Cuadras, corrales, descubiertos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En el apartado anterior se ha descrito el establo en cuanto espacio donde se encuentran los animales, y guardan aperos y útiles de trabajo de la propia cuadra o de la casa. Lo que en este apartado se recoge es la descripción de las cuadras o establos en tanto que construcciones exentas pero complementarias de la casa, puesto que conforman una unidad con la misma.

En el Valle de Zuia (A) si el caserío se dedica plenamente a la ganadería la cuadra puede ocupar una dependencia anexa a la casa. Si las vacas se explotan en producción de leche las cuadras son construcciones amplias, similares a almacenes, que cuentan con un departamento de ordeño automático, ordeñadoras y un tanque frigorífico para recoger la leche durante algunos días. También existen modernos pabellones para la explotación de los rebaños de ovejas, con ordeño automático y elaboración de quesos. Las cuadras modernas que se dedican a la explotación ganadera para carne cuentan con tres alzados estando abiertas al sur. En régimen abierto el ganado pasta en el campo adyacente y se introduce en la cuadra o portegado para rumiar o por la noche en la época de frío. En este mismo valle, la cabaña, casi siempre adosada a la cuadra, podía ser de uno o dos compartimentos. En ella se guardan el carro y los aperos de labranza.

En Trapagaran (B) y en Berganzo (A) se ha consignado que las casas podían tener la cuadra en el exterior de la casa. En Valdegovía (A) ya no hay cuadras dentro de las casas; las vacas se tienen en otra casa que no sea la de vivir y los cerdos también están apartados. También en Zeanuri (B) algunas casas cuentan con cobertizos para cuadra y pajar separados de la casa.

En Andoain (G) en muchos caseríos existían cobertizos adosados al caserío llamados etxeordeko (lit.: lo que sustituye a la casa) para distintos menesteres y usos como pocilga, estercolero y para guardar aperos de labranza. Enla zona rural de Elgoibar (G), a veces, a un costado del caserío se encontraba el establo, en los caseríos reformados siempre. La parte superior se utilizaba como leñera. En Elosua (G), adosada a la casa, se encuentra la cuadra, saltaixa, donde está el ganado y sobre ella se sitúa el pajar, sapaixa; existe también una prolongación lateral del tejado que sirve para guardar los carros y aperos de labranza.

En Astigarraga (G) la construcción más usual es la denominada leorpe que, adosada a la casa, consiste en una pequeña choza o borda situada al lado del establo con el que a veces se comunica aunque tenga entrada independiente. La construcción suele ser de madera o más comúnmente de hormigón, techo a dos aguas o con una plancha de madera inclinada que cae desde la fachada. También pegante a la casa se encuentra otras veces un depósito de hierba, que consiste en una construcción de ladrillo con techo de uralita o madera, abierta por un lado, levantada sobre una base de piedra, y a la que se accede mediante una escalera de mano.

Lehorpea, cobertizo para animales y aperos. Astigarraga (G), 1996. Fuente: Eva Elorza, Grupos Etniker Euskalerria.

En Oiartzun (G) señalan que el cobertizo sirve también de lagar, tolare, y bodega de sidra, kupeletei. En el tablado que tienen a modo de piso algunos guardaban heno seco, hoja de maíz, etc. En la segunda década del siglo XX se fueron generalizando estos cobertizos para alojar el ganado vacuno y de cerda.

En Abadiño (B) hay constancia de que algunas casas tenían en la parte de atrás una tejavana, llamada antiguamente arnaie. Se utiliza para guardar aparejos, pero en tiempos pasados sirvió de estercolero, incluso de pocilga, y el piso superior, de pajar.

En numerosas localidades de Navarra estas edificaciones complementarias se conocen con el nombre de corrales.

Así en Améscoa (N) las casas tanto fueran de posición fuerte como de posición media llevaban como complemento los corrales. Unos iban adosados a la casa formando un solo edificio con ella, otros eran construcciones independientes, generalmente próximas a la casa. En ambos casos constaban de planta baja y piso con techo a teja vana. La planta baja se dedicaba a cuadras y el piso a pajar (almacén de pajas y forrajes).

En Monreal (N) las casas tenían corrales como construcciones complementarias. Estaban a pocos metros de la casa y siempre en los límites del pueblo. Disponían de dos pisos y estaban construidos con los mismos materiales que la casa. La planta baja estaba destinada a cuadras, la segunda a pajar y se accedía por una escalera de madera. Hoy día estas construcciones se utilizan como casas. En los años ochenta y noventa se han construido granjas fuera de la localidad. En Mélida (N) se ha constatado que era frecuente tener un corral en las afueras del pueblo.

En Goizueta (N) alrededor de la casa podía haber edificaciones complementarias del tipo corral, cuadra pequeña o gallinero; se trataba de construciones sencillas hechas de cuatro paredes y cubierta. Otro tanto se ha recogido en Izal (N).

En Lezaun (N), a comienzos del siglo XX no era común que las casas dispusieran de construcciones adosadas o exentas, y, en su caso, las destinaban a acubilar ganado y si tenían dos alturas, en la planta superior se guardaba la paja. A lo largo del siglo XX se fueron construyendo más edificaciones complementarias, utlizando terrenos propios y espacios disponibles tanto en el interior de la localidad como en las afueras. También se aprovecharon casas que quedaban deshabitadas y eran compradas por los vecinos próximos para guardar ganado, herramientas y paja. A partir de los años setenta quienes abandonaban el pueblo no vendían ya sus casas sino que las conservaban para utilizarlas los fines de semana.

Estabulación para el ganado. Errigoiti (B), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

En Artajona (N) los descubiertos estaban generalmente adoquinados para evitar la formación de barro. Su función ha sido muy compleja. Se aparejaban y desaparejaban las caballerías; en un rincón estaba el estercolero, limitado por un murete bajo; se guardaban allí la leña y el ajuar de labranza. Solían tenerse conejeras e incluso pocilgas. Han perdido gran parte de su carácter al desaparecer el ganado de labor en su mayoría.

En Allo (N) se señala que todas las edificaciones complementarias de la casa conforman a veces un complejo entramado constructivo, desalineado y poco racional, como de haber sido ejecutado en distintas etapas y épocas. Sus pilares y paredes exteriores se componen generalmente con piedra de mampostería, mientras que las menos importantes son de ladrillo o adobas de barro. La estructura de los techos –casi siempre a un agua– es de vigas de madera con cubierta de teja. Estas construcciones se orientan todas hacia un patio interior, más conocido como descubierto. Se accede por una puerta ancha, cerrada con portalada de doble hoja, que da a la calle y permite reservar la puerta principal de la casa exclusivamente para el acceso de las personas.

Hoy día en muchas casas el establo ha desaparecido porque se han suprimido los animales. En otras se ha pasado a la producción intensiva lo que ha traído como consecuencia que se construyan modernos establos con las condiciones higiénicas exigidas y algo alejados de las casas[1].


 
  1. Puede consultarse el apartado “Los modernos establos. Transformaciones operadas” in ETNIKER EUSKALERRIA. Ganadería y pastoreo en Vasconia. Atlas Etnográfico de Vasconia. Bilbao, 2000, pp. 233-238.