Engalanamiento de la chimenea. Tximini-zapia

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Sujeto al bastidor de apoyo, la campana de la chimenea tiene en todo su perímetro una balda o descansillo de madera, a modo de estantería, zimeneko alasia en Ainhoa (L), que fue común que estuviera revestido con una cortinilla de papel o de paño, etsaminako oiala en Aria (N), txamindeiko oiala en Luzaide/Valcarlos-N, tximini-zapie en Orexa (G), ziminiestalkia en Ainhoa (L), que además de servir de adorno, facilitaba la canalización del humo.

En Beasain (G) se ha recogido que de la repisa colgaba una tira de papel, en horizontal, con dibujos y cortes decorativos. Del interior del bastidor de la campana, en todo su perímetro, colgaba una tira de tela de unos 25 cm de ancho que servía para absorber y canalizar el humo hacia la chimenea. En Zerain (G) se adornaba con una faja de tela bordada con punto de cruz que al reducir el espacio libre entre el hogar y la chimenea evitaba que el humo se desparramara por la cocina. En Ainhoa (L) la pequeña cortina estaba a menudo decorada y señalan que evitaba que se ahumara el recinto. También en Lezaun (N) se colgaba de la campana un trozo de tela para facilitar la extracción del humo; en Ereño (B) y en Luzaide/Valcarlos (N) se colgaba una cortinilla en toda la vuelta, y en Oñati (G) una cortina de tela o una cenefa de papel. En Abezia (A) se ponía un bordado ancho de cuadros que cosían las mujeres de la casa. Las informantes de la localidad aseguran que su función no sólo era estética sino también conductora del humo y para refrendarlo dicen que “cuando se quitaba para lavarlo se notaba mucho”.

Chimenea engalanada. Busturia (B), 1973. Fuente: Joseba Agirreazkuenaga, Grupos Etniker Euskalerria.

En Gorozika y en Andraka (B) se adornaba con un volante de tela de cuadros, verdes o azules, rematado en ondas; en Améscoa (N), a diario, con una tela azul y corriente, y en las fiestas telas de colores o con dibujos hechos a punto de cruz; en Eugi (N) con un paño de cuadros rojos o azules, o bordado en punto de cruz; y en Monreal y en Murchante (N) con un paño a cuadros blancos y rojos. En Lezama (B) se ponía un pequeño volante de tela con puntilla.

En Apodaca (A) se colocaba un volante de unos 15 cm de papel de periódico o de flores con el borde recortado con la tijera haciendo picos; había que cambiarlo a menudo, pues con el humo y las moscas se manchaba mucho. Por las fiestas patronales y en días señalados se engalanaba con volante de cuadros o bordados. También en Bermeo (B) en las fiestas patronales adornaban la campana con papeles de colores. En Allo (N), principalmente para las fiestas, se vestían tanto la campana como los aparadores con papeles de colores con picos, que se hacían en casa o se vendían en las tiendas del pueblo; en Artajona (N) con papeles lisos o recortados geométricamente con tijera, o con un pañito blanco a modo de faldilla. En Sangüesa y en Viana (N) solían forrar estas repisas con papeles pintados de colores dejando un faldón hacia afuera.