Vida en común en los días festivos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Con carácter general se ha recogido que en tiempos pasados la vida en común de los esposos los domingos y días festivos fuera de la casa apenas existía. Algunas tareas domésticas como atender el ganado y la preparación de la comida ocupaban buena parte de su tiempo. Generalmente ni tan siquiera iban juntos a misa. Desarrollaban por separado algunas actividades lúdicas o de entretenimiento que se describen en el apartado referido a la vida social de los esposos.

A continuación se aportan algunos ejemplos recogidos en las localidades encuestadas.

En Zeanuri (B) se ha consignado que la vida en común de los esposos se reducía al círculo doméstico. Tradicionalmente, fuera de ese ámbito, los cónyuges apenas aparecían juntos y sus actividades y responsabilidades se desarrollaban más bien en paralelo. Así, los domingos y días festivos, recaía sobre la mujer la obligación de atender y activar la sepultura familiar, etxeko sepulturia, o de ofrendar luces o limosnas en las sepulturas de otras familias vecinas o conocidas. Esta tarea, exclusiva de las mujeres, obligaba a éstas a acudir a la misa mayor en la parroquia, mientras que los maridos lo hacían generalmente a una misa rezada de la mañana. La mujer se ocupaba también de la preparación de la comida dominical y festiva que siempre era algo especial.

Los domingos por la tarde las mujeres se reunían en una casa de la vecindad, mientras los hombres bajaban a la plaza del pueblo y a las tertulias de la taberna. Pocas veces, de no ser para algún acto necesariamente común, salían juntos marido y mujer fuera de casa. Tanto en la iglesia como en la plaza, a la que acudían con motivo de un espectáculo público, hombres y mujeres se agrupaban por separado. Desde hace años han comenzado a participar juntos en viajes, excursiones y otras actividades de ocio.

Algo distinta era la situación de los recién casados, ezkonbarriek, hasta que tuvieran familia. Acudían juntos a los festejos de la plaza en las fiestas patronales. Iban también juntos a las fiestas de los barrios. Los domingos de cuaresma que no había baile en la plaza, u otros domingos normales del año, paseaban juntos en compañía de jóvenes solteros de ambos sexos. Bailaban juntos en las romerías. Una vez de tener el primer hijo, estas salidas en pareja dejaban de producirse, los esposos pasaban a otra categoría.

En Amorebieta-Etxano (B) los domingos y festivos marido y mujer iban a misa mayor y por la tarde a vísperas o al rosario si la casa estaba cerca de la iglesia. Los domingos hombres y mujeres se reunían en uno de los caseríos del vecindario a jugar a cartas y a charlar. Acudían juntos el día de San Blas (3 de febrero) a la vecina localidad de Abadiño, donde se celebraba y se celebra una importante feria de ganado. En Bermeo (B), antiguamente los esposos nunca salían juntos, si un hombre lo hacía mucho le llamaban andrapekue, sometido a la mujer. En la villa marinera, en las actividades sociales participan ambos cónyuges. En Gorozika (B); Berastegi, Oñati, y en las zonas rurales de Elgoibar y de Hondarribia (G), los datos recogidos son similares.

En Elosua (G) dicen que en tiempos pasados el marido alternaba con los amigos mientras la mujer se quedaba en casa. A partir de los años sesenta seguían trabajando juntos y también acudían juntos a cenar a la sociedad de la localidad o iban de excursión, lo que antes era impensable. Las parejas jóvenes gozan de gran libertad de movimientos, trabajan y se divierten fuera del pueblo.

En Berastegi (G) dicen que los esposos como tales apenas se relacionaban con otras personas o entidades. Los hombres seguían tratando con su antigua cuadrilla de amigos y las mujeres se distanciaban de las amigas y se acercaban más a sus hermanas, sobre todo a las casadas. Aparecían juntos en el pórtico del templo antes de la misa dominical y en la plaza pública durante los días de las fiestas mayores.

Hombres jugando al kille, gilaka, a los bolos. Iholdi (BN), principios del siglo XX. Fuente: Peio Goïty, Grupos Etniker Euskalerria.

En Zerain (G) en las fiestas, después de la misa mayor, los varones se reunían solos en la posada o en la sociedad mientras las mujeres se ocupaban de los quehaceres domésticos. Algunos hombres aprovechaban la mañana para finalizar trabajos que hubieran dejado pendientes el sábado. Por la tarde las parejas jóvenes acudían a la sociedad o a alguna casa a conversar. En verano se desplazaban a los pueblos vecinos a presenciar campeonatos de bolos en los que algunos participaban. Se hacían también excursiones familiares y peregrinaciones al santuario de Arantzazu.

La costumbre de hacer excursiones conjuntas al santuario de Urkiola (B) el día de la festividad (13 de junio) a oír misa o al cumplimiento de alguna promesa, está constatada en Andraka, Amorebieta-Etxano y Zeanuri (B).

En Andraka (B) el matrimonio acudía junto a los acontecimientos familiares de las personas allegadas, al igual que ha sido costumbre que fueran a Urkiola el día de San Antonio y a Gernika en la feria del último lunes de octubre. En Elosua (G) se ha recogido igualmente que tanto hombres como mujeres iban a peregrinaciones a Arantzazu y a San Antonio de Urkiola. En Trapagaran (B) a los mercados y romerías los matrimonios suelen ir juntos.

En Hondarribia (G) el día festivo del pescador dependía de que salieran o no a la mar. Si no lo hacían, después de oír misa se acercaban al muelle o a la taberna a tomar unos vinos, luego venían la comida y la siesta. La esposa después del oficio religioso se iba a preparar la comida. Por la tarde, sobre todo en verano, las mujeres a veces se reunían a jugar una partida de cartas.

En Moreda (A) durante las fiestas, la mujer prepara la comida y el marido antiguamente se encargaba de la leña para el fogón bajo. Después de comer, el hombre se marcha al bar donde juega la partida de cartas. Luego se juntan los esposos a una determinada hora, ya a la tardecica, para pasear e ir al baile de la plaza pública. También hay costumbre de juntarse varios matrimonios a merendar en una casa o en una bodega, cada semana diferente. La asistencia a los actos religiosos es por separado, como mucho llegan juntos a la puerta de la iglesia. Dentro los hombres se colocan detrás, debajo del coro, mientras que las mujeres se sitúan delante. También en las procesiones desfilan separados, primero los hombres y después las mujeres. Cuando acuden a fiestas de otros pueblos la pareja va junta. A las fiestas de San Mateo de Logroño (La Rioja) iba toda la familia.

En Berganzo y Ribera Alta (A) los datos recogidos son similares. En Abezia (A) señalan que a la iglesia acudían juntos pero en el pórtico o en la calle se separaban formando dos corros, hombres por un lado y mujeres por otro. En el interior del templo, los hombres se colocaban detrás y las mujeres delante y si había sepulturas las mujeres en ellas. Después de la misa las últimas se iban con las abuelas a jugar a la brisca y ellos a los bolos. En días festivos señalados solía haber sobremesa y también algunos domingos antes de ir al rezo del rosario. En Apodaca (A) a las romerías cercanas solían acudir para todo el día y más si eran cofrades.

En Allo (N) en los días de fiesta la mujer casada nunca salía a pasear con el marido. En las funciones religiosas, aunque fueran juntos a la iglesia, al entrar en ella se separaban. En Mirafuentes (N) los reducidos momentos de ocio, el marido y la mujer los disfrutaban por separado.

En Obanos (N) en las fiestas muchos hombres salían y salen antes de comer al bar (“al vermut”), hoy día es más frecuente que lo hagan acompañados de las mujeres. Lo habitual ha sido y es que la mujer después de misa se vaya a casa a preparar la comida. En la iglesia los hombres se colocaban en unos bancos cerca de la puerta para salir a fumar durante el sermón, mientras las mujeres y los niños se ponían delante. Algunos matrimonios salían a pasear o a visitar a otros a sus casas, pero la mayoría de los hombres iban al bar, a “echar la partida”, y las mujeres se quedaban en casa o salían a pasear o a casa de alguna vecina a jugar a la brisca y a la lotería con unos cartones y unas fichas. En Goizueta, Luzaide/Valcarlos y Valtierra (N) los datos recogidos son similares.

Mujeres jugando a las cartas. Vasconia continental, principios del siglo XX. Fuente: Peio Goïty, Grupos Etniker Euskalerria.

En Izurdiaga (N) se ha recogido que antiguamente se salía poco de casa, sólo se daba un paseo el domingo por la tarde porque por la mañana había que atender al ganado. A las romerías iba toda la familia y era un día de asueto completo.

En Obanos (N) excepcionalmente ha habido proyecciones de cine al aire libre. A partir de 1960 en que se inauguró el cine parroquial había sesiones de cine que permitieron salir a distraerse a hombres y mujeres juntos. Motivo de entretenimiento conjunto de matrimonios, y de estar juntos en público los novios, han sido los partidos de fútbol. Más raro ha sido el teatro de jóvenes de la escuela o de compañías venidas de fuera.

En Sangüesa (N) se ha recogido que el matrimonio como tal tenía escasa relación con otras personas debido a que pocas veces salían juntos en público. El ir juntos al cine siendo novios propició que después de casados mantuvieran esta costumbre, generalmente en compañía de otros matrimonios.

En Luzaide/Valcarlos (N) dicen que pocas veces intervenían juntos los esposos en actividades sociales. Acudían juntos a las romerías y, a veces, a los mercados donde se decidían asuntos importantes para la economía familiar. A misa iban juntos hasta la entrada del pueblo.

En el Valle de Roncal (N) dicen que las relaciones de los esposos con terceras personas estaban regladas por la costumbre y el quehacer comunitario, como por ejemplo el horneo del pan, los trabajos de vecindad, aizalan o artalan, las comidas de barrio en las vísperas de las fiestas, las ferias de ganado, y las hogueras de Nochebuena en el caso de Urzainki (N). Una ocasión de establecer relaciones solían ser las peregrinaciones o romerías, que se han vuelto a recuperar tras haberse dejado de celebrar durante años.

En Valtierra (N) se ha consignado que una forma de que los esposos mantuvieran contactos con terceros eran las relaciones comerciales.

En algunas localidades se ha hecho una descripción más ajustada a la vida en común de los esposos en las fiestas patronales.

En Bernedo (A) señalan que en las fiestas la mujer después de la misa se cambiaba de ropa, iba a la cocina y pasaba el día preparando el banquete para los invitados. El marido atendía a los invitados familiares y amigos, acompañándoles y disfrutando de los festejos. Las mujeres de los invitados, sobre todo familiares, ayudaban al ama de casa en la cocina. A pesar de todo las mujeres sacaban algún rato para acercarse al baile, pero tenían que preparar la cena. Las vísperas de la fiesta exigían bastantes labores, había que adecentar y pintar la casa, y la mujer tenía el mayor cometido. Otra tarea consistía en la matanza de una oveja para que hubiera comida para toda la fiesta. De estos trabajos se ocupaban ambos cónyuges. Hoy se compra el pan al panadero pero antes tenían que amasarlo antes de la fiesta.

En Agurain (A) en las fiestas y también en los días festivos la primera obligación era la participación en las funciones religiosas. Ambos cónyuges asistían a la misa rezada de la mañana o más frecuentemente uno de ellos a la misa mayor. El resto de la mañana la mujer, acompañada de las hijas en su caso, se esmeraba en la preparación de la comida. Después de la misa los hombres acudían al frontón a presenciar algún partido, o a jugar a los bolos, a pasear con los amigos o a la taberna. Tras la comida había sobremesa hasta que el matrimonio con los hijos pequeños iban a vísperas. Otras veces la madre acudía con los hijos a vísperas y el padre al café o al casino. Hay matrimonios que disfrutaban juntos con los hijos pequeños y en el paseo coincidían con muchos convecinos. A veces las esposas se reunían con sus amigas y paseaban todas juntas con los niños. Si hacía mal tiempo se reunían en la casa de una a jugar a cartas. En invierno, los maridos, y por su cuenta algunas mujeres, acudían al cine. También había hombres que se reunían para jugar a los bolos, a cartas o para alternar en los bares y luego se retiraban a casa.

En Allo (N) en las fiestas patronales de la Magdalena y de la Cruz en que ambos consortes salían juntos a la plaza se permitían tomar un refresco en el bar, echar un baile o ir al cine cuando había. En Sangüesa (N) con ocasión de las fiestas patronales la mujer, acompañada de su marido, iba al casino, sobre todo a bailar. En San Martín de Unx (N) los encuestados señalan que a las reuniones sociales como las fiestas patronales, romerías, etc., asistían los esposos juntos.