El pastor de Urbia y el de Aizkorri (G)
El de Urbia se levantaba hacia las seis para entregarse a su primera tarea: ordeñar las ovejas, ardiak jatsi. Luego colaba la leche y añadía el cuajo. Una hora más tarde, los pastores, casi todos al mismo tiempo, salían con sus rebaños que en largas hileras se encaminaban hacia los pastos. Los de Arbelar y Laskolatza se dirigían al mismo lugar: Artzanburu. Los de Olt za tenían allí mismo sus pastos o iban a los de Pin-pil.
Cada rebaño seguía una ruta determinada a los pastos, larre-bidea, de la que no se salía aunque fuera sin guía. También el lugar de pasturaje, establecido por uso y costumbre entre los pastores, era fijo, leku jakiña, y las ovejas no lo abandonaban. Los rebaños, a pesar de pastar en parajes cercanos, tampoco se mezclaban entre sí.
Una vez ubicadas las ovejas, el pastor volvía a su chabola, donde se aplicaba en la elaboración del queso. También ocupaba su tiempo en la preparación de la comida y en otras pequeñas tareas domésticas, debiendo cuidar asimismo de la huerta y de los animales que tenía como el caballo, el cerdo y las gallinas.
Al atardecer retornaba en busca del rebaño, que reunía con ayuda del perro. De regreso a la majada recorría los mismos senderos de la mañana. Una vez de vuelta introducía las ovejas en el redil, saroia, y las ordeñaba. Colaba la leche y repetía el ritual matutino. Daba por terminada su jornada de trabajo ya entrada la noche. El rebaño permanecía en la cuadra hasta la mañana siguiente.
En Brinkola y Telleriarte (Legazpi-G) los pastores solían subir al Aizkorri hacia finales de la primavera. Un informante realizaba la subida siempre por el mismo camino, el que arrancaba desde el caserío Brinkolazar hacia el mencionado monte. Otros pastores de Telleriarte llevaban su rebaño por el camino que pasaba junto al caserío Barrendiola. Era costumbre que en el otoño bajaran por el mismo.
Ya instalados en su choza comenzaba la distribución ordinaria de su tiempo. A las cuatro y media de la madrugada el pastor soltaba el rebaño para que pastase. Regresaba al corral, eskorta, al atardecer. El recorrido diario de los animales venía a ser aproximadamente de unos dos kilómetros. El pastor pasaba el verano en Aizkorri.
A finales de octubre y a más tardar hacia la festividad de Todos los Santos, descendían hacia las zonas de clima más benigno. Los pastores pasaban el invierno en los pastos bajos hasta que los días favorables de la primavera señalaban el momento de partir de nuevo hacia las zonas más altas.