Adornos vegetales
Para adornar las fachadas también se ha recurrido a elementos que no formen parte de la construcción en sí. Han estado bastante extendidos las parras y los tiestos con flores. El recurso a los tiestos está ampliamente generalizado y su atención es una práctica mayoritariamente femenina. No es infrecuente que exista una competición soterrada entre vecinas por mostrar más y mejores flores. Pero su cultivo no es reciente, aunque sí en tiestos. En épocas pasadas se cultivaban en un trocito de la huerta, algunas con una finalidad práctica como los crisantemos que se dedicaban a adornar las sepulturas y otras con un fin meramente ornamental como margaritas, claveles, hortensias, calas o azucenas. También han sido frecuentes los rosales.
Sí que es más reciente el cultivo de hiedras que trepan por las paredes y muestran bellos colores rojizos días antes de perder las hojas. Sin embargo se ha evitado que crezca la hiedra común por considerarse que con el tiempo es capaz de derribar los muros. De hecho una pared cubierta de esta última es un inequívoco indicio de abandono.
Los pimientos choriceros con su intenso color rojo colgados sobre las fachadas a menudo blancas añaden otra nota de color a la casa rural.
En cuanto a las parras, en algunas casas en vez de colgadas a lo largo de la fachada han estado suspendidas sobre un entramado dispuesto frente a la entrada de la casa dejando bajo ellas un espacio con sombra.
En muchos caseríos de Abadiño (B) hay en la fachada piedras salientes con un agujero central cuya función fue la de sujetar las parras de vid.
En Abezia (A) las parras o las hiedras suelen estar presentes en buena parte de las fachadas de las casas, a menudo sobre la puerta y extendiéndose en línea horizontal, al igual que algunas macetas. En Berganzo y Valle de Zuia (A) las fachadas se adornan igualmente con parras de uva, hiedras y macetas. En Ezkio-Itsaso (G) era frecuente ver en la fachada o por la parte de las habitaciones parras que defendían la casa de los calores del verano. En Kortezubi (B) en algunos caseríos existía un emparrado de uva que protegía el portal contra el viento y el sol del estío.
En varios caseríos de Bedarona (B) toda la fachada está cubierta de mats-parrie, en algunos caseríos sobresale además un entramado de madera para la vid.
En Orozko (B) es común que las casas se adornen con tiestos de geranios u otras plantas, colocados en los alféizares de las ventanas o en los balcones. Cada día es mayor el cuidado que se presta al adorno y muchos caseríos se rodean de flores en todo su perímetro. Es habitual comprarlas en los invernaderos de la zona dos veces al año, para acomodarse a la estación cálida y a la fría. También ha sido común hacer crecer una parra en la fachada, que además de adornar y proporcionar uva en otoño, daba sombra a los balcones. En Gorozika (B) señalan que las flores han sido un elemento decorativo tanto en el exterior como en el interior de la casa.
En Viana (N) en las casas populares o de arrabal los únicos adornos de las fachadas eran las parras, las rastras de pimientos y alguna maceta de flores o con perejil en las pequeñas ventanas.
En Aria (N) las galerías se decoran en primavera y en verano con numerosos tiestos con flores.
En Apellániz (A) son abundantes las flores que aparecen por todas partes plantadas en toda clase de recipientes: tiestos puestos en anillos de hierro sujetos a la pared, pequeñas parcelas enmarcadas entre trozos de trillo o baldosas viejas, cubiertas de coches, cajones de madera, pucheros usados de barro o de hierro, cazuelas, baldes, pozales, latas y cuanta vasija estropeada pueda contener tierra.
Otra muestra de adorno son los jardines que ocupan la parte delantera de la casa (Valle de Zuia-A). En Abezia (A) hasta hace unos años no era habitual ver los caseríos con jardines repletos de flores y en Berganzo (A) en la actualidad también recurren a los mismos adosándolos a las fachadas.
Todas las mansiones de Murgia (A) destacan por sus extensas zonas ajardinadas, incluso la mayoría de las casas comunes tienen muy adecentadas y decoradas las entradas con pequeños jardines y tiestos con flores de diferentes colores, además de macetas que jalonan las ventanas y balcones dando colorido a las fachadas.