Razas de la vertiente atlántica

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Latxa y manexa

Como ha quedado dicho, la oveja lacha ha sido una raza de amplia distribución geográfica. Su principal área de crianza coincidía con la vertiente atlántica y se extendía hacia el sur tanto por Álava como por Navarra.

Tradicionalmente, dentro de esta raza se ha considerado un gran número de variedades, entre las que cabe citar las denominadas muturbeltza, muturpintoa, muturgorria, ulzamesa, arratiana, adarduna, bearnesa, manexa y otras. Reciben este nombre atendiendo a sus características morfológicas o a la región donde abundan[1]. Hoy en día sólo se admiten dos variedades: lacha de cara rubia y lacha de cara negra.

En Berriz (B), al preguntar a un pastor sobre la raza de las ovejas que componen su rebaño responde que ahora sabe que son lachas pero que antiguamente nadie entendía de eso; sin embargo, distingue las ovejas de la zona, que son de cara negra, de las de Carranza y de la Sierra de Andia (A) que son rubias.

En Abadiano (B) las ovejas que se crían son de raza latxa, que es la que mejor se adecua a las condiciones del terreno y del clima de la zona. Dentro de la raza se diferencian variedades dependiendo de si tienen cuernos o no, si son de lana blanca o negra, de morro blanco o negro, etc.

En Gorbea (B) el ganado ovino es de raza latxa, variedad del Gorbea. El color de la capa es generalmente blanco aunque hay ejemplares que la tienen grisácea y hasta negra. Sus patas son negras y el morro y la cara negruzcos. Una de las características más sobresalientes de la variedad del Gorbea es el pequeño mechón de vellón ensortijado de color blanco o negro que poseen en la zona de la testuz, justamente sobre las órbitas oculares. A estas ovejas se las denomina motosdunak[2].

En la parte oriental del Anboto (B) la única oveja que se cría es la latxa, sobre todo la de morro negro, mosu baltzaduna, que es la que mejor se amolda a este clima húmedo.

En el Aralar guipuzcoano creen que la oveja lacha es la autóctona pues siempre la han conocido. Existen variedades de ésta de cara blanca, roja o negra. En Aralar la que se cría es la de cara roja, mutur gorria, en la Sierra de Andia (N) la de cara blanca, mutur zuria, y en Urbia la de cara negra, mutur beltza. No se cree que estas variedades estén así distribuidas porque sean las más adecuadas para las sierras en que pastan sino porque se empezó de este modo y así se ha continuado ya que al vender un pastor su rebaño, éste permanece en los mismos pastos aunque con distinto dueño. Se cree además que otras razas no soportarían sin enfermar la gran humedad ambiental de la zona y que no estarían tan habituadas a trepar por los riscos de esos montes.

En Ezkio (G) la latxa es la raza más frecuente en todas sus variedades: latxa muxubeltza, de morro negro que es la más numerosa; latxa muxugorria, de morro rojo o rubio, también muy abundante; latxa muxuzuria, de morro blanco, de la que hay pocas; y latxa muxupintta, de morro pinto blanco y negro. Se amolda sin problemas a las duras condiciones de los pastos de montaña. En los años ochenta un pastor trajo a la localidad treinta ovejas sasi-ardi, que echó al monte sin mezclarlas con el resto del rebaño; pero después de dos años las bajó y las mezcló con las demás ovejas.

En Ernio (G) sólo las hay de raza latxa y presentan dos tipos: de cabeza negra, muturbeltza, y rojiza, muturgorria. Estas últimas son las más abundantes. Las llamadas borroak, merinas, son completamente blancas y se crían de Vitoria hacia el sur. A estas últimas les afecta mucho la humedad ya que se les esponja y humedece la lana causándoles enfermedades; en cambio a las latxas no se la traspasa.

En Araia (A) la oveja que se cría es exclusivamente la lacha, que a su vez posee varios ecotipos. También se ha realizado alguna prueba de mezclar esta oveja con carneros importados de Israel con la intención de incrementar la producción lechera.

En Ayala (A) las únicas ovejas que han pastado en los terrenos alaveses y vizcainos de Sierra Salvada son de raza lacha, no llegándose nunca a mezclar con sus vecinas las burgalesas de raza churra.

En Urkabustaiz (A) la raza es la lacha, de lana blanca y con buena producción lechera para hacer quesos.

En Larraun (N) se criaban ovejas latxas de cara rubia, propias de zonas húmedas y sombrías en verano.

También se han tenido ovejas de esta raza en Zeanuri (B), Berastegi (G) y Valle de Zuya (A). En Izarraitz (G) tenían latxa muturgorria, en Elgoibar (G), latxa muturbeltza y en Hondarribia (G), latxa muturzuria.

En algunas localidades donde ha sido habitual la crianza de la oveja lacha se han intentado introducir otras razas más meridionales. Los informantes recuerdan sus fracasos y las causas que los originaron, achacadas casi siempre a la incapacidad de adaptación a las duras condiciones de humedad de los montes donde pasta la lacha.

Los rebaños de Orozko (B) son de oveja lacha, ardi latxa. Alguna vez han probado a criar merinas pero sin obtener resultados positivos. Consideran los consultados que la lacha, al tener las patas más cortas y una capa de lana más gruesa y fuerte que la merina, mantiene mejor el calor por lo que está mejor adaptada a la climatología de la zona.

En Belatxikieta (B) la oveja más habitual es la lacha. Algunos han hecho la prueba de introducir ovejas merinas pero no han obtenido buenos resultados.

En Zenarruza (B) un informante responde que antaño nadie entendía de razas. Su padre compró algunas merinas con el fin de realizar una prueba e incorporarlas al rebaño, pero la experiencia resultó infructuosa ya que no se adaptaron. Recuerda que tenían una lana más comprimida que las del país.

En Arraioz (N) la oveja explotada es la latxa. Esta raza se considera mejor para criar aunque tenga menos carne y lana más basta ya que su leche tiene más proteína y grasa que la producida por la merina. Aun así actualmente se han empezado a criar ovejas merinas.

En algunas poblaciones además de la lacha se han criado otras razas.

Ovejas latxas de cara negra. Abadiño (B). Fuente: Rosa M.ª Ardanza, Grupos Etniker Euskalerria.

En Oñati (G) la mayoría de las ovejas de hoy en día son de raza latxa, tanto cararrubia como caranegra. También se cría la raza carranzana que se considera mejor para la producción de leche. Según un informante la oveja que se explota en la actualidad procede de la sasi-ardia que era una oveja de pequeño tamaño y cara rubia. Ésta se ha ido mejorando con cruces de otras razas.

Tal como se ha recogido en el texto de Lefèbvre citado anteriormente, en Vasconia continental la oveja latxa ha recibido la denominación de manex[3].

En Zunharreta (Z) se crían ovejas manex. Se trata de una raza que en la localidad recibe el nombre de caranegra. Antes se explotaba la raza bearnesa, carablanca. Normalmente no se elegía la raza de ovejas, era una cuestión de costumbre. Algunos pastores criaban ovejas de cabeza parda, ardi burugorria, «pero la cabeza parda es más frágil y se encuentra en los pasturajes más bajos, cumbres más cercanas a la planicie». La raza de cabeza negra es capaz de subir a las zonas más elevadas.

En Ainhoa (L) a mediados del siglo XX la raza local de ovejas era de color blanco rojizo, morro blanco y carente de cuernos. Veinte años antes había comenzado la introducción de la raza manexa, que procedía de regiones más elevadas del país por lo que también la llamaban gainaldeko ardia, la oveja de la parte alta. Ésta era cornuda y de morro negro o pintarrajeado, xuhaila. Las procedentes de la región guipuzcoana de Oiartzun eran blancas y sin cuernos y resultaban las mejores productoras de leche[4].

En la población guipuzcoana de Aia también se ha constatado el uso de la expresión manes para referirse a lo que posiblemente son lachas. Allí la especie de oveja que existía a mediados de los cincuenta era una pequeña, llamada vizcaina o manes, lanuda y ágil, resistente a la humedad y a los fríos. Como excepción sólo había un rebaño de unas cien ovejas, que pastaban en la sierra de Aralar, formado por ovejas grandes de raza txura o xura. No eran tan resistentes al frío y a la humedad como las primeras y además necesitaban mejores pastos y más cuidados[5].

En Sara (L) la raza de oveja es indígena, bien adaptada al clima. Es más pequeña que la marinta u oveja de la región de Soule y su lana es menos sedosa.

Carranzana, sasi-ardia y vasco-bearnesa

La oveja citada antes en Oñati (G), la raza carranzana, tiene su principal localización en las Encartaciones de Bizkaia. También se ha constatado su crianza en Berriz (B).

En Carranza (B) la oveja que se cría es de raza carranzana, si bien en las últimas décadas se han introducido en los rebaños ovejas lachas que suponen un número apenas representativo en el censo ovino. La oveja carranzana, denominada así por ser originaria del propio Valle de Carranza, presenta dos variedades, la de cara negra, de la que apenas quedan ejemplares y que está en peligro de extinción, y la de cara rubia.

Ovejas de raza carranzana. Carranza (B), 1997. Fuente: Miguel Sabino Díaz, Grupos Etniker Euskalerria.

En Triano (B) las ovejas que pastan en los montes son en su mayoría de raza lacha, «la del moño». La otra es la carranzana, que tiene la cara rubia o roja con la frente acarnerada. Las primeras se ven en toda la comarca menos en la zona occidental, correspondiente a Muskiz, Abanto y Zierbena, en los montes Lucero y Serantes, cuyos rebaños son de ovejas carranzanas. Los rebaños de lachas se mantienen con la recría y con ejemplares comprados en Tierra de Ayala (Oquendo, Respaldiza, etc.). Se cree que esta raza es mejor a pesar de que el ganado carranzano es bueno, pero según los pastores requiere mucha más comida. La carranzana se prefiere en la zona costera porque se considera que es mejor para este terreno en que abunda el pasto. Aunque es originaria del valle vizcaino de Carranza algunos la denominan como «de Santander» o «de la Montaña». Se explotan otras razas pero con un número de cabezas muy inferior: ejemplares de churras hay en la Reineta y en Zamaia y de raza merina sólo algunos para cruzarlos con otras razas y así mejorar la producción de carne. Esto ocurre en las laderas del Ganekogorta.

En Abanto, Zierbena, Muskiz y Galdames (B) aunque eventualmente se ven rebaños con mucha mezcla, generalmente pertenecientes a pastores de ocasión, los tradicionales están formados por dos razas de ovejas, dependiendo de la zona y de las preferencias de sus propietarios: la lacha, bien del Gorbea o la denominada okendana, y la carranzana.

En Lanestosa (B) las razas predominantes en tiempos pasados han sido sustituidas paulatinamente por la vasca o carranzana, que en la actualidad es la más habitual en el ya escaso censo ovino de esta villa.

En dos de las poblaciones citadas con anterioridad (Ezkio y Oñati-G) se ha mencionado otra raza conocida como sasi-ardia. En un apéndice final de este apartado se describen sus características.

En el texto de Lefèbvre se recoge una raza que ocuparía el área más oriental del territorio, la bearnesa. Se ha citado únicamente en una descripción anterior de la localidad suletina de Zunharreta. Según algún autor es frecuente confundir dicha raza con la carranzana debido a sus semejanzas morfológicas[6]. Se realiza también una descripción de ella en el mencionado apéndice.

Oveja vasco-bearnesa. Zunharreta (Z), 1984. Fuente: Peio Goïty (Denis Cauchaix), Grupos Etniker Euskalerria.


 
  1. Fermín LEIZAOLA. «La ganadería como actividad preindustrial. Técnicas patoriles» in III Semana Internacional de Antropología Vasca. Tomo I. Bilbao, 1976, pp. 157, 159.
  2. Fermín LEIZAOLA. «El pastoreo en Gorbea» in Gorbea. Bilbao, 1984, p. 116.
  3. Según Resurrección M.ª de AZKUE in Diccionario vasco-español-francés. Tomo II. Bilbao, 1969, la voz manex es el nombre que dan los suletinos a los labortanos y bajonavarros en contraposición al de üskaldun, vascos, con que se nombran a sí mismos. Parece diminutivo de Joanes, Juan.
  4. José Miguel de BARANDIARAN. «Industrias tradicionales derivadas de la leche en Ainhoa» in AEF, XV (1955) p. 49.
  5. Ignacio AGUIRRE. «Descripción y área del pastoreo en Aya de Ataun» in AEF, XV (1955) p. 84.
  6. Mariano GÓMEZ. Euskal Herriko bertako arrazak. Katalogo etnologikoa. Razas autóctonas vascas. Catálogo etnológico. Vitoria-Gasteiz, 1997, p. 19.