La casa de Zerain
El municipio está organizado en barrios, que agrupan caseríos separados entre sí, construidos en las inmediaciones de los caminos. Las casas están situadas en el centro de los terrenos labrados.
La casa está orientada hacia el este o el sur. En general está cimentada sobre roca y adaptada a la pendiente natural para conseguir las entradas a dos alturas, planta baja y camarote.
Se trata, ordinariamente, de una construcción modesta, compuesta de planta baja y primera planta. Carece de portal y en la planta baja cuenta con un pasillo ancho que separa la vivienda de la cuadra. Se accede por una entrada doble, separada para las personas y los animales. Al camarote, mandioa, se accede por entrada lateral independiente con rampa de acceso para que pueda entrar el carro o el tractor.
En las casas de doble vivienda, unas están divididas verticalmente, con entrada independiente y tejado único. Otras, igualmente independientes tienen tejados diferentes, sólo tienen en común la medianera, y algunas han sido vivienda única, pero se han adaptado a doble, con entrada independiente.
El tejado es a dos aguas, unas pocas y algunas casas señoriales lo tienen a cuatro. Está cubierto por tejas, en su mayoría curvas, que se sujetan con una hilera de piedras que bordea el tejado. No dispone de grandes aleros, pero el de la fachada es más amplio. El tejado está construido con entramado de roble de importantes escuadrías. La viga principal se denomina goiagea.
Las paredes de la casa suelen ser de mampostería y cuenta con estructura de madera que soporta el tejado. Algunas casas mantienen el cierre de la fachada con tablas de roble o de castaño, burtolak, otras han sustituido las tablas por tabiques revocados, en otras el hueco entre los piederechos de castaño llamados zarrakoteak se ha cerrado con ladrillo macizo que puede quedar a la vista, encalado o revocado con mortero. En otro tiempo también se empleó la pared hecha con trenzado de varas de avellano, esie, revocada con mortero. Las paredes interiores pueden ser de ladrillo armado con zarrakote, de tabla o de trenzado de varas de avellano sin más, o revocado. En las nuevas construcciones se ha sustituido la estructura de madera por el hormigón armado y los cierres, con combinación de mampostería vista y ladrillo revocado.
Las ventanas son pequeñas, rectangulares, buscando una cierta simetría. Con los antiguos paneles de madera que cerraban los vanos, al colocar cristales se confeccionaron las contraventanas. En las paredes de piedra de las cuadras se abren huecos alargados, saeterak, que cuando hacía mucho frío se cerraban con manojos de hierba o paja.
Hay pocos balcones, lo que se encuentra con frecuencia es la ventana-balcón, ate leioa, es decir, la ventana abierta hasta el suelo de la habitación con barandilla de madera a ras con la fachada. Las casas señoriales tienen un balcón corrido, korredore, en la fachada soleada.
La puerta de entrada se abre a la fachada principal, que a veces es la lateral de la casa. Es una gran puerta practicable y dentro de ella hay otra más pequeña de dos hojas partidas horizontalmente. Si la puerta principal está mal orientada se la protege con un entrante en la fachada.
La distribución más común es la siguiente: en la planta baja se encuentran la cocina, sukaldea, despensa, zona de trabajo y cuadra, ukullua. En la planta primera la sala o comedor, situado en el centro de la fachada, con un balcón que se abre sobre la entrada, ataria. Es corriente que de la sala se pase a derecha e izquierda a dos dormitorios, logelak. También se encuentran aquí otras habitaciones, kuartoak, y el cuarto de baño. Tanto el suelo como las escaleras son de tablas anchas de roble o castaño, y de castaño toda la carpintería exterior. El camarote, ganbara, está en esta planta, con entrada independiente. Cuando la anchura del caserío hace que en el centro del mismo el tejado quede muy elevado, se aprovecha esta doble altura con un entrepiso, llamado sapai, apoyado en los arriostramientos de los postes.
El caserío cuenta a su alrededor con pequeños edificios complementarios, cuya construcción es de mampostería, cubierta de armazón de madera y teja.
Las reformas llevadas a cabo en las casas han supuesto en ocasiones una verdadera reconstrucción de los edificios, sobre todo en la distribución interior. Han afectado especialmente a la cocina, cuarto de baño y cuadra. Las estructuras se han respetado, realizando algún refuerzo de hormigón. Las fachadas se han modernizado revocándolas, ampliando los vanos o formando la ventana-balcón, desapareciendo el cierre a base de tabla. La cuadra se ha modernizado, colocando el suelo de hormigón y dándole mayor ventilación y luz natural.
En las casas que han efectuado reformas generales, éstas se han orientado a establecer una mayor separación entre la vivienda y la cuadra, dando entrada independiente a la primera y creando una verdadera vivienda en la parte superior con separación del camarote.