Cambios

Saltar a: navegación, buscar

REGRESO A LA CASA MORTUORIA Y AGAPES FUNERARIOS/eu

4266 bytes eliminados, 09:59 12 nov 2019
sin resumen de edición
<div style="margin-left:0cm;"></div>
En Ziga (Baztan<div style="margin-N), según la misma encuesta (1923), los parientes, ''barrides ''y gentes que habían llegado de lejos, volvían a la casa del difunto guardando orden riguroso de parentesco. A todos se les ofrecía una comida<refleft:0cm;">AEF, III (1923) p. 132.</refdiv>.
En Beasain (G), hasta la década de los años treinta, el cortejo regresaba a la casa del fallecido formando una fila, precedida del cabeza de familia que iba vestido con capa y sombrero de copa. A uno de los informantes de esta localidad le tocó presidir a los 10 años el cortejo en el funeral de su padre, por ser el mayor de los varones que quedaban en la casa. Recordaba que su madre estuvo recogiéndole el bajo de la capa para que no la arrastrara y rellenando el sombrero para que no se le calara demasiado. Este cortejo lo componían los miembros de la casa, ''etxekoak'', y los familiares que habían llegado de otros pueblos para quienes se preparaba un banquete en la propia casa. <div style="margin-left:0cm;"></div>
En Zeanuri (B), los más ancianos recuerdan que hasta hace setenta años los que habían compuesto el duelo familiar en el entierro retornaban de la iglesia a la casa mortuoria formando dos grupos<div style="margin-left: los hombres vestidos de capa y sombrero y las mujeres tocadas de velos negros. En el camino de regreso, llegados a un punto, los hombres se quitaban las pesadas capas sobre todo en la época de verano. Todos ellos tomaban parte luego en la comida de entierro que tenía lugar en la casa. 0cm;"></div>
[[File<div style="margin-left:7.194 Duelo femenino. Sara (L).jpg|frame|Duelo femenino. Sara (L). Fuente. Veyrin, Philippe. Pays Basques de France et d’Espagne. Paris-Grenoble, 1951.]]0cm;"></div>
En un trabajo publicado en los años veinte<refdiv style="margin-left:0cm;">D. ESPAIN. “Des usages mortuaires en Soule” in ''Bulletin du Musée Basque'', VI, 1-2 (1929) p. 24.</refdiv> se señalaba que en Zuberoa después de la inhumación todos los invitados iban a la casa mortuoria donde se les ofrecía una colación. Antiguamente ésta se componía únicamente de pan y queso con vino de la casa; pero ya en la década de los años veinte se celebraba una comida. A la finalización el chantre o el sacristán recitaba cierto número de plegarias por el difunto y «por todas las almas que habían salido de la casa», con lo que se daba por concluida la ceremonia.
El regreso del cortejo a la casa mortuoria vigente hasta hace tres o cuatro décadas ofrecía en el conjunto de Euskal Herria diversas modalidades. En líneas generales se podría decir que en las localidades donde el poblamiento es concentrado y las casas forman un núcleo próximo a la iglesia <div style="margin-tal es el caso de Alava y de la Navarra Media- todos los participantes en los actos fúnebres, presididos por la cruz parroquial y acompañados por el sacerdote, regresaban a la casa de donde había partido el cortejo fúnebre y ante su puerta hacían una oración con la que se daba fin a las exequias<refleft:0cm;">Las Constituciones de la Cofradía de las Animas de Sangüesa (N), redactadas en 1798, se hacían eco de esta práctica cuando preceptuaban que después de la misa exequial se acudiera a la casa del difunto para allí rezar el responso.</refdiv>.
La familia del difunto ofrecía a estos asistentes a la puerta de la casa un ágape de pan y vino, que en Alava recibe el nombre de ''la caridad. ''Luego en el interior de la casa los parientes del difunto celebraban la comida de entierro. <div style="margin-left:0cm;"></div>
En las regiones de poblamiento disperso <div style="margin-País Vasco continental, Gipuzkoa, la Montaña Navarra y Bizkaia- eran los familiares que componían el duelo quienes regresaban, formando un cortejo, a la casa mortuoria donde tenía lugar el banquete preparado para la ocasión. Los demás asistentes al entierro recibían después del funeral un refrigerio en el pórtico o en los aledaños de la iglesia. left:0cm;"></div>
La conclusión de las exequias conllevaba generalmente refecciones y ágapes que más adelante describiremos. Interesa destacar desde ahora que es precisamente en estos ágapes donde se manifiesta con mayor claridad que los asistentes al entierro y funeral componían dos grupos diferenciados<div style="margin-left: el ''grupo de honra, ''compuesto por aquéllos que acuden a las exequias por obligaciones derivadas de los vínculos de consanguinidad y el ''grupo de caridad'', integrado por los que participan por solidaridad cristiana<ref0cm;">José Miguel de BARANDIARAN. ''Estelas funerarias del País Vasco''. San Sebastián, 1970, p. 35.</refdiv>. Para uno y otro grupo había ágapes distintos.
En ambos casos estas refecciones se desarrollaban con un ceremonial acomodado a las prescripciones de un ritual, lo cual ha llevado a algunos autores a considerarlos como banquetes o ágapes fúnebres de remoto origen<refdiv style="margin-left:0cm;">Bonifacio ECHEGARAY. “Significación jurídica de algunos ritos funerarios del País Vasco” in RIEV, XVI (1925) pp. 102 y ss. Barandiarán por su parte matiza que las refecciones o comidas funerarias “hoy no tienen el contenido místico de antaño”. Vide José Miguel de BARANDIARAN. ''Estelas funerarias del País Vasco''. San Sebastián, 1970, p. 29.</refdiv>.
Pierre Lafitte describía en esta forma los ritos del ágape funerario que, a la muerte de su abuelo, presenció en la localidad suletina de Ithorrotze en el año 1911. <div style="margin-left:0cm;"></div>
:«Orhoit naiz ene aitatxi Ithorrotzen hil zenean, 'Serorateia' deitzen ginuen etxea- ren bisian-bis bide-kurutze bat baita, han gure auzo batek, gorputza elizarat orduko, lasto-azau bat erre zuela. Galdatu nion gero auzoari zertako egin zuen su hori eta ihar<div style="margin- detsi zautanleft: 'Suak bide hatza edekitzen dik, eta hire goxaitaren arima herra baledi, elikek gibelerateko bidearen atzamaiteko perilik'. 0cm;"></div>
:Bainan gogoan dut oraino okasione hor- tan berean hauteman nuen bertze ohidura bat. Ehortzetan gertatu jende guziak gomit ziren bazkariterat. Familiakoek elgartartean jan ginuen gaineko sala batean. Gainerati<div style="margin- koak 'borda' erraiten ginion ezkaratzean. Bazkal ondoan abisatu gintuzten beherean othoitzak hastera zoatzila eta jauts ginten nor gure basoarekinleft: basoan behar zen utzi ditaretara bat amo. Hamar urte nituen eta frango artegatua nintzen. 0cm;"></div>
<div style="margin-left:Gu bordan sartzean bazkaltiar guziak xu- titu ziren, bakotxa bere basoa eskuan, eta zerbitzariek mahainetarik kendu zituzten dafailak. Xantrea, Victor Coustau Erreto- raenekoa buruhastu zen, eta denek hustu zuten basoko arnoa mahain gainerat ixuriz, nik ere bertzek bezala. Orduan guziek eskuineko eskuerhi puntak bustitu zituzten arpo hortan ur benedikatua izan balitz bezala, eta zeinatu ziren. 0cm;"></div>
<div style="margin-left:Nik hain bitxi kausitu nuen jestu hori, nun irria eskapatu baitzitzaitan. Osabari gaitzitu zitzaion ene irri zozoa eta zarta bat eman zautan, harenganik ukan dudan bakarra, 1911-ko martxoaren 27-an. 0cm;"></div>
:Geroztik galdatu izan diot Victor Coustau zenari, zertako zen arno<div style="margin-ixurtze hori, eta ez diot bertze argitasunik jalgi ahal izan hau baizikleft: 'Gure zaharrek hala egiten ziteian'. Niri ez dautet burutik atherako latin paganoek 'libatio' deitzen zuten ohidura gelditu zitzaikula Ithorrotzen eta Olhaibin, bainan poxi bat girixtinotua, kurutzearen seinalearekin nahastekatua tenaz geroz»<ref0cm;">Pierre LAFITTE. “Atlantika-Pirene-etako sinheste zaharrak” in ''Gure Herria'', XXXVII (1965) pp. 101-102.</refdiv>.
<div style="margin-left:(Recuerdo que cuando murió mi abuelo en Ithorrotze había un cruce de caminos frente a una casa que llamábamos ''Serorateia0cm; ''allí un vecino nuestro quemó un montón de paja a la hora de conducir el cadáver a la iglesia. Más tarde pregunté al vecino para qué había hecho ese fuego y me contestó: «El fuego borra el rastro del camino, y si el alma de tu padrino anduviera errante de seguro que no encontraría el camino de vuelta». "></div>
<div style="margin-left:Pero todavía guardo memoria de otra costumbre que conocí en esa misma ocasión. Todos los asistentes al entierro fueron invitados al banquete. Los familiares comimos juntos en una sala de la parte de arriba de la casa. Los demás comieron en la pieza de la casa que llamábamos ''borda. ''Después de la comida nos avisaron que abajo iban a iniciarse los rezos y bajamos cada uno con nuestro vaso: en cada vaso debíamos dejar el equivalente a un dedal de vino. Yo tenía diez años y estaba muy inquieto. 0cm;"></div>
<div style="margin-left:Al entrar nosotros en la ''borda, ''se pusieron en pie todos los comensales, cada uno con su vaso en la mano y las sirvientas retiraron los manteles de la mesa. El chantre Victor Coustau de la casa Erretoraenea se descubrió la cabeza y todos vaciaron el vino derramándolo sobre la mesa0cm; yo también hice lo mismo que los demás. Después mojaron las yemas de los dedos de la mano derecha en ese vino como si se tratara de agua bendita y se santiguaron. "></div>
<div style="margin-left:Me pareció tan raro ese gesto que se me escapó la risa. A mi tío no le cayó bien aquella risa mía inoportuna y me dió un sopapo, el único que recibí de él. Era el 27 de Marzo de 1911. 0cm;"></div>
<div style="margin-left:Más tarde llegué a preguntar al difunto Victor Coustau el porqué de aquel derrame del vino y no conseguí de él otra explicación que ésta: «Nuestros ancianos así lo hacían». Nadie podrá quitarme de la cabeza que aquella costumbre pagana que los romanos llamaban ''libatio ''ha continuado en Ithorrotze y Olhaibi, si bien un poco cristianizada ya que se le añadió el signo de la cruz). 0cm;"></div>
<div alignstyle="centermargin-left:0cm;"><nowiki>* * *</nowiki></div>&nbsp;
A lo largo del presente siglo, y sobre todo en su segunda mitad, se han operado sucesivas modificaciones en el modo de realizar el conjunto de los actos que componían las exequias como se ha consignado en los capítulos anteriores. Una de estas alteraciones ha sido precisamente la anulación del regreso del cortejo fúnebre a la casa de donde partió. <div style="margin-left:0cm;"></div>
En la mayoría de las localidades se constata que actualmente el cortejo fúnebre se disuelve en el mismo cementerio, una vez inhumado el cadáver. En otros casos, sobre todo en las villas y ciudades, los asistentes al funeral se dispersan tras dar el pésame a la familia en el atrio de la iglesia inmediatamente después de finalizar el funeral. Al acto de la inhumación en el cementerio asiste un grupo reducido de parientes y amigos. <div style="margin-left:0cm;"></div>
Nuestras encuestas han rescatado algunas tradiciones que permanecen en la mente y en el recuerdo de quienes las practicaron en otros tiempos. Pero a la vez constatan que aquel retorno formal del cortejo a la casa mortuoria ha dejado de practicarse y que los refrigerios y ágapes funerarios o bien se han suprimido o, en todo caso, se han convertido en un simple gesto obsequioso.<div style="margin-left:0cm;"></div>
[[FileHileta segizioaren edo, gutxienez, familiako doluaren etxerako itzulera hileta errituen parte zen garai batean. Barandiaranek eta haren laguntzaileek mende honen lehen laurdenean ''«Creencias y ritos funerarios»'' gaiari buruz («Sinesmenak eta hileta errituak») egindako inkestek etxeak eta etxeko taldeak hileta errituetan protagonismo handia zuten gizarte bat erakusten dute, eta erritu horiek, hain zuzen ere, hilaren etxean hasten eta amaitzen ziren. Praktika hori Euskal Herriko lurralde guztietan ikusten zen. Hala gertatzen zen hogeiko hamarkadan Galarretan (A), non hilotzari hilerrian lur eman eta gero «elizara itzultzen diren eta errespontsuak errezatzen dituzten hilaren etxeko hilobian. Gero, apaiza, sakristauak (gurutzea daramala) eta hileta segizioa osatzen duten pertsonek lagunduta, hilaren etxera doa, han ere errespontsu bat errezatzera; ondoren, elizara itzultzen da berehala apaiza. Hilaren senitartekoek ahaide guztiak, kanpotarrak eta herriko etxe bakoitzeko pertsona bat edo bi gonbidatzen dituzte, bazkaltzera, ehorzketa goizean baldin bada, edo meriendatzera, arratsaldean baldin bada»<ref>BARANDIARAN, José Miguel de. «Creencias y ritos funerarios en Orozko, Ziortza (Zenarruza), Kortezubi, Otazu, Ataun, Arano, Ziga (Baztan), Otxagabia» in ''Anuario de Eusko Folklore. ''III. liburukia. Gasteiz:71923, 57 eta 59.195 Tras el entierroor. Orexa 1977</ref>. Zigan (Baztan-N), inkesta beraren arabera (1923), ahaideak, ''barrideak'' eta urrutitik iritsitako jendea hilaren etxera itzultzen ziren ahaidetasun-ordena zorrotz gordeta.png|frame|Tras el entierroOtordu bat eskaintzen zitzaien denei<ref>BARANDIARAN, José Miguel de. Orexa«Creencias y ritos funerarios en Orozko, Ziortza (Zenarruza), Kortezubi, Otazu, Ataun, Arano, Ziga (Baztan), 1977Otxagabia» in ''Anuario de Eusko Folklore. Fuente''III. liburukia. Gasteiz: Iñaki Linazasoro1923, Grupos Etniker Euskalerria132. or.]]<div class="subindice"/ref>.ApartadosBeasainen (G), hogeita hamarreko hamarkadara arte, segizioa hilaren etxera ilara bat osatuz itzultzen zen, aurrean familiako burua zihoala soingainekoz eta kapela luzez jantzita. Herri horretako informatzaileetako bati hamar urterekin bere aitaren hileta segizioaren buru egitea egokitu zitzaion, etxean gelditzen ziren gizonezkoen artean zaharrena zelako. Gogoan zeukan amak soingainekoaren barrena jaso ziola, arrastaka eraman ez zezan, eta kapela luzea bete egin ziola, buruan egokitzeko. Segizio hori etxeko kideek, ''etxekoek'', eta beste herri batzuetatik etorritako senitartekoek osatzen zuten; haientzat bankete bat prestatzen zen etxean bertan. Zeanurin (B), zaharrenek gogoan daukate duela hirurogeita hamar urte arte, ehorzketan familiako dolua osatu zutenak elizatik hilaren etxera bi talde osatuz itzultzen zirela:gizonak soingainekoz eta kapelaz jantzita, eta emakumeak belo beltz batez. Itzulerako bidean, leku jakin batera iritsita, gizonek soingaineko astunak eranzten zituzten, udan batez ere. Denek hartzen zuten parte gero etxean egiten zen hiletako otorduan.=== [[Regreso_del_cortejo_a_la_casa_mortuoria|Regreso del cortejo a la casa mortuoria]] ====== [[Agapes_y_refrigerios_a_los_asistentes|Agapes y refrigerios a los asistentes]] ===Hogeiko hamarkadan argitaratutako lan batean<ref>D. ESPAIN. «Des usages mortuaires en Soule» in ''Bulletin du Musée Basque, ''VI, 1-2 (1929) 24. or.</ref> adierazten zen Zuberoan, ehorzketaren ondoren, gonbidatu guztiak hilaren etxera joaten zirela eta han otordua eskaintzen zitzaiela. Antzina otordu hori ogiz eta gaztaz osatzen zen, etxeko ardoarekin lagunduta; baina jada hogeiko hamarkadan bazkari bat egiten zen. Amaieran, xantreak edo sakristauak eskari kopuru jakin bat errezitatzen zuen hilaren alde eta «etxetik irtendako arima guztiengatik», eta, horrekin, amaitutzat ematen zen zeremonia.=== [[Obsequios_a_los_participantes_en_las_exequias|Obsequios a los participantes en las exequias]] ====== [[La_comida_de_entierroSegizioak hilaren etxera egiten zuen itzulerak zenbait aldaera zeuzkan Euskal Herri osoan duela hiruzpalau hamarkada._EntierroOro har, esan daiteke populazio kontzentratua zuten eta etxeek elizatik gertuko gune bat osatzen zuten herrietan —hori da Arabaren eta Nafarroako Erdialdearen kasua— hileta ekitaldietako parte-bazkaria|La comida de entierrohartzaile guztiak, parrokiako gurutzea buru zutela eta apaizak lagunduta, hileta segizioa abian jarri zen etxera itzultzen zirela eta ate aurrean otoitz bat egiten zutela hiletak amaitzeko<ref>Zangozako (N) Arimen Kofradiako Konstituzioek, 1798an idatziak, praktika horren berri ematen zuten, agintzen baitzuten hileta mezaren ondoren hilaren etxera itzultzea han errespontsua errezatzera.</ref>. Entierro Hilaren familiak parte-hartzaile guztiei ogi eta ardozko ahamen bat eskaintzen zien, Araban ''la caridad'' deritzona (karitatea). Ondoren, etxe barruan hilaren senitartekoek hileta bazkaria]] ===egiten zuten.=== [[Apendice_Antiguas_restricciones_legales_sobre_banquetes_funebres|ApéndicePopulazio sakabanatuko eskualdeetan –Euskal Herri kontinentala, Gipuzkoa, Nafarroako Mendialdea eta Bizkaia–, dolua osatzen zuten senitartekoak ziren, segizio bat eratuz, hilaren etxera itzultzen zirenak, eta, han, abagunerako atondutako banketea egiten zen. Ehorzketara joandako gainerako guztiek mokadu bat jasotzen zuten eliz atarian edo elizaren inguruetan. Hileten amaieran ahamen edo mokadu bat izaten zen normalean. Nabarmentzekoa da ahamen horietan agertzen dela inoizko argien ehorzketara eta hiletara joandakoek elkarren artean ondo bereizitako bi talde osatzen zituztela: ''ondrako taldea'', hiletetara odolezko loturen ondoriozko betebeharra dutelako doazenek osatua; eta karitateko taldea, elkartasun kristauarengatik parte hartzen dutenek osatua<ref>José Miguel de BARANDIARAN. ''Estelas funerarias del País Vasco. ''Donostia: Antiguas restricciones legales sobre banquetes fúnebres]] ===1970, 35. or.</divref>. Bi taldeei zegozkien ahamenak desberdinak ziren. Bi kasuetan, ahamen horiek erritual baten aginduetara egokitutako zeremonial batez egiten ziren, eta horrek eraman ditu egile batzuk jatorri urruneko hileta bankete edo oturuntzatzat jotzera<ref>Bonifacio ECHEGARAY. «Significación jurídica de algunos ritos funerarios del País Vasco», in RJEV, XVI (1925) 102 or. eta hurrengoak. Barandiaranek ñabartzen duenez, berriz, hileta ahamen edo otorduek «gaur egun ez dute antzina izandako eduki mistikoa». ''Estelas funerarias del País Vasco. ''Donostia: 1970,'' ''29. or.<br/ref>.  {{DISPLAYTITLE: XIX. REGRESO A LA CASA MORTUORIA Y AGAPES FUNERARIOSHILAREN ETXERAKO ITZULERA ETA HILETA-OTORDUAK}} {{#bookTitle:Ritos Funerarios en Vasconia Heriotz Ohikuneak Euskal Herrian| Ritos_funerarios_en_vasconia/eu}}&nbsp;
127 728
ediciones