Remedios y prevenciones
Los remedios contra el tétanos son en realidad prácticas para desinfectar las heridas de modo que no llegue a manifestarse la enfermedad. Son por lo tanto remedios preventivos. De hecho, en Hondarribia (G), se ha recogido que la mejor manera de prevenir el tétanos consiste en curar a fondo la herida en las primeras seis horas.
En Apodaca (A) se cauterizaba con un tizón o un cigarro. En Bernedo (A) se aplicaba aceite rosiente. En Gautegiz-Arteaga (B) cuando se causaban una herida con la azada de la cuadra o con clavos viejos y oxidados aplicaban sobre la misma aceite hirviendo a través de una paja de trigo.
En Pipaón (A) se lavaba la herida o rozadura con agua solimada y yodo. En Muskiz (B) se limpia bien con jabón y se echa lejía, agua oxigenada o yodo.
En Carranza (B) se hacía todo lo posible para que manase abundante sangre de modo que arrastrase la posible suciedad introducida en la misma.
En Vasconia continental cuando se producían una herida con un clavo herrumbroso se golpeaban con el martillo alrededor de la zona dañada hasta que fluyera un poco de sangre, momento, y no antes, en el que se frotaba con ajo tostado evitando así cualquier infección posterior[1].
En Berganzo (A) se curaba machacando un cardo y aplicándolo en la zona afectada.
En Astigarraga (G) se sabe de un remedio que contribuye a bajar la infección “impidiendo que la misma llegue al corazón”, consistente en un emplasto de pasmo-belarra y verbenas. Quizá la escasez de remedios populares contra esta grave infección radique en que se ha recurrido al suero antitetánico desde hace muchas décadas. Cada vez que alguien sufría una herida importante o causada por un objeto metálico oxidado o que hubiese estado en contacto con estiércol, se acudía al médico para recibir la llamada inyección o vacuna antitetánica.
En Bidegoian (G) lo mismo que hoy en día, antaño se recurría al médico para que administrara esta inyección. También se procuraba mantener la herida lo más desinfectada posible. El recurso a este suero se ha constatado asimismo en Apodaca, Bernedo, Mendiola, Valdegovía (A); Muskiz (B); Obanos y Tiebas (N).
En la actualidad la antitetánica es una más de las numerosas vacunas que reciben los niños en la primera etapa de su vida. En los adultos siempre que se sospeche que una herida ha podido ser contaminada por el bacilo tetánico se sigue administrando una inyección de refuerzo para incrementar la resistencia contra esta infección.
- ↑ DIEUDONNÉ. “Medécine populaire au Pays Basque” in Gure Herria. Tomo XXVI. Bayonne: 1954, p. 196.