Leyendas relativas a la casa y a sus antiguos moradores

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En este apartado se mencionan algunas leyendas atribuidas a determinadas casas, recogidas en las localidades encuestadas, de las que un grupo importante está referido a cuevas y pasadizos de comunicación entre cuevas y casas.

En Zeanuri (B) determinadas casas tienen la consideración de antiguas e incluso originarias. En muchas de las agrupaciones de caseríos, fenómeno por lo demás común en el municipio, hay una casa considerada como la más antigua y de la que han derivado las demás. Esta casa recibe el nombre mismo de la agrupación o, a veces, se sufija a ese nombre el apelativo –zarra. En ocasiones estas viejas casas originarias están convertidas en pajar, lastategi, o edificios auxiliares de la casa.

Unas pocas casas conservan la categoría de torre, torrea: las de Axpe, Akauri, Alkibar, Altzibar, Yauri, Aranguren (Angun), Gortazar, Zulaibar, etc. Algunas de ellas son blasonadas, eskudodunek. Pero las tradiciones familiares de estas casas, en la mayoría de los casos, se han perdido en el pueblo, ya que sus familias solariegas se vincularon a la burguesía urbana hace mucho tiempo y progresivamente se han desafectado de sus casas originarias. De una de éstas, de la torre de Akauri, situada en la cofradía de Asterria y construida en piedra de sillería, con ventanas góticas, se dice que fue edificada por los moros, moroak (eg)indakoak.

Una creencia relacionada con casas-torre se refiere a la edificación de la iglesia parroquial. Dicen que el lugar de su emplazamiento, alejado un kilómetro de la plaza del pueblo, fue fruto de un convenio entre las casas-torre de Axpe, Akauri y Alkibar que fijaron para ello el punto equidistante de las tres. La casa de Axpe ha ejercido algún patronazgo sobre la parroquia hasta tiempos cercanos. Su última moradora, que habitó en el pueblo, ha recibido el tratamiento de Axpeko señorea.

Torre de Akauri, una de las casas originarias de Zeanuri (B), c. 1930. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: Fondo Felipe Manterola, con un particular agradecimiento a su nieto Mikel Manterola.

En Izurza (B) se encuentra la torre de Etxaburu. De las leyendas, la más conocida es la que ha dado origen al blasón del solar, prestándolo luego éste al ayuntamiento de la localidad. Cuenta cómo un terrible jabalí que buscaba su refugio en la cueva de Etxaburu tenía amedrentada a toda la comarca, hasta que un esforzado guerrero, Lope de Ondino, atacó a la fiera a la salida de la guarida auxiliado de una lanza y un lebrel. Sobre la cueva y el risco fundó el caballero una triunfante torre fuerte, sede de su solar que recibió el nombre de Etxaburu. Otra noticia de mediados del siglo XVI es el testamento de Pedro Basozabal donde se dicen pertenecer a su mayorazgo la casa solar y torre antigua solariega de Etxaburu, troncal de las otras dos de la familia, las de Lejarza e Izurza o Bekotorre. La de Lejarza es la única que puede certificar hoy las alianzas de los tres apellidos: Etxaburu, Ibarguen y Basozabal, por el escudo que se ha conservado sobre la puerta[1].

En el barrio de Ahedo del Valle de Carranza (B) se creía que el antiguo palacio erigido a finales del siglo XVI por Diego de Haedo y que fue derribado en 1933 y su piedra reaprovechada para levantar una nueva casa, que por ello recibe la denominación de Casa del Palacio, se comunicaba a través de un pasadizo con la cercana iglesia de San Miguel.

En Zerain (G) se han recogido leyendas relativas a gentiles que habitaron distintos lugares de la localidad. Así, los hubo que vivieron en Gaztelumendi (Aizpe); de la cueva de Leizaundi, donde vivieron gentiles, se pasaba al caserío Basaltegi. En el caserío Arrolazarra también vivieron gentiles y hoy día se muestra el lugar, muy cerca de la casa y se cuenta la siguiente leyenda:

Arrolan jentillek bizi ziran. Gose urte zan. Jentillek Naparroa joateko asmoa artuzun. Egin zaku bat, esan zien etxekorizortzi idi narrukin. Denbora joan, ta etxeko alaba, egunero iotzen zan muño gañera, ia aita bazetorren. Alako baten, an urruti agertzen zala ikusi zun, ta joan etxera, suilla udez beteta artu eta egarriz etorriko zala pentsatuz, joan zan bere billa. Alkartu ziranen, alabak aitari:

Aita murkaiz ortan utzi zazu zakue ta atsegin, uda erateko.

Zer da atsegintea?

Zakue utzi muño-gaiñ ortan, eta eotea.

Neska, ori jakin bano, Naparron dauden gari danak ekarriko nindun.

Atsegin jarri zan, eta alabak eman zion suilla udez beteta. Aitak eran antusiñ ta guzti. Alabak:

Aita antusiñe ta dana eran al dozu?

Etzekinat, bañan zamatzen bat pasatu dala eztarrin iruditu zeaten.

(En el caserío Arrola vivieron gentiles. Eran años de hambre. Los gentiles decidieron dirigirse a Navarra. Haced un saco –les dijeron a los de la casa– con la piel de ocho bueyes. Pasado un tiempo, la hija de la casa acudía a diario al alto para ver si venía el padre. En una de éstas, divisó que venía allí a lo lejos y volvió a casa, tomó la herrada llena de agua y creyendo que vendría sediento, salió en su busca. Cuando se encontraron, la hija le dijo al padre: –Padre, deja el saco en ese peñasco y descansa para beber agua. –¿Qué es descansar? –Dejar el saco en la cima y estar. –Muchacha, si hubiera sabido eso, hubiera traído todo el trigo que hay en Navarra. Se tomó un descanso y la hija le dio la herrada llena de agua. El padre se la bebió con cazo y todo. La hija: –Padre, ¿te has bebido hasta el cazo? –No lo sé, pero me ha parecido que por la garganta pasaba algo pesado.)

En el término municipal hay tres estelas: una en la calzada, junto al caserío Zabalegi, donde se dice que murieron un caballero y su caballo por acercarse demasiado al pozo, osiñe; otra junto al camino de Arrola, al lado del caserío Arrolaberri donde también se despeñó un hombre que iba montado a caballo. Al pasar por ambos lugares era costumbre rezar un padrenuestro. La tercera estela se encuentra en una pared del barrio de Aizpeas.

Parece ser que en el barrio Barbari de Zerain existieron ferrerías que en tiempos pasados se conocieron como Jentiolak o Aizeolak. Otro tanto ocurre en el barrio de Aizpeas. Cuentan que el camino de Zerain a Azpeitia no tenía pérdida, pues antes de dejar de oír el ruido que emitía el martillo de una ferrería se escuchaba lo siguiente: Tinkin tankan, Olea / Anditxe bera dago / Azpeitira bidea, (Tinkin tankan, la ferrería / por allí abajo se encuentra / el camino a Azpeitia). Existen indicios y así lo creen sus ocupantes de que el caserío de Gaztelu (Aizpeas) fue fortaleza.

En Elosua (G) se encuentra el caserío Benta que en tiempos pasados fue una de las ventas más antiguas junto con la Benta de Iturrioz. Su importancia venía dada porque se encontraba en el camino que desde la Llanada alavesa y Vitoria, recorría el valle de Leniz, por Bergara, pasaba por Elosua al valle de Urola y a la costa. La Benta de Elosua fue también casa de posta y, según la tradición, en ella pernoctó San Ignacio de Loyola en su camino a Arantzazu. Los antepasados del actual propietario compraron el caserío a los jesuitas en 1871 y el escudo de esta congregación figura en su fachada.

En esta misma localidad se ha consignado el dato de que donde ahora se encuentra la cantina en Iturriberri antiguamente estuvo la ermita de San Adrián donde se celebraban romerías y ferias. En Elosua (G) existió también el castillo de Iriaun. Hay quien dice que en la construcción de la iglesia de San Andrés, que se encuentra en el barrio de este nombre, se reutilizaron piedras del castillo, pero los informantes dicen no ser exacto el dato ya que la piedra de la fortaleza era ofita, arri beltza, y no lo es la de la iglesia.

En varias localidades encuestadas se han consignado leyendas o creencias relacionadas con pasos subterráneos que comunicaban algunas casas, cuevas y recintos sagrados.

En Bernedo (A) a una casa le atribuyen un túnel subterráneo, que nadie ha visto, pero que dicen que comunicaba con el castillo, cuyas ruinas se ven encima del casco urbano de la villa. En Agurain (A) se ha recogido la transmisión popular de leyendas sobre la comunicación subterránea entre el castillo de Guevara, la casa fuerte del palacio de Galarreta y el palacio de Vicuña. No se ha verificado la existencia de los presuntos pasadizos.

En Allo (N), a 1 km del pueblo en dirección a Arróniz, existe una cueva excavada en el ribazo sobre la que circulaba la leyenda de que a través de galerías y pasos subterráneos tenía comunicación con algunas de las casas más ricas de la villa. Concretamente, una de ellas era la de los Jiménez, de la calle Mayor. Se dice que por allí escapaban sus moradores en periodos conflictivos como guerras y ataques enemigos.

En San Martín de Unx (N) se cree que el castillo antiguo tenía sus pasadizos, pero se desconoce su trazado y su posible comunicación con las casas. Todo lo referente al castillo, con su lado de misterio, interesa a las gentes. Se ha perdido la memoria de los recuerdos históricos y de los hechos más notables de la Casa Navascués, que luego pasó a llamarse Casa Sagüés, por haberla adquirido esta familia.

En Agurain (A) se ha recogido la creencia popular de la existencia de un paso subterráneo que comunicaría las dos iglesias-fortaleza de la villa, pero no se ha podido constatar. En Apodaca (A) se decía que la ermita de San Víctor de Letona estaba comunicada con la de San Víctor de Gauna. También se ha consignado la creencia de que en las ruinas del convento de Ascoa hay enterrado un esquilón de oro. En la localidad hubo un convento de templarios.

En Bernedo (A) se cuenta que la torre de la iglesia, por cuyo interior se descuelgan las pesas del reloj, comunica con la cueva de los moros que se localiza detrás de las ruinas del castillo. También en esta localidad se ha recogido que la sacristía del cercano pueblo de Lapoblación (N) comunica con la cueva de San Julián sita en el pueblo de Angostina, a orillas del río Ega.

En Apodaca (A), en Escampea se decía que la cueva de Arrantegui comunicaba con otra cueva. Cerca del límite del pueblo con Letona existe la Cueva de los Caballeros llamada así porque, según se dice, se escondieron allí después de una batalla. En Artaza hay una cueva conocida como Cueva Las Brujas, en Echavarri-Viña se encuentra la Fuente Las Brujas. En Goizueta (N) dicen que en la torre de la casa Zibola se veían, a veces, brujas.

En Berastegi (G) se encuentra Birauneko zuloa (la cueva de Biraun), que se decía que tenía 3 km de profundidad, a cuya boca en tiempos pasados los muchachos se acercaban con mezcla de miedo y curiosidad. En Goizueta (N), en la iglesia hay un gran agujero, donde decían que habían caído niños no bautizados. Cuando caía ahí una pelota, los niños lo pasaban mal para acceder al lugar a sacarla.

La casa más antigua de la localidad

Existe una tendencia generalizada a creer o a expresar que las casas tienen mayor antigüedad de la que en realidad poseen, retrasándose en ocasiones su origen en años e incluso siglos. A veces se piensa también, con o sin fundamento real, que en el lugar de la casa que se habita existió otra con anterioridad.

En Sara (L) un informante del caserío Ibarsoro-beherea relataba que ésta fue la primera casa de la localidad (otros decían que la primera fue Haranburua) y que, habiendo pasado aquí un cazador de Bera (N), cuando la estaban construyendo, al volver a su pueblo refirió a su padre lo que había visto en Xareta (nombre del valle donde se asientan las poblaciones de Urdax, Zugarramurdi-N; Ainhoa y Sara-L). Entonces el padre del cazador expresó su contrariedad diciendo que la nueva casa, distante 20 km, estaría demasiado cercana para que pudiera haber paz entre vecinos.

En Zeanuri (B) se tiene la idea de que los antiguos habitantes del lugar se dedicaban al pastoreo y a la ganadería más que a la agricultura. En el barrio de Uribe es creencia que la casa más antigua de la localidad es la llamada Ospelarri, que es la primera a la que da el sol de la mañana. Respecto de los primeros moradores se ha recogido el siguiente testimonio: “Nik neure aititeri entzunde dotzet, Zeanurire lelengo etorri zana bizitzen kiputze zala, eta Ospelarrire etorri zala pastore, eta antxe egioala txabolea”, (Le he oído decir a mi abuelo que el primero que vino a vivir a Zeanuri era guipuzcoano, que vino a Ospelarri como pastor y que allí construyó una chabola).

En Elosua (G), en el caserío Elormendi-azpikua guardan documentación antigua de su apellido, Gabilondo, que dicen ser el más antiguo de la localidad, junto con el caserío Alberdi hoy desaparecido.

En Zerain (G) cuentan que desde la casa solar de esta localidad se vio a los parientes mayores de Lazkano venir sobre Segura. Gracias al aviso, los de Segura rechazaron la agresión, muriendo en ella el señor de Lazkano. En el muro de una casa del Arrabal se encuentra una estela recordando este hecho.

En Allo (N) se ha recogido una leyenda que atribuye a las cinco casas más importantes el ser las fundadoras de la villa. Dicen que cada una de ellas está representada en los cinco castillos que conforman el escudo de la localidad. Se trata de una leyenda sin ningún rigor histórico, toda vez que sólo una de las casas –el Mayorazgo– es coetánea al blasón que campea en la casa consistorial que está fechado en el año 1575. Las demás casas son posteriores a esa fecha.


 
  1. Gurutzi ARREGI, José Ángel BARRIO LOZA, Ander MANTEROLA. Anteiglesia de Izurza. Tradición y patrimonio. Izurtza: 1990, pp. 213-214.