. Fiestas. Calendario popular. Artes. Supersticiones. Leyendas y cuentos.
9. Biografías etnográficas: Datos personales. Formación. Nivel de vida. Contactos sociales. Estatus del biografiado. Cambio cultural.

Planificación de las investigaciones

Los Grupos Etniker Euskalerria comenzaron a trabajar coordinadamente en el Atlas etnográfico de Vasconia en 1976 y en 1987 reformularon el plan de trabajo y se reorganizaron. A tal fin crearon una Secretaría Técnica que es la encargada de coordinar las investigaciones de campo y de redactar los volúmenes de la obra. De la Secretaría se ocupa el Departamento de Etnografía del Instituto Labayru, que tiene su sede en Derio (Bizkaia) y cuenta con personal cualificado para ello. Como apoyatura dispone de una gran biblioteca general de temática vasca, de alrededor de 60.000 títulos y una segunda biblioteca, con cerca de 3.000 títulos, especializada en antropología y etnografía.

Los Grupos Etniker celebran anualmente una asamblea general en la que entre otras cosas fijan el plan de investigación que van a abordar, que se corresponde con un tema del cuestionario general anteriormente mencionado.

El programa de investigaciones se ha venido cumpliendo puntualmente: En 1988 se trabajó en la alimentación doméstica, en 1989 en los juegos y canciones infantiles, entre los años 1990 y 1993 se abordaron los ritos de pasaje agrupados en dos grandes apartados: los ritos de la vida que van del nacimiento al matrimonio, y los ritos funerarios. La medicina popular ocupó el año 1994.

Finalizado ese proyecto septenal, se acordó una nueva planificación de temas pendientes, que quedó estructurada de acuerdo a la siguiente programación: El año 1995 se trabajaría en la indumentaria, los años 1996-97 en ganadería y pastoreo, en 1998 en la casa, en 1999 en el mobiliario y el ajuar doméstico, a la familia y el parentesco estarían dedicados los años 2000 y 2001. En el modo de vida agrícola se trabajaría en los años 2002-03 y en la navegación y pesca el año 2004.

En 2004 y 2005 se han llevado a cabo investigaciones de campo en las artesanías y otras profesiones; el período 2006-07 ha estado dedicado a la vecindad; el 2008 al derecho y las constituciones populares; y el 2009 a la culturización. Los años 2010 y 2011 se está trabajando en el calendario popular tradicional dentro del apartado de costumbres y tradiciones religiosas y civiles.

El plan general de la obra que compondrá el Atlas Etnográfico de Vasconia es el siguiente:

1. Casa y equipo mobiliar. Familia y parentesco (publicado en 2011).
2. La alimentación doméstica. (editado en 1990; reedición corregida y aumentada en 1999).
3. La indumentaria.
4. Medicina popular (editado en 1994).
5. Juegos y canciones infantiles (editado en 1993; reedición 2005).
6. Ganadería y pastoreo (editado en 2001).
7. Ritos del nacimiento al matrimonio (editado en 1998).
8. Ritos funerarios (editado en 1995).
9. Agricultura y pesca.
10. Veterinaria popular.
11. Profesiones y artesanías.
12. Vecindad, pueblo, derecho e instituciones consuetudinarias.
13. Religión popular y calendario festivo tradicional

14. Leyendas, cuentos y mitología.

15. Cartografía. Glosarios. Índices varios.

Las encuestas de campo y el contenido de la obra

El resultado de las obras que componen el Atlas etnográfico procede fundamentalmente de las encuestas de campo llevadas a cabo en las alrededor de sesenta localidades en que se investiga cada materia. Esta aportación es la que confiere originalidad a la publicación.

En este volumen se estudia primordialmente la casa rural tradicional, sin excluir las incursiones en otros ámbitos como el de las villas o las localidades costeras, con sus enseres y mobiliario, y paralelamente se analiza la familia que la habita y las relaciones de parentesco. Es decir se prima el estudio de la casa habitada como hogar de una familia, frente al análisis constructivo, arquitectónico y ornamental del edificio.

En el conjunto del área estudiada, esta casa rural puede adoptar características muy diversas según sea el clima, la altitud, la dedicación y el sistema de poblamiento. En la vertiente atlántica de Vasconia puede encontrarse aislada en el paisaje y rodeada de sus tierras, mientras que en las comarcas de la vertiente mediterránea se halla frecuentemente integrada en una población concentrada, teniendo sus tierras de cultivo distanciadas de la vivienda.

Esta obra que lleva por título Casa y familia en Vasconia comprende la información recogida en 87 localidades distribuidas por todo el territorio objeto de la investigación, de las que 14 corresponden a Álava, 16 a Bizkaia, 17 a Gipuzkoa, 27 a Navarra y 13 a Vasconia continental.

Existe una representación de las diferentes regiones de Vasconia, así como dentro de cada una de ellas se ha procurado atender a las particularidades de las distintas comarcas: montaña, llanada, costa. A este respecto la obra cuenta con un capítulo, el cuarto, específicamente dedicado a describir los modelos de casas comarcales, más de treinta, de los distintos territorios.

Las geografías física y humana de los lugares donde se ha trabajado se incluyen en el apartado que trata del medio natural y humano, y el mapa donde se ubican las poblaciones figura como ilustración en este mismo capítulo introductorio.

La investigación ha seguido el modelo de encuesta descrito en la Guía para una encuesta etnográfica, que para la elaboración del presente volumen corresponde a los datos recogidos como respuesta de las preguntas del apartado primero del Grupo Doméstico referidas a la casa (11 a 36), a la familia (105 a 121) y a las relaciones entre esposos (122 a 133), así como a las preguntas del apartado segundo de los Usos del Grupo Doméstico, referidas al equipo mobiliar de la casa (1 a 14).

El cuestionario indica la pauta a seguir pero el encuestador tiene que ir más allá del mero enunciado de las preguntas. Debe observar la vida de la localidad, relacionarse con los informantes, ponderar y contrastar los datos recogidos. Con ellos y con su propia experiencia ha de redactar la memoria etnográfica que para su mejor utilización por los redactores de la obra requiere seguir el orden numérico de las preguntas del cuestionario. Barandiaran insistía en que los hechos no pueden encerrarse en cuestionarios prefijados; la realidad humana tiene una dimensión mayor que nuestras interpelaciones.

Como contrapartida, la información así obtenida complica la elaboración de los textos que componen la obra; pero también enriquece su contenido con aportaciones personales que amplían el campo de visión.

Las materias investigadas y las transformaciones operadas

Nuestra investigación está centrada en el estudio de la casa y de la familia tradicionales, si bien recogemos las profundas transformaciones que vienen constatándose en la segunda mitad del siglo XX y que se agudizaron en la última década y en la primera del siglo XXI. En los capítulos de la obra, aunque sea someramente, se da cuenta de dichos cambios, en muchas ocasiones con un título expreso dedicado a las transformaciones.

Ya desde comienzos del siglo XX la casa rural fue perdiendo su condición de unidad productiva que en gran medida se autoabastecía. En los años siguientes a la Guerra Civil (1936-1939), debido a la escasez de alimentos adquirió nuevo auge la producción que se obtenía en el trabajo agrícola-ganadero. De los años cincuenta a los ochenta se produjo una reducción de la gente que se quedó a vivir y a trabajar en el campo, con todo las ventas de lo que producían estaban aseguradas debido a la demanda de las zonas urbanas e industriales cercanas.

A raíz de la entrada del Estado español en la Comunidad Económica Europea (1986) se produjeron numerosos cambios en el mundo rural que se han agudizado con el más cercano en el tiempo proceso globalizador de los mercados y que han conducido a la desaparición paulatina de la mayoría de las unidades de producción de pequeño formato al no ser rentable su forma de trabajo ni interesantes para las actuales clases de comercio sus producciones. Este fenómeno ha sido común en el ámbito europeo.

Los que han sido capaces de sortear las dificultades han tenido que optar por la especialización y el incremento del tamaño de sus explotaciones. Tanto en unos casos como en otros la casa ya no cumple las funciones de antaño, en el primer caso porque sus moradores ya no se dedican a la actividad agraria, en el segundo porque se han visto obligados a sacar de la casa los animales y otros elementos de trabajo, y construir naves de mayores dimensiones[3].

Perdida la función para la que fueron edificadas, las casas han sufrido un proceso generalizado de restauración adaptándolas a nuevos criterios estéticos y de habitabilidad, en los que una visión más próxima a la vivienda urbana se ha implantado con fuerza.

A la vez se han producido notables cambios en el poblamiento de las áreas rurales. En las últimos tiempos se ha apreciado una vuelta al campo no sólo de personas que emigraron a la ciudad en décadas pasadas sino también de urbanitas que aspiran a vivir en un ambiente más “genuino”, en lugares no contaminados por la industrialización y en zonas menos masificadas. Muchos construyen edificios que tratan de imitar a los tradicionales caseríos, si bien no deja de ser una idealización de los mismos. Algunos autores califican esto de folclorización:

Para atender a la demanda del turismo costero en el País Vasco francés los arquitectos como H. Gordadge inventan el modelo neovasco (chalet a dos aguas blanqueado, carpintería pintada de rojo o verde, falsos entramados, ventanas palomeras, etc.) como modelo folclórico unificado del típico caserío. Se construyen miles de caseríos y hoteles neovascos que, convirtiéndose en modelo de prestigio, sirven de modelo a las nuevas construcciones y restauraciones de todo el ámbito vasco[4].

Según se ha señalado, este tomo sólo trata puntualmente este tipo de cambios, que requerirían un estudio que excede los planteamientos de la obra. Algo similar podemos decir de la familia, de la estructura de la misma, de los vínculos familiares, de las relaciones que se establecen entre los esposos y de los cambios en la transmisión del patrimonio. Capítulo a capítulo se desgranan algunos de estos cambios respecto de la familia extensa vinculada a los medios de producción tradicionales, que es la que aquí tratamos en detalle. Aun así al final del capítulo XIX se incluye un apartado extenso sobre las transformaciones en la familia y en las costumbres.

La obra aborda dos grandes temas como son la casa y la familia. Se compone de 21 capítulos, de los que 16 corresponden a la casa y cinco a la familia, además de un capítulo introductorio. En la primera parte se estudian la casa y el territorio, la estructura de la casa, el hogar y el mobiliario doméstico, las construcciones domésticas complementarias, y las creencias y ritos en torno a la casa. Los capitulos relativos a la familia analizan las relaciones de parentesco, el patrimonio familiar y su transmisión, la vida y el honor familiares.

Los materiales para la elaboración de la obra

La mayor aportación de la obra proviene de los materiales recogidos en las investigaciones de campo que se realizaron en las campañas de los años 1998 a 2001, puesto que, como se ha señalado, se corresponde con tres importantes temas del cuestionario: los referidos a la casa, al mobiliario doméstico, y los relativos a la familia y las relaciones de parentesco.

Las investigaciones parciales del Proyecto Etniker se van publicando en los distintos territorios con anterioridad a la edición de la obra de conjunto de cada volumen del Atlas. Las revistas en que se dan a conocer son: Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, Anuario de Eusko Folklore, Etniker Bizkaia, Ohitura y el Bulletin de Musée Basque de Bayonne.

Algunos de los investigadores han publicado las monografías etnográficas completas de las localidades encuestadas. Así en 1980 los hermanos Francisco Javier y José Ángel Zubiaur dieron a conocer la monografía correspondiente a San Martín de Unx (N), que ha sido reeditada en 2007; la obra Las Améscoas, de la que es autor Luciano Lapuente, apareció en 1990; el estudio etnográfico de Agurain (A) de Jesús Ruiz de Larramendi se publicó en 1994; en el año 1998 la relativa a Beasain (G) de José Zufiaurre y en los años 2002 y 2003 la de Anton Erkoreka relativa a Bermeo (B).

Dentro del plan inicial de aportación de materiales etnográficos para la elaboración de un Atlas Etnográfico de Vasconia, los Grupos Etniker llevaron a cabo entre 1983 y 1987 investigaciones conjuntadas que obtuvieron las Becas José Miguel de Barandiaran promovidas por la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko-Ikaskuntza. Estas investigaciones dieron como resultado las publicaciones siguientes: Contribución al Atlas Etnográfico de Euskalerria. Investigaciones en Bizkaia y Gipuzkoa (1987), Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Álava y Navarra (1990), Contribution à l étude ethnographique de la mort en Pays Basque Nord (1997).

Para la redacción de este volumen, así como de los anteriores, se han tenido en cuenta las aportaciones que figuran en todos estos trabajos de campo llevados a cabo dentro del proyecto Etniker y que han seguido el cuestionario etnográfico de Barandiaran.

Los materiales etnográficos de otros autores que, fuera del proyecto Etniker, se han consultado y utilizado como complemento de esta publicación se citan en las notas a pie de página, además de figurar consignados en la bibliografía.

Para Vasconia continental, además de las encuestas de campo, dentro del proyecto hemos recurrido a las llevadas a cabo por Barandiaran durante los años cuarenta y cincuenta en las localidades de Sara (Lapurdi), Donoztiri, Heleta, Uharte-Hiri (Baja Navarra) y Liginaga (Zuberoa). Estas investigaciones se publicaron en las revistas Ikuska y Anuario de Eusko Folklore. En el año 2000 la Fundación Barandiaran ha publicado la monografía Bosquejo etnográfico de Sara y son de próxima aparición las de Uharte-Hiri y Liginaga.

El proyecto Etniker dedicó en los años veinte de la anterior centuria varias campañas de investigación a los establecimientos humanos. Podemos constatar que ya entonces se recogían transformaciones, como la paulatina sustitución de las estructuras de madera, sobre todo de los cerramientos, por materiales más consistentes como la piedra y el ladrillo, o la introdución de nuevos materiales venidos de otras tierras que sustituían a los tradicionales ligados al entorno físico en el que se levantaba el poblamiento. Estas encuestas, y otras que se han ido realizando más esporádicamente desde entonces y hasta los años noventa, siguiendo todas la misma metodología de trabajo, nos han servido de apoyo y complemento y para establecer comparaciones con los datos recogidos por nosotros en las últimas campañas de investigación. Además nos han permitido registrar la evolución que han experimentado las casas rurales a lo largo de todo el siglo XX.

Es abundante la bibliografía sobre la casa, o más bien sobre el caserío; pero se trata de estudios de carácter mistificador y romántico. Este tipo de aproximaciones al caserío no sólo se han constatado en los trabajos supuestamente etnográficos sino también en otras actividades como la pintura e incluso la música.

Esta asociación restrictiva del caserío ligándolo a la esencia de lo que se considera vasco, que cuenta con paralelismo en otras latitudes, requeriría un estudio bien diferente a nuestro propósito pues abarcaría no sólo cuestiones culturales sino también teóricas y conceptuales de la época postromántica que estaría asimismo en la raíz de los primeros pasos de los movimientos nacionalistas que buscaban el reconocimiento de los pueblos. Tiene por lo tanto una importante carga ideológica y a menudo excluyente de todo lo que se aleje del estereotipo del caserío y de sus habitantes hasta el punto de que las referencias bibliográficas del resto de construcciones son relativamente escasas.

Pedro Guimón inicia el prólogo a la notable obra de Alfredo Baeschlin La arquitectura del caserío vasco en la edición de 1929 con esta afirmación:

La arquitectura popular, más que otra manifestación artística cualquiera, por ser utilitaria, local y adaptada al modo de vivir familiar, constituye con el lenguaje, uno de los signos más distintivos de nacionalidad; sostener lo contrario, es negar las peculiaridades de una raza[5].

Al igual que ocurre en los territorios circunvecinos y más alejados, este maridaje se puede seguir observando hoy en día a pesar de ser la vasca una sociedad mayoritariamente urbana y alejada del modo de vida tradicional, del que podría decirse que hoy por hoy tiene ya tan sólo una carácter residual. En un fenómeno aplicable a toda Europa, son muchos los actos en los que la sociedad urbana recurre al modo de vida rural como medio para forjar su propia identidad, desde las numerosas ferias agrícolas a las fiestas patronales donde la gente se viste con los considerados como los trajes tradicionales de origen campesino.

Estudiamos la casa rural tradicional y no nos ceñimos a la construcción que recibe el nombre de caserío y mucho menos al caserío al que hace a menudo referencia la bibliografía. De ahí que se hable preferentemente de casa/etxea y con menor énfasis de caserío/baserria.

A pesar de este vacío, en la bibliografía etnográfica sí que se han escrito importantes aportaciones además de los trabajos que se abordaron en los años veinte y principios de los treinta del siglo XX y que se publicaron en los primeros Anuarios de Eusko Folklore. Entre éstas cabe destacar la obra de Leoncio Urabayen La casa navarra[6], ampliamente citado en este tomo del Atlas, especialmente en los capítulos dedicados a la estructura de la casa. A pesar de estar referido únicamente a Navarra, dada su diversidad geográfica, sus consideraciones son aplicables a todo el territorio.

Son también importantes las distintas aportaciones de Julio Caro Baroja, algunas en el propio Anuario de Eusko Folklore, como la dedicada a la casa de Lesaka, aparte de su gran contribución en cuatro volúmenes, La casa en Navarra[7].

Victorino Palacios ha publicado en varios tomos con gran profusión de ilustraciones el Inventario de arquitectura rural alavesa que va completando con el de las distintas cuadrillas alavesas[8].

Para el País Vasco continental disponemos de la obra de Michel Duvert Etxea ou la maison basque[9] y sus publicaciones sobre carpinteros y carpintería vasca.

Existe también bibliografía sobre casas torre y casas blasonadas a la que apenas hemos recurrido porque en nuestro trabajo tanto las casas señoriales y palaciegas como los aspectos ornamentales de las casas ocupan un lugar secundario. En los últimos años del siglo pasado y en lo que lleva transcurrido del XXI, impulsadas por los ayuntamientos, han proliferado las publicaciones sobre los caseríos y las edificaciones pertenecientes a los municipios respectivos.

En tiempos recientes destacan los estudios de Alberto Santana sobre el caserío vasco pero ya desde una perspectiva que poco tiene que ver con lo dicho al principio y con un carácter no tan restrictivo. Este autor propone clasificaciones morfológicas de los mismos en función de criterios históricos ligados a los cambios en las formas de producción[10].

Asimismo son recientes algunos trabajos de naturaleza crítica siendo el principal de ellos el llevado a cabo por Xabier Morrás con su tesis doctoral acerca de la destrucción que ha sufrido la arquitectura vernácula como consecuencia del proceso de embellecimiento de los pueblos navarros[11].

Las fotografías que ilustran el texto han sido aportadas en su mayoría por los propios investigadores. Algunas proceden del Fondo Felipe Manterola y del Archivo Fotográfico del Instituto Labayru, y unas pocas han sido rescatadas de publicaciones.

Redacción

La formulación del plan general de esta obra ha estado al cuidado del Comité de Redacción, cuyos integrantes pertenecen a los distintos Grupos Etniker regionales y sus nombres figuran en las páginas iniciales del volumen.

Entre los miembros del Comité de Redacción merece una mención particular la cualificada intervención de Segundo Oar-Arteta y Luis Manuel Peña Cerro, colaboradores ambos del Departamento de Etnografía del Instituto Labayru. A ellos ha correspondido la difícil tarea de vertebrar esta obra. Para ello han tenido que clasificar el material obtenido en campo, revisarlo y, en ocasiones, reelaborar los textos. Además les ha correspondido indagar en la bibliografía pertinente, proceder a los ajustes lexicales, seleccionar las ilustraciones y ejecutar todo lo relacionado con la preparación y puesta a punto de la edición.

En cuanto a la realización de la publicación debemos mencionar las continuadas aportaciones que bajo la dirección de Gurutzi Arregi han prestado otros colaboradores del Instituto Labayru: Igone Etxebarria y Jabier Kalzakorta han llevado a cabo la homologación del léxico y de los textos en euskera; Izaskun Agirre, Edurne Romarate y María Luisa Romarate han tenido a su cargo la informatización y el tratamiento de textos; José Ignacio García Muñoz ha redactado y actualizado las descripciones geográficas y la demografía de cada municipio, y Jon Elorriaga se ha responsabilizado de las búsquedas y de las prestaciones bibliográficas.

Criterios para la transcripción de los términos en euskera

Esta obra no persigue una finalidad filológica o lingüística. Por ello, el tratamiento de las expresiones en lengua vasca o de términos populares en las diferentes variedades locales del castellano se ha hecho procurando que el grado de comprensión sea el más amplio posible para el lector medio.

En cuanto a la transcripción de los términos en euskera, hemos tratado de aplicarles un criterio común en toda la obra. Debido a que los encuestadores no utilizan criterios semejantes en este punto, los materiales con los que hemos elaborado el trabajo son muy dispares. Hemos tratado de homegeneizar la forma de presentarlos, respetando lo más posible la información recogida. En este sentido, hemos dado a los términos una expresión lo más cercana posible a la forma escrita estándar, separando las palabras, y utilizando la grafía normalizada. Aún así, las variantes recogidas las hemos plasmado, sobre todo en lo que refiere a abreviaciones orales y rasgos morfológicos y sintácticos locales.

A pesar de ello hemos tratado de organizar el material de las encuestas y de las diversas fuentes bibliográficas actualizándolo en la medida de lo posible, si bien no hasta el punto de arriesgarnos a falsear los datos genuinos de las memorias remitidas.

Por último hay que indicar que nos hemos atenido al resultado de materiales de campo concretos, y que el hecho de que no figuren en el texto todas las designaciones de una práctica no indica que se hayan descartado sino que simplemente no se han consignado entre nuestros materiales de información.

Advertencias al lector

La mención de una localidad en el texto va acompañada de la abreviatura del territorio en el que se emplaza, a saber: (A) Álava, (B) Bizkaia, (G) Gipuzkoa, (N) Navarra, (BN) Baja Navarra, (L) Lapurdi y (Z) Zuberoa. En algún caso se ha utilizado (Ip) Iparralde para hacer referencia a Vasconia continental. Para ubicar las poblaciones, en este mismo capítulo introductorio se dispone de un mapa de localización geográfica de las poblaciones encuestadas.

Los datos se han consignado en las localidades en que se han verificado, pero, evidentemente, su existencia no se limita a ellas sino que la referencia tiene un carácter indicativo pues el área de su implantación es más extensa.

A lo largo de la publicación se indica la vigencia o el desuso de las informaciones y costumbres recogidas. En ocasiones se hace una aproximación cronológica si bien, como es sabido, tanto el inicio como la desaparición de los hechos y procesos culturales suele carecer de fecha exacta.

Esta obra es de carácter etnográfico y no histórico, y tanto los datos relativos a la casa rural tradicional como a la familia que la habita están referidos fundamentalmente a todo el pasado siglo XX y la primera década del actual siglo XXI. En ella se han recogido los hechos pasados sin descuidar las transformaciones más importantes ya operadas o que se observan que se están produciendo y que se desconoce la durabilidad que vayan a tener.

Agradecimientos

Esta obra ha contado con la ayuda y el patrocinio del Gobierno Vasco, del Gobierno de Navarra y de la Diputación Foral de Bizkaia.

En nombre de los Grupos Etniker Euskalerria queremos expresar aquí nuestro agradecimiento a la Consejera de Cultura del Gobierno Vasco D.a Blanca Urgell y al Director de Patrimonio del mismo Departamento, D. José Luis Iparragirre. Hacemos extensible el agradecimiento al Consejero del Departamento de Cultura y Turismo-Institución Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra, D. Juan Ramón Corpas Mauleón.

Queremos agradecer de manera especial a la Diputada de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia D.a Josune Ariztondo por su decidido apoyo a este proyecto y al Director de Cultura D. Jon Iñaki Zarraga. Asimismo expresamos nuestra gratitud a la Fundación BBK por su aportación económica a Labayru Ikastegia para la publicación de este volumen.

Han pasado muchos años desde que D. José Miguel de Barandiaran propusiera la realización de un Atlas Etnográfico de Vasconia. Sus discípulos y continuadores de su obra estamos persuadidos de la importancia cultural de este proyecto.

Con el patrocinio institucional con el que esperamos seguir contando y con nuestro empeño y dedicación, los Grupos Etniker Euskalerria estamos haciendo realidad aquel ambicioso proyecto que, como legado de su larga y fecunda vida de investigador, nos dejó nuestro maestro: la elaboración del Atlas Etnográfico de Vasconia que «posibilitará un conocimiento en profundidad de la cultura tradicional de nuestro pueblo y de las transiciones que se están produciendo y será, a la vez, un seguro punto de vista para integrar la etnografía de los vascos en un estudio comparativo de las culturas».

Ander Manterola
Derio, primavera de 2011

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  1. José Miguel de BARANDIARAN. “Bosquejo de un atlas etnográfico del pueblo vasco. Trabajos preliminares” in Etnología y Tradiciones Populares. I Congreso Nacional de Artes y Costumbres Populares. Zaragoza: 1969, pp. 53-57.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. Actas de V Jornadas de Estudios Folklóricos Aragoneses. Zaragoza: 1969.
  3. Además de las transiciones en el régimen de vida agrícola-ganadero que se describen en los capítulos de esta obra, las mismas serán tratadas en profundidad en el próximo volumen del Atlas etnográfico que estará dedicado a la agricultura en Vasconia.
  4. Iñaki ARZOZ y Andoni ALONSO. “Regreso a la casa del bosque (basetxea)” in Sukil Núm. 4. Iruñea: Ortzadar euskal folklore taldea, 2004, p.379.
  5. Alfredo BAESCHLIN. La arquitectura del caserío vasco. Bilbao: Biblioteca Vascongada Villar, 1968, p. 11.
  6. Leoncio URABAYEN. La casa navarra. Madrid, 1929.
  7. Julio CARO BAROJA. La casa en Navarra. 4 vol. Pamplona, 1982.
  8. Victorino PALACIOS. Inventario de arquitectura rural alavesa. Rioja alavesa (1985), Estribaciones del Gorbea (1986), Cantábrica alavesa (1991), Valles altos alaveses (1994), Llanada alavesa (1998), Cuadrilla de Zuia (1998), Cuadrilla de Salvatierra (2002), Cuadrilla de Campezo-Montaña alavesa (2003) y Cuadrilla de Añana (2008).
  9. Michel DUVERT. Etxea ou la maison basque. Sain-Jean-de-Luz, 1980, 2e éd.
  10. Alberto SANTANA et al. Euskal Herriko baserriaren arkitektura = La arquitectura del caserío de Euskal Herria. 2 vol., 2a ed. Vitoria-Gasteiz: 2002.
  11. Xabier MORRÁS. Destrucción de la arquitectura vernácula de Navarra. El concurso de embellecimiento de pueblos y conjuntos urbanos de Navarra, 1965-1982. Casas negras-casas blancas. Tesis inédita. Universidad del País Vasco, 1996.