Sitio que ocupa y forma del horno

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Saltar a: navegación, buscar

Según los datos recogidos en las encuestas parece que es más antiguo el hecho de que el horno doméstico de cocer el pan se ubicara en la cocina o en una dependencia próxima pero con la boca dando a la cocina, que el que estuviera en un edificio exento. También podía situarse en la última planta de la casa, en el desván o sabayau.

Es posterior por tanto, aunque ha gozado también de gran extensión y ha convivido con el modelo anterior en el tiempo, el horno ubicado en una pequeña edificación, pegada a la casa o independiente de ella, pero siempre próxima a la misma.

Es común que el horno tenga forma redonda, semiesférica, erdipurdiko eittura, en Telleriarte (G); cuando estaba exento iba dentro de una caseta con tejado a dos aguas.

El horno incorporado a la cocina o a una dependencia adjunta según los datos recogidos en nuestras encuestas es más propio de Álava, Navarra y Vasconia continental. El horno exento es más común en Bizkaia y Gipuzkoa, y también se encuentra en Iparralde.

Hornos en la cocina o adosados a la casa

En Monreal (N), a menudo, en el patio trasero las casas contaban con una masandería con el horno de cocer pan.

En Abezia, Apodaca, Berganzo, Valdegovía y Valle de Zuia (A) se ha recogido que el horno, generalmente, se encontraba en una habitación anexa a la casa que se adivinaba fácilmente desde el exterior debido a su forma circular y a su tejado independiente; en Apellániz (A) estos hornos eran conocidos por pelota. Existía también la posibilidad de que formara parte de la casa sin que se percibiera su existencia en el exterior. La boca del horno solía mostrarse en la cocina y, sobre todo, en la recocina.

En Bernedo (A) el horno, por lo general, abría la boca pegando al fogón a la altura de 1 m que era también la altura del suelo del horno. Así se aprovechaba la campana y la chimenea de la cocina para el escape de humo del horno. En algunas casas lo tenían en el desván. El horno estaba montado en una dependencia contigua a la pared que ocupaba el fogón en la cocina. En Berganzo (A) se colocaban en la cocina junto al hogar, unos incrustados en la pared del fondo del mismo, y otros en uno de sus laterales.

En Moreda, Pipaón y Ribera Alta (A) la forma exterior del horno era semicircular algo ovalada. En Moreda, la mayor parte de los hornos particulares estaban ubicados en la planta baja de la casa, detrás de la entrada; otros estaban instalados en la primera planta en la cocina, junto al fogón. En Pipaón, en la mayoría de las casas el horno estaba en la cocina, en algunas en el tablao, desván. En Markinez (A) el horno estaba en la misma o en alguna otra pieza.

En Itziar (G) unos hornos estaban fuera de casa, adosados a la pared de la misma, de suerte que la boca, ataka, se abriera en un muro cerca del fogón. En Ezkio-Itsaso (G), la boca del horno se abría a veces en una de las paredes de la cocina, precisamente debajo de la campana de la chimenea. En Beasain (G), en unos caseríos, el horno se hallaba dentro de la casa, en una pieza o cobertizo anejo a la pared de la cocina en la que está el hogar, con la boca precisamente junto a éste, a 1 m del suelo aproximadamente. En Oiartzun (G) en unos pocos caseríos se veía adosado a la pared y en otros separado de ella un pequeño cobertizo donde estaba el horno, pero ya en los primeros decenios del siglo XX no se utilizaba. En Orexa (G) está situado junto a la puerta o en la cocina cerca del fuego bajo. En la zona rural de Deba-Mutriku (G) también era frecuente que en una de las paredes de la cocina se hallara la boca del horno de hacer pan. En Oñati (G) tenía forma de iglú y generalmente estaba cerca del fogón; si estaba fuera comprendía las siguientes partes: el horno propiamente dicho y la parte anterior, labe-gela, donde se situaba la mesa para hacer la masa, uramai; el destino es hacer la hornada, labe-su.

Horno de pan anejo a la pared de la cocina del caserío Unzain. Beasain (G), 1983. Fuente: José Zufiaurre, Grupos Etniker Euskalerria.

En Abadiño (B) hay constancia de caseríos que tenían el horno de elaborar el pan en la cocina. En el Valle de Carranza (B) en algunos casos se halla incorporado al caserío en una fachada lateral y en contadas ocasiones, dentro de la casa. En Elgoibar (G) el horno, de forma redondeada o abombada, generalmente suele estar unido al caserío por la parte exterior en uno de los costados de la fachada principal, cerca de la cocina en la planta baja. En Elosua (G), a veces, el horno estaba situado en el zaguán. En la zona rural de DebaMutriku (G) y en Zerain (G) adosado a la casa. En Berastegi (G) lo describen como un casco grande adosado a la fachada. Se accedía a él desde un lateral de la cocina por donde se abría un hueco. Algunos caseríos de Ataun (G) contaban con pequeños saledizos cerca del portal que abrigaban los hornos de cocer el pan y en una pared cercana al hogar estaba, a veces, la boca del horno. Igual dato se ha consignado en Ezkio-Itsaso (G) donde señalan que más antiguamente era general el horno con la boca fuera de casa, sea que estuviese adosado a ésta o que estuviera independiente de la casa.

En Améscoa (N) en todas las casas grandes había un cuarto dedicado exclusivamente a la elaboración del pan, la masandería. No tiene sitio fijo, generalmente se halla en el primer piso pero también se puede encontrar en la planta baja o en el desván. En las casas en que escasea el espacio, el horno va pegante a la cocina, en el exterior, pero con la boca abierta a ella. En muchas casas el horno está ubicado en el exterior, adosado a la fachada con forma de medio cilindro y con casquete de tejas. En Aintzioa y Orondritz (N) el horno estaba situado en la cocina o en alguna despensa cercana. En Bera y Lesaka (N) el horno estaba formando un saliente en la parte trasera de la casa, o a un lado. En Allo (N) se recuerda que tenían forma semiesférica, como de “media pelota”, con un pequeño ventanillo, estaban enlucidos con cal y ocupaban algún rincón del piso alto de las casas. Se ha conocido también en estado ruinoso un horno familiar con la boca a ras de pared en la planta baja de la casa, en una dependencia situada junto a la cocina.

En Aria (N) la entrada del horno se encuentra normalmente debajo de la campana de la chimenea y el cuerpo del horno es saliente apreciándose desde el muro exterior de la casa. A veces se encuentra en un muro del irindei. El cuerpo, en el exterior, se cubre con un tejado de teja o tablilla y tiene debajo, a veces, un hueco de dos pisos de los cuales el más bajo se destina a cochiquera, txerrientei, y el interior como depósito de leña, egurtegi.

En Artajona (N) en las casas que había sitio abundante el horno se construía en los graneros del segundo piso aunque era más común habilitarlos junto a la cocina, en el primer piso. En los años cuarenta se construyó un horno familiar saliente y voladizo al exterior del primer piso de una casa. La planta puede ser ovalada (las medidas de uno de ellos son de 1,60 m de largo por 1,20 m de ancho y 0,60 m de alto) y los de construcción más moderna tienden a ser circulares, de 1 m aproximadamente de diámetro.

En Eugi (N) el horno se situaba en un rincón de la cocina y el interior era apreciable por una pequeña ventanilla de hierro encima de la cocinilla de leña por la que se introducía y sacaba el pan. Al exterior el horno ofrecía el aspecto de una bóveda de piedra de media naranja sostenida por cuatro pilares de madera que hacían que el horno quedara a la misma altura que la cocina. En Ezkurra (N) el horno iba adosado a la casa de suerte que la boca del horno, labe-zulo, se abría a la cocina. En Izurdiaga (N) el horno era externamente de forma cuadrangular, todo él estaba en la cuadra menos la boca que daba a la cocina.

En Monreal (N) recuerdan que el horno estaba situado cerca de la cocina. Era de forma circular y la bóveda daba a otra habitación contigua. Tanto el horno como la masandería se encontraban en el último piso de la casa con la finalidad de que la chimenea tuviera salida directa al tejado. En Lezaun (N), generalmente, ocupaba un ángulo de la estancia del pajar llamada masandería. En Mirafuentes (N) presentaba forma abovedada y se hallaba localizado normalmente en el granero de las casas. En Obanos (N) era de forma semiesférica, construido de adobe y colocado sobre un soporte de madera y yeso, una especie de rinconera. Solía estar en el último piso de la casa.

Horno de pan en el desván de Casa Ulpiano. Obanos (N), 1998. Fuente: M.ª Amor Beguiristain, Grupos Etniker Euskalerria.

En San Martín de Unx (N), el horno familiar se situaba en uno de los graneros del último piso. No era muy grande, de 1,40 m de luz y 0,75 m de alto, por lo que a veces no era necesario el tiro y sólo se le hacía un escape de humos por encima de su puerta, todo en una sola pieza. Se colocaban siempre en un rincón para aprovechar mejor el espacio de la habitación; la ceniza se echaba en un hueco al que llamaban cenicero. En Sangüesa (N) los hornos se ubicaban en el piso superior y eran de planta circular con bóveda de yeso y ladrillo.

En Romanzado y Urraúl Bajo (N) el horno era semiesférico y solía estar en el sabayau, donde lo hubiera, si no en el primer piso o en la planta baja. Algunas veces se ubicaban en la cocina. Los hay también exteriores, protegidos por un tejadillo o cubiertos completamente, una abertura en el muro coincide con la boca del horno que da también a la cocina. El horno es cerrado, los humos salen por la boca y los recoge la chimenea.

En el Valle de Roncal (N), en la primera planta de la casa podía estar también el horno de pan incrustado en la pared, en un cuarto especial, visible en el exterior de la casa, colgando sobre la calle. En el mismo cuarto estaba también la masandería. En Aurizberri (N) unos hornos eran interiores y otras formaban un saledizo fuera de la casa con la entrada por dentro.

En Donoztiri y Uharte-Hiri (BN) el horno, labe, en otro tiempo, estaba frecuentemente adosado a uno de los muros de la casa, de suerte que su puerta se abría junto al fogón de la cocina. En las casas donde el horno se hallaba en la cocina al ajuar de ésta se agregaban los utensilios propios de aquél. En Amikuze (BN) el horno estaba adosado a la casa o situado frente a la fachada principal. En Sara (L) lo más frecuente era que el horno formara parte de la cocina o que en uno de los muros de la cocina, cerca del fogón, tuviera su portezuela. La forma es de casquete esférico. En Liginaga (Z) en algunas casas el horno tiene su portezuela, labe-borta, en un muro de la cocina; en otras se halla detrás del edificio.

Horno adosado a la casa. Sara (L), 2011. Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.

Hornos exentos

En Andraka (B) el horno está situado delante o a un costado de la casa. Va dentro de una pequeña construcción, en el centro o en un costado de ella, con tejado a dos aguas cubierto con teja curva, siendo común que se acceda por una puerta que se encuentra en la parte delantera.

En Amorebieta-Etxano (B), el horno tiene forma de casquete esférico, sobre un soporte de 1 m de altura. Se ubica dentro de una edificación pequeña de tres paredes y tejado a dos aguas que, generalmente, se encuentra delante de la casa, a uno de los lados y separado algunos metros de ella. En Bedarona (B) se encuentra o bien exento dentro de una construcción de piedra o chabola, con techo de paja o bien adosado a una pared de la casa, a menudo en la fachada, en una tejavana abierta. En Bermeo (B), normalmente, el horno, de forma semiesférica, está situado delante o a un lado del caserío, cubierto con un pequeño tejado. En Ereño (B), frente a la casa se encuentra una chabola, etxaurreko txabolie, compuesta por tres departamentos; el central y más grande está ocupado por el horno y a ambos lados hay dos habitáculos menores donde están el cerdo y el burro respectivamente. En Abadiño, Orozko y Zeanuri (B) el horno es una edificación pequeña, separada de casa o adosada a ella. El espacio anterior al horno en las dos últimas localidades se llama labaurrea.

En el Valle de Carranza (B) los hornos, de sección semiesférica, generalmente han estado emplazados en edificios exentos cercanos a las casas. En Trapagaran (B) el horno estaba situado cerca de la casa. Estaba protegido por una chabola que se extendía desde la trasera de la bóveda hasta unos dos o tres metros de distancia de la boca del horno. En la parte delantera quedaba un espacio que se utilizaba para amasar y donde se localizaban la desga o artesa, la pala y el combustible. Según el tamaño que tuviera la chabola se usaba también para otros menesteres, tras la bóveda se utilizaba como cuadra de animales pequeños.

Horno de pan exento. Carranza (B), 1985. Fuente: Miguel Sabino Díaz, Grupos Etniker Euskalerria.

En Astigarraga (G) el horno consistía en una pequeña construcción exterior hecha de piedra y adosada a la fachada trasera de la casa. En Beasain (G), en ocasiones, se encuentra a escasos metros del portal dentro de una pequeña chabola exenta, ocupada por el horno. En Elosua (G) los caseríos cuentan con un horno independiente, labesue, que suele estar dentro de un edificio con cubierta a dos aguas, prolongada por uno de los lados para resguardar la leñera. Las paredes de este edificio son de mampostería de piedra, la cubierta de tejas y el armazón de madera. En Ataun, Oñati, Telleriarte y Zerain (G) los datos recogidos son similares. En Itziar (G) algunos hornos consistían en pequeños edificios llamados laba-aldiak, situados cerca de las casas. También en Artajona (N), donde además señalan que este emplazamiento parece una solución más moderna. En Luzaide/Valcarlos (N) lo más común es que los hornos, que tienen forma de casquete semiesférico, sean exentos y ocupen un lugar cubierto próximo a la vivienda; en algunas casas están adosados a una pared exterior.

En Mélida (N), en dos o tres casas había pequeños hornos domésticos para hacer pan. Se trataba de pequeños edificios de planta rectangular situados en el corral, que se construían apoyándose en una de las paredes del mismo. El techo era de teja y las paredes de adobe. Tenían una puerta central y una pequeña ventana. La estructura tenía forma de huevo.

Horno anexo a la casa Aldekoa, Arraioz (Baztan-N), 1999. Fuente: Marisa Picabea, Grupos Etniker Euskalerria.

En Heleta (BN) el horno ocupaba generalmente un lugar fuera de casa, sólo dos casas lo tenían dentro.También en Iholdi, Irisarri, Urepele (BN) y Ainhoa (L) era una construcción cercana a la casa. En Garazi (Saint Michel) (BN) era un edificio circular exento, próximo a la casa, construido en piedra, con bóveda alzada de ladrillo y puerta en el frente. En Ortzaize (BN) el horno es de casquete esférico y se encuentra dentro de un pequeño recinto con tejado a dos aguas. En la parte delantera había un espacio donde se ubicaba la mesa para dejar los panes, ogi pausagia taula. En Donoztiri (BN), con el tiempo, el horno pasó a ser una construcción separada de la casa.

En Sara (L) una modalidad de horno era que se ubicara en un pequeño cobertizo conocido como labatei, lugar del horno, con techo a dos aguas. Algunas veces se hallaba adosado a la casa, en un lado del lorio o portal abierto; otras, en un lugar algo separado de ella.

En muchas localidades alavesas se ha recogido que, aunque no era lo común, en algunos casos el horno podía ser independiente de la casa y ubicarse en sencillas construcciones exentas pero próximas a ella. Así se ha constatado en Abezia, Apodaca, Pipaón, Valdegovía y Valle de Zuia (A). En Ribera Alta (A), en algunos casos, el horno se encontraba en una construcción cercana, a veces compartiéndolo entre dos casas.