Gipuzkoa

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Gipuzkoa volvemos a encontrar en la casa rural una distribución con la cocina en la planta baja y cercana a la cuadra. Esta situación es prácticamente general en todo el territorio.

Goierri

Las primeras descripciones corresponden a la comarca del Goierri.

En Ataun, según Barandiaran, las casas de labranza eran con frecuencia de dos viviendas, cada una con su puerta independiente. Las nuevas cuando esta encuesta se realizó a mediados de la segunda década del siglo XX eran de una sola. Bajo el mismo techo se hallaban generalmente la vivienda, la cuadra, el pajar y el estercolero.

La planta de la casa era por lo regular un rectángulo; su nombre era etxe oroia.

En las casas de tipo Zubiaurre se hallaban en la planta baja la puerta principal, atariko ate, el vestíbulo, karrera, la cocina, sukalde, y los dormitorios, apusuntu, y además, en la parte zaguera: la cuadra, ikullu, la pocilga, txerritegi, y el estercolero, simaurtegi, junto al cual solía haber un espacio para la hojarasca, helecho, etc., denominado iñurkiñ, destinado al lecho, azpi, del ganado. Estas casas no tenían más que un piso al que se subía por una escalera, eskillara, generalmente de un solo tramo, cuya caja se hallaba cerca de la cocina y del vestíbulo. Este último piso estaba destinado a desvanes, ganbara, generalmente dos, uno para el grano y el otro para la paja, ambos separados por un tabique de tablas. En el desván, a metro y medio o dos de altura, se alzaba un piso accidental y secundario, sapai, que consistía en una serie de palos recios, txaga, apoyados en vigas que se enlazaban a los postes del edificio. Se destinaba para la paja, sobre todo para la de maíz. Desde finales del siglo XIX se construyeron dormitorios en la planta principal de estas casas; a tales dormitorios los llamaban koarto.

En las casas de tipo Akotain había dos pisos. La planta baja estaba destinada a vestíbulo, cocina, caja de escalera, cuadra y estercolero, o sólo a estos tres últimos departamentos. En el primer piso estaban los dormitorios, el sitio para las mazorcas de maíz y las gavillas de trigo, o también la cocina y mandio, espacio destinado a hojarasca, castañas, aperos, etc., con puerta al exterior cuando la casa estaba en ladera. En el piso de arriba, ganbara, se situaban el pajar y un departamento para granos. El vestíbulo, karrera, servía para tener los aperos de labranza y el carro, además era un lugar de trabajo y a veces servía de comedor.

Perunezarra, casa tipo Zubiaurre. Ataun, c. 1925. Fuente: José Miguel Barandiaran, Grupos Etniker Euskalerria.

Las casas de tipo Perune eran también de dos pisos: tenían su distribución como las del tipo anterior pero era más frecuente en ellas el mandio en el piso principal con puerta exterior a la cual se subía por un camino en rampa; además había un retrete en el mismo piso. También era más frecuente en ellas la cocina en el piso principal, en cuyo caso la puerta de entrada solía estar también en el mismo piso. El acceso a ella era fácil cuando la casa estaba en cuesta, que era lo ordinario; cuando no, se hacía un camino o escalera de piedra. En el caso de estar la cocina en el piso principal, la planta baja se destinaba a cuadras, pocilgas y estercolero, con puerta exterior y escalera a los pisos. No había vestíbulo espacioso, karrera, después de la puerta principal, al menos en las casas más modernas, sólo había un pasillo estrecho que llamaban entrara. La cuadra y el desván comunicaban por medio de un tubo ancho, kajea, hecho con tablas, cosa que se iba adoptando en todas las casas; por él descendía desde el desván el heno, paja, etc., para el ganado. El desván en las casas del tipo Perune era como en las otras.

Perunezarra renovado, casa tipo Perune. Ataun, c. 1925. Fuente: José Miguel Barandiaran, Grupos Etniker Euskalerria.

Barandiaran también hace mención a las casas de los aittelumes o artesanos, que presentaban en la planta baja vestíbulo, cocina y taller y en el piso superior los dormitorios. En las de los obreros de talleres y fábricas: pequeño pasillo, cocina, sala de estar, dos o tres dormitorios y algún cuarto para trastos.

En esta misma población guipuzcoana Arin Dorronsoro realizó varias descripciones detalladas de casas a mediados del segundo decenio del siglo XX. Se podía distinguir entre caseríos de una familia o de dos o más.

Uno de los modelos de distribución de las casas de estilo antiguo, perteneciente a una única vivienda, era Barretxe. Entrando por la puerta principal tenía un departamento que llevaba el nombre de karrerea, vestíbulo, y de allí partía toda la distribución de la planta baja. A la mano derecha había una puerta que daba a una de las cuadras y al frente otra a través de la cual se accedía a la segunda cuadra, que era donde estaba el simaurtegi, estercolero. Al lado izquierdo tenía un pequeño local que venía a ser como una prolongación del vestíbulo, y allí había un horno, labea; la escalera para el piso principal, y tres puertas, una de las cuales daba a la cocina, sukaldea. En las demás casas de este tipo de construcción el vestíbulo comunicaba con la cocina, y ésta con los dos dormitorios, los cuales quedaban aislados de las cuadras y del vestíbulo y recibían el humo de las cocinas, casi todas ellas sin chimenea hasta finales del siglo XIX.

Barretxe, casa de una vivienda. Ataun, c. 1926. Fuente: Juan Arin Dorronsoro, Sociedad de Eusko-Folklore (1925-29).

En la planta principal había un local cerrado donde se guardaban los granos. Se le llamaba ganbara txiki, desván pequeño, y ordinariamente se situaba sobre los dormitorios.

El ángulo que el tejado formaba en el caballete era causa de que el techo del desván tuviese mucha elevación al par de éste, y ese punto se aprovechaba para sapai, especie de pequeño piso que se improvisaba entre el desván y el techo.

Estas casas primitivamente no tenían más que dos dormitorios y ellos en la planta baja, y si, como cuando se realizó esta encuesta, había algunos en la planta principal, como el llamado koarto berri de Barretxe, eran de construcción reciente. El caserío antiguo de Kalakesene y algunos otros tuvieron sólo un dormitorio.

En cuanto a los caseríos de dos viviendas, karrerea era el vestíbulo en el centro de la planta baja, separando las dos viviendas que estaban a ambos lados del mismo. Cada vivienda tenía su cocina con comunicación a los dormitorios, que como se ha dicho en la distribución de las casas de una vivienda, solían ser dos. Los tres dormitorios de la planta principal de Munduate fueron construidos cincuenta años antes, fecha en que se casó el hijo heredero de la casa. Las habitaciones que estaban en comunicación con la cocina servían de despensa y se colgaban de sus techos chorizos, carne de cecina, mantecas, quesos, etc.

Munduate, casa de dos viviendas. Ataun, c. 1926. Fuente: Juan Arin Dorronsoro, Sociedad de Eusko-Folklore (1925-29).

Un caso particular lo representaban las viviendas construidas en terreno pendiente. Una vez señalado el sitio y la extensión que había de tener el solar, se trazaba en el centro de éste una línea que le dividiese en lado superior e inferior. Después se levantaba un pequeño muro en la citada línea divisoria, de suerte que, al aplanar el suelo, quedase al nivel del lado alto un piso más elevado que el del bajo. Así se construía la planta principal al nivel del lado superior y el hueco que en el lado inferior quedaba debajo del piso se destinaba para cuadra. Cuando el terreno no era de mucha pendiente, la entrada a la planta principal era por la cara del lado alto del edificio, y cuando la pendiente era muy pronunciada, la entrada al piso era por el costado; en este caso, por el lado superior de la casa había puerta que daba a la última planta o desván.

En la planta principal el vestíbulo ocupaba toda la extensión del lado superior del solar y comunicaba con la cocina y ésta con los dormitorios, los cuales se ubicaban sobre la cuadra. En el vestíbulo una escalera comunicaba con el piso superior y a veces otra segunda permitía descender a la cuadra. Había algunas pocas ocasiones en las que se omitía el muro que separaba el lado más alto del bajo, quedando en estos casos el suelo completamente pendiente.

Detrás de la puerta que había a la terminación del vestíbulo, a mano derecha había una escalera por donde se bajaba a la cuadra pequeña, ikullu txikie, y a mano izquierda había peña en cuesta por donde se descendía a ikullu aundie, la cuadra grande. Como el nivel del suelo de ikullu txiki estaba más bajo que el de ikullu aundi, en el espacio comprendido entre aquél y el piso principal se pudieron hacer dormitorios al nivel de la planta baja, cosa que no se podía sobre ikullu aundi, cuyo techo llegaba al piso principal. Más tarde se construyó el aposentu txiki, con el piso unos 80 cm más elevado que el resto de la planta baja.

Olabide. Zerain, 1975. Fuente: Archivo particular Nikola Madariaga.

En las reformas que en el segundo decenio del siglo XX se hicieron en las casas de construcción de tipo antiguo y en las de terreno pendiente, se tendió a la separación completa de las cuadras y los desvanes de los dormitorios por medio de un tabique, a un lado del cual quedaban estos últimos y al otro cuadras, desvanes y otras dependencias. Entre el tabique citado y los dormitorios se dejaba un largo tránsito. Las habitaciones, con la puerta al tránsito, quedaban completamente independientes entre sí. La distribución de Tellazpiko después de estas transformaciones y de las dependencias que le fueron agregadas puede verse en las figuras adjuntas.

Tellazpiko, caserío renovado. Ataun, c. 1926. Fuente: Juan Arin Dorronsoro, Sociedad de Eusko-Folklore (1925-29).

Las casas construidas en terreno pendiente tenían el inconveniente de ser húmedas y estar en sitios sombríos, pero también presentaban algunas ventajas como que los dormitorios no estaban directamente sobre la tierra como en las construcciones antiguas y que había una mayor separación entre cuadras y habitaciones ya que éstas y la cocina se ubicaban en el piso principal.

Arin Dorronsoro describe alguna casa de construcción moderna, teniendo en cuenta que el trabajo está publicado a mediados de la segunda década del siglo XX. Estas casas se dividían en edificios de labranza y de la calle. Las de labranza tenían planta baja, piso principal, desván y sapaie. El desván ocupaba toda la extensión del piso y el sapaie se situaba sobre él. En las construcciones modernas de la calle, la planta baja la tenían destinada para tienda, almacén, etc., y en cada piso la distribución era la necesaria para que viviese una familia. Estos edificios tenían dos o tres pisos, además de un pequeño desván.

En Zerain hay una variación grande en la distribución de las piezas dentro del caserío, si bien puede señalarse que es común que en la planta baja se sitúen la cocina, la despensa, una zona de trabajo y la cuadra. En la planta primera habitaciones, komune y camarote con entrada independiente.

En Telleriarte los caseríos cuentan con portal, cocina, sukaldea, habitaciones y otras dependencias. Además tienen cuadra, ukullu, cochiquera, txerritegi, y dependencias para guardar la cosecha y la comida del ganado, desván, ganbara, camarote, maindio, y leñera, egurtegi.

En Beasain los caseríos constan de tres partes: una para vivienda de las personas, otra para los animales y la tercera como almacén de los productos hortícolas. Tanto los caseríos unifamiliares como los bifamiliares disponen en su gran mayoría de parecida distribución interior. En la planta baja están el portal, con suficiente amplitud para antaño poder uncir las vacas; la cocina; un dormitorio y el establo; y en la primera planta la sala-comedor, otros dos o tres dormitorios, el aseo o baño y el desván destinado a guardar la hierba seca y los productos del campo como manzanas, castañas, maíz, alubias, etc. El caserío que se detalla es el llamado Loinatz-azpikoa, sito en el barrio de Loinatz.

Loinatzazpikoa. Beasain, 1997. Fuente: José Zufiaurre, Grupos Etniker Euskalerria.

En Ezkio-Itsaso al realizar esta encuesta a finales del segundo decenio del siglo XX sólo catorce casas contaban con dos viviendas cada una, pero a finales del siglo XIX eran cuarenta las que tenían dos o más viviendas. Sólo un caserío tenía tres.

Las edificaciones más antiguas tenían portal abierto y ancho. Si eran casas de dos viviendas tenían entrada común para las dos. En muchas casas de dos viviendas se observaba que antiguamente dos o tres familias tenían un solo hogar, sukalde; después, con ocasión de algunas reformas, hicieron cocinas independientes.

Las casas de labranza se podían reducir a tres clases o tipos, coincidentes con los planteados por Barandiaran en Ataun. Las características del primer tipo eran: único piso y por la fachada portal abierto con una puerta para entrar a la cocina y habitaciones, y otra para el establo, ikullu, y el estercolero, simaurtegi. Casas del segundo tipo sólo había dos; tenían planta baja, piso principal y desván. Las casas construidas de mediados del siglo XIX a comienzos del s. XX constituían el tercer tipo: planta baja, piso con balcones y desván con pequeñas ventanas.

La planta del edificio recibía el nombre de etxe-oroya o también etxapia y era rectangular.

La distribución interior de la casa del primer tipo era la siguiente: En la planta baja portalón abierto, atarizabala, llamado también larrañe, que por una puerta comunicaba con el vestíbulo, sarreria o también karreria, y por otra mayor con la cuadra, ikullu, y el estercolero, simaurtegi. Junto al estercolero solía haber un espacio destinado al helecho u hojarasca para cama denominado iñaurkintegi. Del vestíbulo se entraba a la cocina, sukalde, la cual comunicaba muchas veces con uno o dos dormitorios, koartoa, por otras tantas puertas. También era corriente que el vestíbulo se prolongase en forma de corredor hacia la parte zaguera del edificio, con puertas a los dormitorios por un lado y los pesebres, aska, del ganado por el otro. El único piso superior de este tipo de edificación servía de desván dividido en dos piezas por un tabique de tabla, en la parte de la fachada se depositaban los granos en arcas, kutxa, se secaban las mazorcas de maíz y las alubias, y se conservaban los frutos; la otra parte del desván se destinaba para depósito de paja, heno y helecho.

En cuanto a las casas del segundo tipo, tenían planta baja y dos pisos. La primera era como las del tipo anterior: portal abierto, cocina, dormitorios, cuadra y estercolero. Para subir al primer piso había una escalera interior y otra exterior, ésta última de piedra. En este piso existían dormitorios y espacio para guardar el heno y la paja. El desván era igual que en las del tipo precedente.

Las casas del tercer tipo eran también de dos pisos. En la planta baja había vestíbulo, cocina, cuadra, estercolero y espacio para el helecho; en el primer piso, dormitorios, sala que servía de comedor en las solemnidades familiares y espacio para heno, paja y helechos; el segundo piso era como en los tipos anteriores.

Alto y Medio Deba

Las siguientes descripciones corresponden a localidades del Alto Deba y del Deba Medio. En primer lugar Oñati, de donde proceden dos encuestas, una realizada a mediados de la segunda década del siglo XX y otra reciente. En la primera se efectúan unas breves consideraciones sobre la evolución del caserío de la zona.

En Oñati la planta baja estaba dividida por un muro pero que sólo llegaba a la mitad del edificio y cuya altura no traspasaba la base del piso o planta superior. El espacio más expuesto a los vientos fríos se destinaba para redil; el segundo se subdividía en otras dos mitades, la una para albergue del ganado vacuno y la otra para vivienda.

En épocas posteriores continuó persistiendo esta norma de distribución interior, llegando, aunque no siempre, a prolongarse el muro de un extremo al otro de la planta baja. En esos casos su altura también se elevaba y llegaba hasta el techo dividiendo por lo tanto en dos espacios iguales la planta superior o desván. El espacio situado sobre el antiguo redil se convertía así en henil y el resto en granero. Para el ganado lanar se construyó albergue aparte, adosado a uno de los muros externos, quedando para estercolero el antiguo redil interior.

En adelante todas las alteraciones fueron motivadas por la vivienda humana, que hasta entonces había estado reducida a uno de los ángulos. La pieza principal era la cocina. En un principio el txixelu limitaba la zona del fogón y del dormitorio. Las alcobas se ocultaban tras el respaldo del escaño y debajo de la escalera que de la cocina subía al granero. La pesebrera del ganado vacuno miraba al centro de la cocina desde donde se le suministraba la comida y una puerta comunicaba con el estercolero y la escalera que llevaba al henil.

Más adelante cuando el muro medio alcanzó la altura de la techumbre y el piso de encima de la cocina se convirtió mitad en granero y mitad en habitaciones, el txixelu se plantó entre la puerta de entrada y el fogón y el espacio intermedio pasó a llamarse txixelu-ostia.

En tiempos cercanos a la realización de esta encuesta se modificó la cocina y se colocó el fogón contra la pared maestra abriendo un tubo de chimenea. Un tabique sustituyó el antiguo txixelu, que desapareció definitivamente. Las habitaciones de la planta baja se trasladaron al muro lateral y se abrieron ventanas para darles luz. La escalera se corrió a donde estaba el medianil y entre ella y las habitaciones quedó un tránsito, pasaria, a todo lo largo de la planta del edificio.

Evolución de la planta baja del caserío. Oñati, c. 1927. Fuente: Leonardo Guridi, Sociedad de Eusko-Folklore (1925-29).

En Oñati en los caseríos actuales la cocina ya no está comunicada con la cuadra. Generalmente en la planta baja se sitúa el portal o bebarrua, la cocina y el trastero. En la primera planta se ubican las habitaciones y un baño. La cuadra sigue separada de la vivienda por una pared ancha llamada media-linea y encima se sitúa el camarote para el almacenamiento del forraje. Sobre las habitaciones de la segunda planta hay otro camarote de dimensiones más reducidas para grano, patata, frutos secos, etc. En los caseríos renovados han aprovechado la cuadra para hacer un salón y otro baño.

En los años setenta del siglo XX también se estudió la casa en Garagartza, perteneciente a Arrasate, aportando dos modelos.

Ortuzar. Garagartza (Arrasate), 1979. Fuente: José Letona, Grupos Etniker Euskalerria.

Hasta hacía pocos años antes de realizar la encuesta una de las casas estaba habilitada para dos viviendas pero en el momento de la encuesta la ocupaba un único inquilino. Constaba de planta baja y de piso. En la baja, el portalón, loriuatarte, dos cuadras, eiak, dos cocinas, sukaldia, una de ellas adaptada a los tiempos modernos y la otra con fuego bajo; en esta planta contaba también con un departamento para la leña, egurtegia. En el piso, dos salas, sala, seis dormitorios, gelak, y dos desvanes, ganbarak.

En la otra vivían sus propietarios. Se componía de planta baja y piso. La entrada al portalón llevaba una arcada de sillería de piedra arenisca. La planta baja contaba con un pórtico o entrada, atari, cocina, sukalde, con una puerta de salida a la cuadra, ukullu o korta, y para la escalera de subida a los pisos.

El primer piso tenía tres dormitorios. Hasta hacía poco contaba con otra habitación (alcoba) que pasó a utilizarse como trastero. En el mismo piso había un desván para hierba que por medio de una puerta se unía con el corral de ovejas, ardi-ukullu o korta, que se encontraba anexo a la casa y contra terreno, a unos 2,70 m de altura. En el piso superior, debajo del tejado, en una zona que se correspondía con los dormitorios del primer piso, había un desván destinado a granero, aletegi.

En Elgoibar el establo se encontraba en la parte baja del caserío, junto a la cocina y debajo de las habitaciones. Tenía dos filas de pesebres y su separación era a base de tablas y con compuertas de madera que se abrían para alimentar al ganado y daban hacia la parte del pasillo de entrada. Hoy en día se han hecho reformas y en la planta baja se encuentra la cocina, el cuarto de aseo y habitaciones; el establo se ha levantado adosado al caserío. En la parte superior se sitúan los dormitorios y otro cuarto de aseo y en la última altura el desván, donde se guarda la paja. La cocina es la dependencia que lleva toda la carga de la vida diaria. Las habitaciones son interiores, dan a la escalera a través de un ventanuco y normalmente se sitúan en el extremo opuesto al comedor. La casa también consta de una sala noble que es poco utilizada.

En Elosua hay una gran variedad en la forma de distribuir las piezas de la casa, pero en cuanto al número de pisos, en general es el mismo: dos plantas. La baja consta de una entrada grande, ataipia, donde se guardan los utensilios de trabajo, además de cocina, despensa y cuadra. El primer piso cuenta con dormitorios, comedor, baño y pajar, que tiene además una puerta lateral grande de entrada, y un entrepiso o desván donde se distinguen dos partes: ganbaria y arta-ganbaria.

En Itziar, perteneciente al municipio de Deba, en la costa guipuzcoana, a mediados de los años treinta del siglo XX lo general era que en la planta baja hubiese un vestíbulo, cocina, sukalde, contigua a la cuadra, okullua, lo que facilitaba el cuidado del ganado, y koartoa, el dormitorio, donde dormían los dueños. En la planta baja existían dos puertas: ataiko atia, puerta del portal, y okulluko atia, la puerta de la cuadra. Sobre el vestíbulo, la cocina y el dormitorio se hallaban, en el primer piso, la sala y varios dormitorios. Sobre la cuadra estaba el pajar, sapaixa. El segundo piso, cuando lo había, era el granero, ganbara.

En los barrios de Sasiola (Deba) y Astigarribia, Mijoa, Olaz y Galdua (Mutriku) se recogieron las siguientes distribuciones. La planta, orubia, de la casa era generalmente un rectángulo. Las antiguas sólo tenían la planta baja y un piso. En aquélla estaban el vestíbulo, la cocina, los dormitorios y los establos, y en el piso los desvanes. En los tiempos en que se realizó esta encuesta (1928) una parte de los antiguos desvanes había sido habilitada para dormitorios.

En las casas modernas de la época había ya dos pisos además de la planta baja. En ésta se hallaban las cuadras y a veces la cocina. En el primer piso la cocina, los dormitorios, el retrete y el bandixua o sapaxa, sitio con puerta exterior destinado a aperos de labranza, heno, etc. En el segundo, los desvanes.

Oria Medio

En el Oria Medio, se localiza Berastegi, donde hasta los años sesenta todos los caseríos tenían la siguiente distribución: Planta baja a nivel de la calle con puerta de entrada, algunas veces provista de zaguán y a un lado de éste la cuadra; al otro lado la cocina. En la planta principal o planta noblia, como se la denomina, un amplio hall desde donde se accede a los dormitorios y al comedor. En la planta segunda se ubica el desván, mandio o ganbara, al que se llega por una escalera interior desde el vestíbulo de la planta principal y también de la rampa exterior. Esta planta se encontraba sin tabicar. Desde la cocina había un acceso a una puerta-ventana del horno de cocer pan.

En Orexa hay un modelo de caserío que tiene la cocina, sukaldea, y la cuadra, ikullua, en la planta baja. En el otro, la cuadra se encuentra abajo y la cocina encima. Alguna casa cuenta con una zona cubierta, llamada karrea, a la entrada del desván, ganbara.

Merdillegi. Andoain, c. 1920. Fuente: J. Francisco Etxebarria, Sociedad de Eusko-Folklore (1925-29).

En Andoain hay caseríos que no tienen más que un piso en el que se hallan los dormitorios, kuartuak o gelak, y el desván, ganbara. En los que tienen dos pisos, los dormitorios se hallan en el primero y el desván ocupa todo el piso segundo y parte del primero. El vestíbulo, ezkaatza, la cocina, sukaldea, la cuadra, ikullua, la pocilga, txerretegia o eia, el gallinero, ollotokia, se sitúan en la planta baja. La escalera, eskallera, se encuentra en el fondo del vestíbulo. La cocina está emplazada en uno de los ángulos del edificio, contigua al vestíbulo y con su puerta de acceso por este lado. La cuadra ocupa algo más que la mitad de la planta. Tiene por lo general una puerta independiente desde el exterior.

No en todos los caseríos existe el departamento que se llama mandioa o pieza del piso primero con una puerta de salida al exterior. Al retrete se le denomina komona.

El desván ocupa por lo general el último piso del edificio y algunas veces parte del primero, llamándose simplemente ganbara este último y goiko ganbara, el desván de arriba, al primero.

Donostia y Bajo Bidasoa

En las comarcas de Donostia y Bajo Bidasoa, al igual que en una descripción anterior de Ataun, encontramos casas en las que la cocina ha pasado a ocupar la primera planta.

En Astigarraga la mayoría de los caseríos son de tres alturas y los más sencillos de dos. Poseen la cuadra en la planta baja con entrada independiente y en menor medida compartida, y, en ocasiones, la cocina. Otras veces ésta con las habitaciones se ubican en el primer piso. Cuando cuentan con tres alturas, en la última se sitúa el desván, ganbara. La comunicación a los diferentes pisos es casi siempre interior y se hace mediante escaleras. En los accesos al primer piso desde el exterior se utilizan también las escaleras para salvar el desnivel.

A continuación se describe una casa en concreto: En el bajo, dos arcos de medio punto sirven de entrada a un zaguán en el que se apilan los útiles y máquinas de trabajo de la tierra. A la izquierda, en una pequeña estancia, se guardan las herramientas del campo. Antes el zaguán no presentaba esta división, era uno y se llamaba karropea, pues aquí se guardaba el carro y la hierba. Tras este zaguán, una gran puerta da al establo, dividido en sotoa o primer recinto con el comedero de las vacas, aska, e ikulua, estancia trasera donde permanecen las vacas atadas. En el primer piso se sitúan la gran cocina-comedor, una sala pequeña, dos cuartos de baño y cuatro dormitorios, todos ellos, menos la sala, orientados a la parte más resguardada de la casa y totalmente reformados. El segundo piso es la ganbara, de la misma extensión que la planta total.

En Hondarribia la norma general de distribución de los caseríos era la siguiente: en la planta baja, a un lado la cocina y una o dos estancias pequeñas para despensa y para guardar útiles de trabajo. En los que había criado o morroi, una de estas habitaciones era para él. Al otro lado, la cuadra. Tanto ésta como la cocina solían tener entradas independientes. Al piso superior se llegaba por una escalera interior que daba a una sala desde donde se accedía a los distintos dormitorios de la casa, que se localizaban sobre la zona de cuadras con el fin de aprovechar el calor que producían los animales, sobre todo durante el invierno. Cada habitación tenía una ventana al exterior y a veces algún balcón.

En determinados caseríos pequeños o que habían sido divididos para dos familias la cuadra ocupaba todo el piso inferior y la cocina y las habitaciones el primer piso, con la ganbara en el segundo.

En una esquina de la cuadra se amontonaba el estiércol. Los primeros retretes consistían en un cuarto de apenas 1,5x2 m en el que como retrete había una simple tabla con un agujero y tapa. Este habitáculo se colocaba en el primer piso sobre el lugar de la cuadra donde se almacenaba el estiércol de forma que todo ello sirviese posteriormente como abono.

En la segunda planta estaba la ganbara, aprovechando el plano inclinado de los dos tejados.