La fresquera y su evolución

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La fresquera era una caja de madera, colgada o colocada junto a una ventana en un lugar fresco de la casa, en el lado norte de la casa cuando se podía, protegida por una malla, red metálica o cortinillas en el frente de forma que permitiera la circulación del aire y evitara que las moscas y otros insectos tocaran los alimentos. En ella se guardaban la leche y otros productos perecederos (Abezia-A; Valle de Carranza, Portugalete-B; Aoiz, Eugi, Monreal, Valtierra-N). Una habitación fresca podía también tener la consideración de fresquera o estar situada en la bodega de la casa.

En Elgoibar (G) señalan que si había sitio colocaban dos fresqueras: la de arriba con red daba al exterior y estaba orientada al norte para la mejor conservación de los alimentos. En la de abajo se guardaban los pucheros y las cazuelas. En Bedarona (B) se ha constatado la existencia de la fresquera, freskerie, que en la parte superior disponía de dos puertas protegidas con red y en la parte inferior dos armarios. En Bermeo (B) en el núcleo urbano la cocina, abierta a un patio interior, tiene una o dos ventanas debajo de las cuales se situaba la fresquera, que consistía en un cajón con una rejilla y un enrejado de madera por fuera, así como dos puertas hacia la cocina.

En Murchante (N) señalan, además, que en muchas casas acondicionaban la ventana de la cocina como fresquera. Aprovechaban la anchura del alféizar interior, colgaban de la pared una malla y cubrían el hueco. Allí dejaban los productos a la fresca. En esta localidad navarra también ha habido costumbre de colocar la fresquera en el corral y en el granero.

Fresquera. Carranza (B), 2011. Fuente: Miguel Sabino Díaz, Grupos Etniker Euskalerria.

En Moreda (A) también se aprovechaba el frescor que se almacenaba en los muros de piedra debido a su grosor. En ellos se hacían unas a modo de ventanas que servían de fresqueras. Por la parte interior disponían de un cristal a modo de abertura y hacia la calle de una red o malla para proteger los alimentos de las moscas y otros insectos. Se guardaban tanto alimentos frescos como precocinados que se acababan de elaborar cuando iban a ser comidos.

En Aintzioa y Orondritz (N) han consignado que cuando una de las dependencias de la casa era especialmente fría por su orientación u otra característica, se destinaba a fresquera, o sea, se destinaba a habitación donde se almacenaban los quesos, los perniles, etc.

En Aoiz (N) se han recogido los siguientes datos respecto de los aparatos de enfriar y conservar los alimentos: En tiempos pasados, tal y como se puede observar todavía en algunas casas, a uno o a ambos lados de las ventanas de la fachada norte se encuentran unas piedras planas, a modo de losetas, donde se colocaban los alimentos perecederos de menor tamaño o comida cocinada para que se mantuvieran frescos. Más tarde se impusieron las fresqueras. Se trataba de pequeños muebles con armazón de madera con red metálica a los lados para evitar la entrada de insectos pero que permita la entrada de aire. Se colocaban a un lado de la ventana que estuviera orientada, a ser posible, al norte. En los años sesenta se introdujeron los frigoríficos, al principio sin congelador, y en los ochenta con congelador. Ha sido típico de esta localidad hasta tiempos recientes refrescar las bebidas en pozos que había en todas las bajeras de las casas antiguas. Se aprovechaban las aguas freáticas que pasan por debajo, a temperatura fría. Se practicaba un agujero y por él se descolgaban las botellas metidas en una red o enganchadas a una cuerda.