Viviendas de núcleos urbanos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En los núcleos de las villas vascas las casas están articuladas formando calles que se abren a una plaza situada frente a la iglesia principal. Estas calles retienen a veces nombres medievales como yusera o susera, o nombres en euskera como artekale, goenkale o barrenkale.

Generalmente son casas de dos o tres plantas, adosadas y con el caballete de la cubierta paralelo a la fachada. Entre ellas se encuentran, en ocasiones, antiguas residencias de notables, construidas en piedras sillares y blasonadas. Así ocurre, por ejemplo, en el Duranguesado o en Elorrio (B).

En algunas villas, como Agurain (A), podemos encontrar calles porticadas con columnas que tienen dos plantas de altura y una tercera volada sobre el soportal.

Se han recogido las siguientes descripciones de edificios urbanos. Conviene tener presente que a veces no se puede establecer una diferenciación nítida entre casas urbanas y las de las poblaciones concentradas tanto de villas como de localidades del sur de Vasconia donde prevalece este modo de poblamiento.

En el centro urbano de Bermeo (B) las plantas bajas de los edificios se utilizan para instalar comercios, negocios de hostelería, lonjas, garajes, etc.

Casa urbana. Bermeo (B), 1973. Fuente: Anton Erkoreka, Grupos Etniker Euskalerria.

En las casas más antiguas, que generalmente son de una mano, las escaleras que suben de la portalada a los pisos no son de tipo caracol, de manera que en algunas casas continúan en línea recta hasta el segundo piso haciendo un descansillo en la puerta del primero.

Cerca de la puerta está la cocina, con frecuencia orientada al norte y abierta a un patio interior. Entrando por la cocina, el cuarto de baño. Antes muchas casas no tenían váter y aún ahora queda algún edificio de renta que lo tiene común. En la actualidad las casas disponen de cuarto de baño completo.

De la cocina parte un pasillo largo que lleva hasta el comedor o salón, que es el recinto más noble de la casa, orientado al sur y amueblado con lujo. En algunas casas debido a la calidad del mobiliario esta pieza sólo se usa en grandes ocasiones. A menudo da al balcón o mirador. Junto al salón-comedor, también orientado al sur, está el dormitorio principal que corresponde al matrimonio. Hoy en día cuenta con un cuarto de baño anexo. A los lados del pasillo el resto de los dormitorios, que en muchas casas antiguas solían ser ciegos.

En las construcciones modernas el ascensor se integra con la escalera. La puerta principal da a un recibidor o pasillo. La cocina se orienta al norte o da a un patio. El pasillo es más reducido en las casas modernas y todas las habitaciones tienen ventanas. El mejor dormitorio de la casa es el del matrimonio. Disponen de salón-comedor, aunque a diario se coma en la cocina o en una estancia junto a ella. Tienen cuarto de baño completo. Puede haber otro u otros cuartos de baño más pequeños.

En Portugalete (B) en el casco medieval las viviendas son profundas y con poca fachada, con escasa iluminación natural y mala ventilación ya que además algunas habitaciones son ciegas. Por el contrario, las casas del muelle viejo disponen de buena iluminación y ventilación, al no ser tan profundas y responder a un tipo más funcional. La mayor parte de las viviendas cuenta con una superficie entre 60 y 90 m2 y el siguiente tramo corresponde a las de entre 90 y 120 m2 con cuatro o cinco dependencias. El número de plantas también es variable, la más abundante dispone de planta baja, tres alturas y ático.

En esta villa jarrillera la distribución de una vivienda de la calle del Medio era la siguiente: Habitación de los padres, habitación de los hijos, que eran dos y compartían cama, habitación de las hijas, que también eran dos y dormían en una cama y trastero. Las tres habitaciones estaban ventiladas directa o indirectamente.

En el Muelle Viejo encontramos la siguiente distribución: Habitación para los padres, habitación para los dos hermanos, habitación para las dos hermanas y carente de sala. Las habitaciones eran aproximadamente de 2,5x3 m.

Piso de la calle Víctor Chávarri (del Medio). Portugalete, 1985. Fuente: Xabier Martínez, Grupos Etniker Euskalerria.

En el casco viejo de la villa de Durango (B) las casas antiguas son edificaciones de planta baja y dos o tres alturas. Están adosadas lateralmente mediante medianeras y disponen de una fachada principal orientada a la calle y de otra posterior que da a la cárcava o patio corrido por el que discurren los servicios de saneamiento municipales. Las casas de Barrenkale cuya pared posterior da al río Mañaria disponen de galerías que sobresalen sobre el río. En cuanto a la distribución interior de cada vivienda, consta de un pasillo que comunica las habitaciones que dan a la fachada principal con las de la parte zaguera donde existe, a veces, la citada galería. Junto a la misma se ubican el aseo, la cocina y el tenderete de ropa. A lo largo del pasillo y entre ambas fachadas se sitúan varias habitaciones que en la mayoría de los casos son interiores, sin ventilación directa. Fue frecuente que estas casas careciesen de cuarto de baño o de ducha hasta los años sesenta del siglo XX, sólo contaban con un retrete de madera con tapa del mismo material. El aseo diario se realizaba en la fregadera de la cocina y el baño semanal en baldes anchos y grandes de zinc.

En los bajos de las casas del casco antiguo hay tiendas y establecimientos de todo tipo. Tiempo atrás fueron ocupados por artesanos.

Casa de la Villa de Durango (B), 2008. Fuente: Archivo particular José Antonio Olea.

En Hondarribia (G) en las casas del casco antiguo, que eran mayores que las de los pescadores, cada planta era generalmente de una familia. Contaban con cocina, comedor con una habitación ciega o alcoba y dos o tres habitaciones más. Hacia los años 1950-1955 en la mayoría de las casas se modernizaron los retretes.

En Laguardia (A) la disposición concentrada de las casas planteaba problemas. La casi totalidad de las viviendas tenían como mínimo tres siglos de existencia sin que se hubiesen hecho desde su construcción reformas sustanciales, ni interiores ni exteriores, por lo que conservaban toda su fisonomía medieval. Su construcción era sólida, pero la distribución se consideraba en general defectuosa en su interior con abundandes alcobas sin ventilación directa, cocinas lóbregas, habitaciones con ventanas inadecuadas, y escaleras mal trazadas y poco accesibles. A mediados de los sesenta se consideraba que el 85% de las viviendas no reunían las condiciones suficientes de salubridad y espacio requerido. En las casas no solía haber sala de estar y el comedor, ordinariamente, se habilitaba a la vez como comedor-dormitorio.

En la ciudad de Viana (N) en las casas señoriales, tras la puerta de ingreso se abre un gran zaguán de considerable altura y amplia superficie. A los dos lados están los accesos a las cuadras, prensa para las uvas, lagar y otros locales para contener granos, paja y utillaje del campo. En el fondo unas anchas escaleras conducen al primer piso en el que encontramos grandes salones de reunión y dormitorios con techos de bovedilla. Abundan las alcobas. Las casas más importantes disponían de un oratorio. En la segunda planta solía estar la cocina, muy oscura. En el último piso los graneros, para preservar el grano de la humedad, donde además se guardaban frutas, tinajas con aceite y se almacenaba paja o servía para secadero de los embutidos.

En la ciudad de Sangüesa (N) en siglos pasados muchas casas tuvieron su bodega excavada en el subterráneo del propio solar, sus muros fueron construidos con buenas piedras y las bóvedas de medio punto también de piedra o de ladrillo y a veces con arcos de refuerzo de ladrillo. A través de una estrecha escalera de piedra comunicaba con la entrada o planta inferior de la casa.

Cuando la fachada disponía de dos puertas, a través de una de ellas, la más ancha, se accedía a las cuadras, al pajar, a la leñera, a las pocilgas y a la trasera o patio, también llamado el sitio, cuando lo había. Por medio de la otra puerta se entraba a la escalera de acceso al primer piso.

La cocina casi siempre estaba situada en el primer piso, generalmente en la parte delantera, hacia la fachada de la calle, y en menos ocasiones hacia la posterior, cuando había patio. Era corriente que también hubiera otros cuartos, a veces ciegos, llamados despensas, para desahogo y para colocar diversos enseres. Frecuentemente existía un cuarto especialmente destinado a la labor de amasar el pan. La estancia más importante, siempre orientada a la calle y con mucha luz era la sala o comedor. Así mismo, en el primer piso se ubicaban uno o dos dormitorios y alguna alcoba ciega.

En el segundo piso se situaban varios dormitorios más y varias alcobas ciegas, a veces el cuarto de amasar el pan y algún trastero. En algunas casas de ascendencia noble disponían de su propia capilla para escuchar misa.

También era una pieza importante la superior, llamada la falsa, orientada generalmente hacia el sur y en otras ocasiones hacia el oeste, y cuyo espacio abierto estaba provisto de barandillaje de madera. Era utilizada como granero para el trigo y la cebada, para las alubias y sobre todo para las manzanas. Otra función era la de secadero para los jamones, tocinos, chorizos y morcillas, además de higos y uvas. Asimismo servía de trastero para herramientas, muebles y otros objetos en desuso.

Las casas que cuentan con un recinto destinado a bodega coinciden obviamente con la zona media y sur de Navarra donde el vino cobra una mayor importancia. A menudo la bodega se halla excavada en el suelo, formando un sótano o planta adicional a la casa por lo que ésta pasa a contar con cuatro plantas. En las descripciones anteriores ya se ha citado algún caso.