Descripciones del ajuar

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Se describen a continuación ajuares de distintas épocas de varias localidades representativas del área estudiada. En primer lugar se detallan las piezas del antiguo ajuar de una cocina tal y como se ha recogido en la localidad guipuzcoana de Beasain:

1. Eltzea o lapikoa. Puchero de barro en el que se hacía el cocido diario, sustituido después por pucheros metálicos porcelanados.

2. Lurrontzia. Cazuela de barro para hacer guisados y salsas.

3. Pertza. Caldero metálico de unos 35 cm de diámetro y 22 de altura, con agarradero abatible en forma de puente. La mayoría eran de hierro forjado y se utilizaban, los más viejos para cocer los nabos y remolachas para los cerdos, y los mejores para cocer la leche ordeñada a las vacas. También solía haber alguno de cobre en el que se hacían postres, como arroz con leche, etc.

4. Errada. Herrada troncocónica de madera que se utilizaba para traer agua de la fuente al caserío. La base de unos 30 cm de diámetro se reducía a unos 20 en su boca, y estaba hecha con listones de madera sujetos con tres o cuatro cinchos de cobre. Tiene dos pequeñas asas laterales, pero al carecer de agarradero para llevarla colgando se solía transportar sobre la cabeza.

5. Zartagia. Sartén redonda metálica con mango largo que se utilizaba para freír.

6. Txokolate-ontzia. Recipiente de cobre redondo, con base esférica, tres patas y mango de madera que sirve para hacer chocolate.

7. Burruntzalia. Cazo semiesférico con mango largo, todo de metal, para servir las sopas y legumbres.

8. Pitxarra o txarroa. Jarra cerámica para servir bebidas en la mesa, agua, sidra, vino. También se utilizaba para que los niños trajeran en ella agua de la fuente.

9. Antoisina. Recipiente individual metálico porcelanado con asa, para beber líquidos. No solía haber uno por persona, sino que con tres o cuatro se arreglaban todos. La utilización de este recipiente con el mismo nombre se ha constatado en la zona rural de Deba-Mutriku, Itziar, Elosua y Zerain (G).

10. Katilua. Gran tazón cerámico que se utilizaba, casi exclusivamente para tomar talos con leche, tanto al desayunar como al cenar.

11. Erretilua o plater handia. Fuente redonda de unos 35 cm que se utilizaba para servir a la mesa el cocido, sirviéndose de ella con su cuchara cada uno de los comensales, hasta que en los años cuarenta se empezó a comer en platos individuales.

12. Platera. Plato individual cerámico.

13. Gatzontzia. Salero de madera, generalmente de forma cúbica con tapa, de unos 22 cm de lado, donde se tenía la sal para la cocina.

14. Kafe-errota. Molinillo manual de café consistente en una caja cúbica de madera, de unos 15 ó 18 cm de lado, en cuyo interior estaba el mecanismo de moler al que se giraba por medio de una palanca exterior. Se introducía el café en grano por la boca superior y se recogía el café molido en un pequeño cajón que tenía debajo.

15. Lisakina o plantxa. Plancha de hierro fundido, con recipiente, tapa y chimenea. En el interior se introducían brasas del fuego para mantenerla caliente mientras se planchaba la ropa.

16. Erratza. Había tres tipos de escobas para barrer; una de ramas de brezo y mango de madera para barrer el portal; otra fina para la cocina, que consistía en un atado de juncos, iek, sin mango; y una tercera que se usaba en los dormitorios, y estaba hecha de ramas de menta atadas a un palo largo, con lo que al barrer desinfectaba el ambiente y dejaba un olor agradable.

Piezas del antiguo ajuar de la cocina. Beasain (G). Fuente: José Zufiaurre, Grupos Etniker Euskalerria.

Vasconia continental

En Donoztiri (BN) el ajuar de la cocina comprendía la kaxa o cazo de metal donde se cocían las verduras; bertza o caldero en que se cocía la leche; eltze u olla para cocer legumbres, eltzekari; neskato o instrumento de hierro que se suspendía del llar y en el cual se colocan la sartén, el cazo, etc., para preparar ciertos cocidos o fritos; arto xigortzeko o utensilio de hierro en el que se colocaban los talos o tortas de maíz para ser tostados; platos, tazas, cucharas, kollerra, y tenedores, furcheta, de hierro, cuchillos y algunos vasos de vidrio. Algunos cazos y ollas fueron de barro cocido pero luego se sustituyeron por otros de metal que se compraban en la cercana localidad de Hazparne (L). Los utensilios de barro cocido se traían de la también vecina Ezpeleta (L).

En Heleta (BN) las piezas del ajuar recogidas son las siguientes: dupina, la olla de barro o de metal; azita, el plato; plata, la fuente de servir; goporra, el cazo para la leche; kotxua, el cuenco de madera; gatullua, la taza de café; pi txerra, la jarra, y goportea, el puchero que se colgaba de clavijas de madera, ziriak, fijas en un muro de la cocina de las que colgaban diversas vasijas. En Urepele (BN) se han consignado tupina para olla de barro; kaxo, cazo; potua, cazo provisto de mango; zimitza, cazo metálico de tres patas; errekiontzia, fuente metálica para guisados; kafeiera, molinete de café; platu, cazuela; estalgi, tapa de puchero y pasadera, embudo. En Uharte-Hiri (BN) los recipientes, ontziak, más utilizados eran: las ollas, dupina o eltzia, que servían para cocer el potaje de patatas, habas y legumbres, salda; el barreño de metal con asa exterior, kaxa, y el barreño con asa interior, kotxia; además de las cacerolas, platos, tazas y jarras.

En Sara (L) tupin era el nombre de un puchero grande de metal esmaltado que se usaba para cocer legumbres; eltze, el puchero de barro cocido y kokela una cacerola de barro provista de mango largo que servía para hacer fritos. Opor es un vaso o taza de madera, de forma cilíndrica, con un saliente horadado en un lado; gatilu es la taza de barro o de loza; asieta es el nombre del plato de loza. También se han consignado las cucharas, kulier, y tenedores, furtxeta, de metal; antiguamente era frecuente el uso de cucharas de madera que tenían cavidad oval y mango recto. La jarra de barro, pitxar, el gran recipiente de barro para transportar y guardar agua potable, pegarra, el molinete de moler café, kafe-errota, el molinillo de madera para batir chocolate, xokolat-makila, y la plancha de alisar y abrillantar la ropa, lisaburdin.

En Liginaga (Z) los elementos más comunes del ajuar de la cocina eran: caldera, bertza; herrada, ferreta; puchero de barro cocido, tipiña; cuenco de madera, kotxia; taza de madera, kotxuska; cazo de hierro, xalia; cazuela, kaxola; plato, sieta de loza; taza, bola; cuchara, kullea; tenedor, furtxeta, y tijeras, axturrak.

Bizkaia

En Amorebieta-Etxano (B) el ajuar se componía de pucheros, lapikoak; cazuelas de barro y de porcelana, kazuelak, éstas últimas disponían de una pequeña asa a cada lado y tapaderas blancas o rojas; sartén, sartana; marmita de barro, topiñe, y recipientes de cobre, kobrezko topiñek. Para comer se emplean: cuchara, kollara; tenedor, tenedora; cuchillo, kutxilloa; plato, platera; vaso, basue; botella, botillia; fuentes, fuentiak, y jarra, pitxerra. También había tazas pequeñas para el café, kikarak.

En Bedarona (B) mencionan los pucheros, lapikoak; cazuelas, kazularaka, y cazos, kazuak. Se citan también el recipiente para calentar leche, maskilue, el de cocer gachas, morokil topinie, el arca de salar la carne de cerdo después de la matanza, gatzuneskie, que en el fondo, a un lado, tenía un agujero por donde escurría, y los arcones, kaixak. Además, el molinillo de café, kafe-errotie; la chocolatera, txokolaterie; el colador de tela, telazko koladora, y el colador para hacer queso fresco, gazta freskue egiteko koladora. Más antiguamente las piedras para cocer la leche, esnie egosteko arriak. Asimismo, la plancha de hierro que se calentaba al fuego, burdinazko plantxie; había otra con chimenea en la que se introducía brasa. En Berganzo (A) se ha consignado que las planchas más antiguas eran huecas con tapa móvil y chimenea y dentro se depositaban las ascuas o escorias calientes. Luego vinieron otras macizas, de hierro fundido, que se calentaban colocándolas directamente sobre la cocina económica.

En Gorozika (B) además la marmita de hierro de tres patas, topiñe, el recipiente de metal para beber agua, txoleta; la jarra, pitxerra; la herrada, erradie, y el cántaro, kantarue, recipientes todos ellos para acarrear y guardar el agua. El molinillo para moler café, errotie; el filtro del café, iristontzie, y el colador para pasar el café una vez hecho, txotiñoa. Además en Gorozika y en Amorebieta-Etxano (B) para servir la comida se utilizan la espumadera, espumaderie, y el cazo, burduntzaldie. En Berriatua (B) el recipiente donde se hacía el cocido es topiña o topin-galdara. Los grandes recipientes de cobre donde se hacía la comida del ganado se llaman txarri-galdarak[1].

Sencillo ajuar de fuego bajo. Zeanuri (B), 1978. Fuente: Ander Manterola, Grupos Etniker Euskalerria.

En Abadiño (B) topine es un recipiente de barro con asa de hierro para cocer puerros y alimentos similares; txoleta el recipiente metálico usado para beber y medir líquidos; kikerak las tacitas de café. Los platos eran de porcelana esmaltada, cuando había invitados se usaban unos de porcelana llamados talaberazkoak, de Talavera. La parrilla se colocaba sobre un soporte conocido como sorkia, elaborado con juncos cosidos. Los recipientes metálicos de cocinar se llamaban galdeilak.

En Ereño (B) el agua se bebía en unos tanques pequeños con mango, tankie, si se bebía vino se usaba el vaso, basue. El agua se traía de la fuente en un balde que se dejaba tapado en la cocina y dentro de él había un cucharón generalmente de cobre, burruntzaldie, del que se bebía. Los vasos y cubiertos, usados en ocasiones especiales, se guardaban en el armario de la sala; los tanques para beber agua se colgaban de unos clavos de un lado del armario de la cocina.

En Lezama (B) las piezas más antiguas son: lurrezko lapikoak, pucheros de barro, y lurrezko kazulak, cazuelas de barro. Los pucheros rojos de porcelana, porzelana gorrizko lapikoak, se generalizaron muchos años después pues al principio eran demasiado caros. El ajuar se completa con: burruñezko sartenak, sartenes de hierro; basazko platerak, platos blancos de loza; basazko katilluek, tazones de barro; kristalezko basuek, vasos de vidrio; ziñezko baldea, balde de zinc; planchas de hierro, molinillo de café y mortero de madera. En casas de alta capacidad económica, cubiertos de alpaca.

En Orozko (B) se bebía directamente de la jarra, jarroa, y aunque la vajilla no tuviera muchas piezas, había platos, platerak, vasos, cucharas, tenedores, cuchillos y fuentes. La sopera y el frutero que solía haber, no se sacaban más que para el banquete de las fiestas patronales. La sal se guardaba en un cuenco de madera, gatzontzie.

En la villa de Bermeo (B), en tiempos más recientes, la vajilla de una casa se compone de sendas docenas de platos hondos, plater sakonak, llanos, azalak, y de postre. Sopera, ensaladera, frutero y dos o tres bandejas de distinto tamaño. Tazones, katilluek, para el desayuno, un juego de café compuesto de tazas y platillos, azucarero, cafetera y lechera. Cubertería de sendas docenas de cucharas, cuchillos y tenedores y otros tantos de postre. Cazo de sopa, burruntzaldije, cuchara y tenedor de servicio así como cuchillos de carne y cucharas de madera para cocinar.

En la villa de Durango (B) las casas disponen de cazuelas, esmaltadas y de aluminio, y cazos. Antes se utilizaban más que ahora las cazuelas de barro. También hay sartenes de aluminio y de hierro y una especie de plancha, popularmente llamada “Carmela”. A partir de los años cincuenta se introdujo el puchero exprés, popularmente “Rapidillo”. Vajilla completa que se usa en las fiestas, compuesta de platos hondos, lisos, de postre, fuentes, sopera, ensaladera y salsera. La vajilla ordinaria es más sencilla, de loza no decorada, también se utilizó hace muchos años la vajilla de cristal de la marca “Duralex”. Hay distintos vasos para toda clase de bebidas y licores, jarras de agua y de cerveza. Cubertería completa, antes de alpaca plateada y hoy día de acero inoxidable, espumadera, y para los guisos, cucharas, tenedores y paleta de madera.

En la villa de Portugalete (B) se ha consignado una relación muy pormenorizada de ajuar de la cocina, a saber: pucheros de porcelana, cazuelas de porcelana y de barro, pucheros de hierro revestidos interiormente de porcelana blanca, cacharros de aluminio, sartenes, cueceleches con su tapa de agujeros, puchero de hacer café, tanques y tazas, katillus, de porcelana, cubiertos, platos, ensaladera, colador de tela para el café y colador de nata metálico, parasalsas o pasapurés, mortero y mazo, cuchara y tenedor de madera, parrilla, tazones de loza y porcelana, porrón de cristal, tazas de café, vasos de cristal, azucarero, cafetera y lechera, copas de licor, jarra de porcelana para sangrías y molinillo de café.

Álava

En Abezia (A) se ha constatado la utilización en tiempos pasados de fuentes y platos de hierro recubiertos de porcelana que siempre se desportillaban; en Ribera Alta (A) llaman cosque al golpe color oscuro que quedaba tras saltar un trozo de porcelana. En esa época apenas se usaban platos, tampoco vasos, el agua se bebía del botijo de barro y el vino del porrón de cristal si bien para los más pequeños solía haber vasos o tanques de porcelana. Las tazas, al igual que las cazuelas eran de porcelana. Las cazuelas de barro eran frecuentes para cocinar ciertos alimentos. Los cubiertos más antiguos fueron las cucharas de hierro, que según señala la gente mayor, se enroñecían y había que limpiarlas hasta tal punto que acababan cortando los labios. Después vinieron los cubiertos de aluminio blanco que no pesaban. Los cucharones y cazos eran de madera y los coladores de café de tela. El disponer de vajilla de cristal y cazuelas de aluminio y acero inoxidable es posterior.

En Amezaga de Zuia (A), en otro tiempo, las ollas, pucheros y cazuelas eran de barro cocido, algunas veces esmaltados por dentro y por fuera. Después vinieron los de hierro, también esmaltados, con coberteras de barro cocido o de hojalata. Las escudillas eran de madera y barro. Las tazas y los tazones de barro esmaltado. Los platos de barro, después de porcelana y cristal. Las cucharas, tenedores y cucharones de madera de boj y luego de metal. Las jarras de lata y de cristal. Los vasos y las copas, antiguamente de madera y después de cristal. Éstas estaban reservadas para las fiestas solemnes o familiares, como la cena de la matanza del cerdo o manchorrada. Las tazas, platillos y la cafetera de porcelana, y loza estaban reservados a los juegos de café. Espumaderas, revolvedores y coladores de chapa o de tela completan el ajuar.

En Bernedo (A) la vajilla se componía de cazuelas de barro y porcelana, algunas fuentes, últimamente platos, cucharas, tenedores y cuchillos. Sartenes y barreños, éstos últimos para las labores de la matanza del cerdo. También en Añana (A) se utilizan cazuelas de barro y calderos de cobre para la matanza. En Apellániz (A) se ha registrado el uso de escubillas de madera y barro; barril, botijo; y botijón, vajilla de barro, grande, con asas y cuello estrecho; tinaja, orza, y pozales, cántaros, calderas de cobre; barreñones, grandes vasijas de barro de boca ancha; acetres y herrada.

Menaje de cocina. Añana (A), 1999. Fuente: Blanca Rescalvo, Grupos Etniker Euskalerria.

En Moreda y en Pipaón (A) confirman el dato de que antiguamente, todos comían de una misma fuente y en esta última localidad señalan que esta costumbre se mantuvo hasta los años cincuenta. Más tarde se impusieron los platos y fuentes de barro que se usaban de ordinario y para las situaciones muy especiales se reservaban los platos y fuentes de pita. También se han utilizado vasos y jarras de cristal, botijos para el agua, porrones de cristal y botas de cuero para el vino. Los cubiertos más antiguos fueron de madera, luego de aluminio, las familias pudientes disponían de cubiertos de plata, después se han impuesto los de acero inoxidable. Cuando los cacharros de cocina se “coscorroneaban” se daban a arreglar a los estañadores que eran gitanos que recorrían las calles del pueblo semanalmente con esta finalidad. También había tinajas de barro para guardar el agua que se transportaba de las fuentes públicas en calderos, baldes y cántaros. En Pipaón (A), en los años veinte, comenzaron a acudir a la localidad los alfareros que, además de barriles, cántaros y barreñones para la matanza, trajeron los primeros cuencos de barro que luego fueron sustituidos por los de zinc. Dicen que en los años sesenta se generalizó el uso del plato individual y se paso del porrón y del botijo común al vaso individual.

En época más reciente, según se ha consignado en Agurain, Añana, Berganzo, Ribera Alta y Valdegovía (A), la vajilla de los días ordinarios es de porcelana en unas casas y de loza en otras. Para el agua se utiliza el barril, botijo o jarro de barro y el vaso de cristal para beber. El vino se sirve en porrón, bota de cuero o botella y vaso de cristal. En los días festivos y con invitados se usa vajilla fina, cazos y cubiertos de alpaca, de plata y de otros materiales. Los juegos de café son de fina loza y “de China”. La cristalería es también a juego.

Gipuzkoa

En Zerain (G) con el fuego bajo se usaron calderos de cobre; calderos de hierro como la pertza, sartenes, etc., y un pequeño puchero llamado tupie; y calderos de barro cocido, de los que había dos tipos: arrizko lapiko y lurrezko lapiko. En Itziar (G) se ha utilizado un puchero llamado tupi, que era de bronce, con tres patas, asa, y tapa que se colgaba del llar; y servía para cocer castañas y asar manzanas. En Leintz-Gatzaga (G) se ha recogido también la voz topiña para designar un puchero de similares características. En Zerain (G) para el transporte del agua se utilizaban recipientes de madera, suila o errada, con aros de cobre o metal y cántaros de barro vidriado blanco, kantarua o potize, que luego fueron sustituidos por los baldes de zinc. El agua para beber se traía en jarra, pitxarra, o en cántaro, potize. Para herrada las encuestas han aportado también estas denominaciones: suila (Orexa-G; Goizueta-N), subila o sugila (Bera, Lesaka-N), sulia (la zona rural de Deba-Mutriku-G), zula, herrada, y kajetola, el disco de madera que flotaba sobre el agua de la herrada para que el líquido no cayera (Itziar-G).

Lurrezko mahaiontziak, vajilla de barro. Zerain (G), 1983. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Elosua y en Zerain (G) se ha recogido que a principios del siglo XX se comía de una fuente de barro, arrizko fuentea, colocada en medio de la mesa, valiéndose de una cuchara de madera como único cubierto. Para beber se utilizaba una pequeña vasija de cobre o latón, llamada antusiñe o antoxina, servida de la jarra de barro cocido con esmalte blanco. Hacia los años treinta se usaba ya un plato para cada comensal o un tazón de poca profundidad, katillu, también de barro cocido. Se cocinaba en fuentes de barro y se servía directamente de ellas. Después se introdujeron los cubiertos de metal y los vasos de vidrio. Para diario había una vajilla de chapa esmaltada blanca con ribete azul. También fuentes, platos, palanganas y jarras que tenían gran aceptación por su dureza. A partir de la Guerra Civil se generaliza el uso de vajilla de loza blanca industrial así como los vasos y copas de vidrio que van desplazando a los de chapa esmaltada. Para los días de labor la vajilla es sencilla de loza o de “Duralex” y se reserva la buena de loza para las ocasiones. Hay también vajillas valiosas que se transmiten de generación en generación.

En Oñati (G) mencionan como ajuar los platos, jateko ontziak; las cucharas de madera y de metal, la cesta destinada a llevar comida a la pieza, jateko otzara; la jarra de barro, pitxar, y el hierro de forma semicircular, matarraski, para limpiar la masa adherida a la artesa, oramai. Para beber agua se utilizaban uruntzixa y el botijo o murkua; la bota para el vino. La jarra de porcelana o barro se denomina pitxarra; los tazones, katilluak. En la década de los sesenta se introdujeron las baterías de cocina y el acero inoxidable en la cubertería. Hoy día hay gran variedad en cristalerías, baterías de acero inoxidable con fondo grueso, ollas rápidas y sartenes de “Tefal” en las que no se pega la comida.

En Astigarraga (G) se conocen la vajilla de diario que se tiene en la cocina y otra más antigua de porcelana, herencia familiar, que se guarda en una vitrina o en el armario del piso superior de la casa. Ésta se utiliza en Navidad y en ocasiones señaladas. Además hay un juego de cristalería y otro de café que solían ser regalo de boda de la madre del matrimonio propietario de la casa al hijo o hija que se casaba a ella.

En Ezkio-Itsaso (G), antiguamente, se usaban vasijas de barro, buztiñezkuak eta arrizkoak, y de hierro colado, tupikia, y calderas metálicas, que luego fueron sustituidas por vasijas de porcelana. Los platos y las fuentes de barro fueron relevados por los de porcelana. Las cucharas, kutxarak, y los tenedores, ao-sardak, que fueron de madera, pasaron a ser de metal. En Berastegi (G) se han constatado los siguientes elementos: cazos, burruntzaliak; jarras, txarroak; tacitas, kikarak; botellones de cristal, pitxarrak, y aceitera, olio-ontzie. Además platos, cuchillos, tenedores y cucharas.

Navarra

En Sangüesa (N) los enseres que no faltaban en la cocina eran las chocolateras, pucheros metálicos de diversos tamaños, entre ellos el llamado tupín de hierro con tres patas y largo mango, almireces de bronce, cucharas y tenedores metálicos y de madera de boj, platos, fuentes, tarteras y pucheros de barro, vasos de vidrio, vajilla, el porrón o la bota, algún calentador, las tinajas para el agua y el aceite, herradas metálicas o de madera para traer el agua. Cuchillos de diversos tamaños, el mayor para cortar el jamón, alguna navaja, el hacha pequeña también llamada por influencia aragonesa segureta o astral. Sartenes de hierro de diversos tamaños, la denominada cujar era la más pequeña y se utilizaba para freír un solo huevo. En Romanzado y Urraúl Bajo (N) se recuerda el uso de la sartén pequeña o cujar y tanto en esta localidad como en Apellániz (A) también los tupines. En Mélida (N) hay constancia del empleo del segur, o en diminutivo segureta. En Sangüesa agregan que había botijos de tierra color marrón con barniz brillante y otros blancuzcos sin barniz que transpiraban mejor. El porrón era de vidrio y, a veces, el corcho iba atado al cuello mediante una cuerda. Los cubiertos, cucharas y tenedores, fueron de peltre (aleación de zinc, plomo y estaño) y también de aluminio. En días señalados se sacaban los de plata o alpaca plateada. Había cucharas de madera grandes para guisar o probar los alimentos y otras de menor tamaño para comer alguna vianda como las migas. Los cuchillos se utilizaban poco, uno grande para cortar el pan y otro para partir el jamón; a veces los hombres de edad utilizaban su propia navaja. Las llamadas licoreras se componían de una botella esmerada de vidrio, rellena de moscatel o vino dulce, de copas de pequeño tamaño y de poca capacidad y de vasitos.

En Ezkurra (N) antiguamente se utilizaron estos elementos: kaxo, el cazo de beber agua; perrata, la herrada de madera con aros de hierro; bozola, vasija de zinc para agua; kaxula, la taza; kortxo, taza de madera; kaiku, cuenco de madera para leche y abatza, vasija de madera para la leche.

En Izurdiaga (N) a comienzos del siglo XX todavía se empleaban los platos de barro royo, katillubek; para beber se utilizaban unas jarras pequeñas, eltxetuek; para hacer cocidos se recurría a diversos recipientes todos de barro, elziek; la grasa de cerdo, sain, se guardaba en un recipiente que era una variedad de jarra. Este ajuar se adaptaba bien al fogón ya que el barro conserva bien el calor de las brasas y consigue que la comida se cocine lentamente. A partir de los años veinte, con las cocinas económicas, los pucheros pasaron a ser de metal (hierro o aluminio) y en los cubiertos se introdujo la novedad del tenedor para pinchar la carne y para las verduras. En Bera y Lesaka (N) se han consignado como elementos del ajuar, nabala, cuchillo; flatera, plato, y pitxerra, jarra.

Aparador de cocina. Eugi (N), 1997. Fuente: Inmaculada Ávila, Grupos Etniker Euskalerria.

En Allo (N) los cubiertos más corrientes eran de pote blanco, algunos llevaban un bordillo coloreado en azul, rojo o verde. En las casas ricas, y también en otras, para las ocasiones especiales, había una vajilla “de China”, consistente en platos y tazas de porcelana blanca, muy fina y brillante. Para el desayuno se utilizaban grandes tazones o escudillas de pote blanco. Las personas mayores merendaban a veces con una pequeña taza o jícara, también de pote. Los vasos se usaron poco y eran de vidrio. Los licores se tomaban en pequeños vasos de grueso cristal en la base. Se bebía agua del botijo o rallo y el vino de la bota, ambos se bebían “a gargalleta” pero los niños, y a veces también los mayores, bebían directamente de la tinaja donde se guardaba el agua de la fuente, sirviéndose de un vaso. La cubertería era de aluminio o estaño, algunos tenían de metal con baño de plata, y en las casas más ricas de plata para las ocasiones.

En Aoiz (N), en las casas de la villa, para beber se utilizaban vasos de vidrio que antiguamente tenían unos gruesos pies redondos o cuadrados. Los de agua eran de cristal fino. Para la leche y los zumos se utilizaban grandes copas, de cristal muy grueso, decoradas con líneas verticales en forma de vértice o con escamas. Los licores se servían en pequeñas copas, talladas o no, de forma cónica u oviforme. Los juegos de café eran muy finos y constaban de cafetera, lechera, azucarero, tazas y platos. También eran muy utilizados los “Tú y yo”, y los servicios unipersonales que consistían en una taza muy grande con la bandeja a juego. Había también juegos de chocolate y jícaras. Las bandejas solían ser cuadradas, de madera y otras más antiguas eran de latón repujado, representando motivos vegetales, de forma ovalada, redonda o cuadrada. En las mesas elegantes se ponían palilleros y vinajeras. Otro elemento frecuente hasta mediados del siglo XX fue la compotera, que era un pequeño recipiente en el que se servía la compota o en los que se guardaba y servía el dulce, en cuyo caso disponía de tapa.

En esta misma localidad navarra de Aoiz (N) se han consignado los siguientes datos respecto de la evolución de las planchas: las primeras eran de hierro, muy pesadas y se alimentaban con carbón. Eran barquiformes, la parte inferior que era alta y hueca servía de depósito para introducir las brasas calientes. Se tapaba con una plancha fina que disponía de asa de madera para su manejo y un tubo en la parte estrecha para que regenerase el aire y no se apagaran las brasas. La plancha solía apoyarse en una rejilla. En el primer tercio del siglo XX se introdujeron unas planchas más ligeras, también de hierro, que se calentaban poniéndolas sobre la plancha caliente de la cocina. El asa era también de hierro. En los años cuarenta comenzaron a utilizarse las planchas eléctricas. Eran de metal, con las resistencias en la parte inferior y en la parte trasera disponían de un enchufe de donde partía el cordón que se enchufaba a la red eléctrica. Las planchas eléctricas modernas son de los años sesenta y setenta. Después se han impuesto las planchas de vapor.

En Murchante (N) en la cocina se encontraban las tinajas que eran grandes, de barro y en las que se almacenaba agua. Los cántaros se usaban hasta los años treinta para coger agua, bien del río o del aguador. Los más antiguos eran de barro, de unos 70 cm con cuello pronunciado y suavemente ovalado, y fondo plano. Los de zinc, más modernos, tenían cuello pronunciado, dos asas, panza alta y fondo plano. Algunos para el agua utilizaron grandes cubos de madera. Antaño, salvo las familias pudientes, por lo general no solían tener vasos, como mucho uno del que bebía toda la familia. Durante las comidas acostumbraban a beber del rayo, un recipiente de barro de boca ancha y pequeños agujeros a su alrededor, una gran panza de la que sale un pitorro a media altura y fondo plano. Menos utilizado era el botijo.


 
  1. Jabier KALZAKORTA. “Resurrección M.ª de AZKUE: Sus notas de campo en Zeanuri, en febrero de 1932” in Etniker. Núm. 14 (2005) p. 229.