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Refugios y cabañas de campo. Txabolak

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En San Martín de Unx (N) se ha constatado que la cabaña es una construcción campestre de planta rectangular, de la altura media de un hombre y de paredes de mampostería. Antes de levantarla se enrasaba el terreno, aunque podían erigirse aprovechando las condiciones del lugar, dejándolas a contrapendiente o exentas. Su cubierta es de losa de piedra imbricada para formar una bóveda similar a la del horno doméstico de pan, que termina en redondo. La costumbre obligaba a veces a echar tierra sobre ella para asentarla mejor, impedir que el agua no pasase o camuflarla. Lo mismo solía hacerse con las paredes aunque no era tan necesario porque el agua no consigue pasar a través de los intersticios de la piedra. En uno de los lados de la pared, el mejor orientado, se hacía la puerta, utilizando un dintel de piedra o ''cabezal ''que permitiera la entrada de las personas de una en una. En otra se hacía una ''trainera ''con el fin de tener visibilidad en las tormentas y como escape de humos. El interior era capaz de albergar de ocho a doce hombres y algún perro, y adosada a la pared se ponía alguna piedra para usarla como asiento.
También se encuentra en el campo de San Martín un tipo de cabaña mayor, de 12 a 18 m<sup>2</sup>, con cubierta de cañizo o de bóvedas y sobre ellas teja curva corriente. La puerta permite la entrada de una caballería, la pared conserva la ''trainera ''para escape de humos y el interior presenta pesebres, sin tabiques de ninguna clase ya que la cabaña es de uso ocasional. Estos refugios, tanto los pequeños como los grandes, pueden ser utilizados por todas las personas para guarecerse de las tormentas y no son de uso exclusivo de los vecinos de la localidad.
En Moreda (A) hay dos tipos de construcciones rústicas utilizadas por agricultores y pastores: chozas de piedra y abrigados. Las chozas de piedra o guardaviñas están levantadas con lajas de piedra en seco. Las hay de planta cuadrada, circular y ovalada. Poseen puerta de acceso, ventanas y algunas llevan grabado el año de construcción. El techo es de piedras y tierra. La mayoría se levantaron en el siglo XIX. Junto a ellas hay unas pequeñísimas edificaciones llamadas roperos de piedra que sirven para que el labrador guarde la alforja con la comida y la bebida para que se conserve fresca. Las chozas de piedra son de titularidad privada aunque de uso público, hay casi un centenar de ellas. Los abrigados suelen estar hechos a terrero, es decir, horadando en un ribazo de tierra. También los hay que tienen alguna pared de piedra y no están cerrados ni cubiertos a diferencia de las guardaviñas.
[[File:2.419 Choza de piedra o guardaviñas. Moreda (A) 1999.jpg|framecenter|600px|Choza de piedra o guardaviñas. Moreda (A), 1999. Fuente: José Ángel Chasco, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Sara (L) recogió Barandiaran la existencia en algunos viñedos de unas chozas de viñedo llamadas ''maasti-etxolak''. Se trata de pequeños cobertizos de planta rectangular, hechos como el gallinero pero sin ventana. Tienen un óculo sobre la puerta por donde entran la luz y el aire de fuera. Sirven para refugio de los trabajadores de la viña, así como para guardar las herramientas que aquéllos emplean.
Unas cabañas de mayor entidad son las del tipo que se describe a continuación que eran más grandes y permitían que varias personas pudieran vivir en ellas temporalmente.
[[File:2.420 Cabaña en las Bardenas Reales al pie de Laralla (N) 2000.JPG|framecenter|600px|Cabaña en las Bardenas Reales al pie de Laralla (N), 2000. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.]]
En Valtierra (N) los informantes conocen y han utilizado las cabañas o chozas de las Bardenas Reales, que servían de refugio en caso de inclemencias del tiempo y para pasar la noche. En el pueblo se servían de ellas los pastores, los que realizaban tareas agrícolas de varias jornadas, los recolectores de esparto y, en tiempos turbulentos, quienes se refugiaban de los avatares políticos o sociales. La construcción era rústica, de piedra, adobe y barro. En el techo, troncos o maderos sin pulir, cañas, sacos y barro endurecido y apelmazado. Muchas no tenían tejas. En el interior, un hogar con agujero en el techo para la salida de humos, donde asaban o cocinaban la caza del día, unos asientos de piedra o troncos y el suelo para dormir. El ajuar lo tenía que llevar cada uno o, si iban en grupo, uno se encargaba del ajuar común, de los condimentos y el vino. El agua se iba a buscar a los regatos que corrían hacia las lagunas o charcas donde abrevaban los animales.
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