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Cada rebaño seguía una ruta determinada a los pastos, ''larre-bidea'', de la que no se salía aunque fuera sin guía. También el lugar de pasturaje, establecido por uso y costumbre entre los pastores, era fijo, ''leku jakiña'', y las ovejas no lo abandonaban. Los rebaños, a pesar de pastar en parajes cercanos, tampoco se mezclaban entre sí.
Una vez ubicadas las ovejas, el pastor volvía a su chabola, donde se aplicaba en la elaboración del queso. También ocupaba su tiempo en la preparación de la comida y en otras pequeñas tareas domésticas, debiendo cuidar asimismo de la huerta y de los animales que tenía como el caballo, el cerdo y las ga- llinasgallinas.
En Brinkola y Telleriarte (Legazpi-G) los pastores solían subir al Aizkorri hacia finales de la primavera. Un informante realizaba la subida siempre por el mismo camino, el que arrancaba desde el caserío Brinkolazar hacia el mencionado monte. Otros pastores de Telleriarte llevaban su rebaño por el camino que pasaba junto al caserío Barrendiola. Era costumbre que en el otoño bajaran por el mismo.