Cocina, sukaldea, ezkaratza
Contamos con algunas descripciones de que la cocina en tiempos pasados fue un lugar oscuro y no muy ventilado. Así en Abezia (A) se ha recogido que se trataba de un espacio oscuro con sólo una pequeña ventana para permitir la entrada de la luz, escaso mobiliario y con las paredes ennegrecidas por el humo. En Mirafuentes (N) la cocina antiguamente se emplazaba en el lugar más oscuro de la casa, en una habitación casi sin ventanas. Algunos atribuyen la elección a lograr una mayor intimidad para que lo que ocurría en la dependencia más importante de la casa no fuera escuchado por los vecinos. Después las cocinas pasaron a ocupar el espacio de los comedores que son los lugares más luminosos de las casas. En Romanzado y Urraúl Bajo (N) se ha recogido que la cocina tiene casi siempre ventana en la fachada principal, en la que está la puerta de entrada. Ello facilita oír mejor cuando llaman y asomarse para ver quién lo hace. Puede tener una segunda ventana a otra fachada cuando la cocina está en el extremo de la casa. Tal y como señalan en Artajona (N) detrás de la puerta de la cocina ha existido y sigue existiendo la costumbre de colgar prendas en clavos o perchas dispuestos a tal fin.
En Donoztiri (BN) la cocina ocupa generalmente un espacio amplio en la parte delantera de la casa, a uno de los costados del vestíbulo, con una ventana en la fachada y en Sara (L) ocupa un lugar contiguo al vestíbulo o al lorio en las casas de tipo antiguo. En Ataun (G) en muchas casas además de la cocina, sukalde, hay un vestíbulo llamado karrera que en los caseríos sirve para guardar aperos o como taller para labores de mano.
En Orozko (B) en la cocina, subetea, que queda a nivel de la cuadra, en el bajo, el suelo era de barro pisado. Cuando estaba en el piso medio, lo normal era que fuera de madera, a veces de losas de piedra. Hoy día el suelo se cubre de baldosas de barro cocido, cerámica o granito.