Alimentación del ganado en el campo
Los animales domésticos que pasan el periodo invernal en el establo a refugio de las inclemencias atmosféricas se suelen soltar al inicio de la primavera a los prados cercanos al caserío o al pueblo antes de que sean llevados a los pastos de los montes al final de la primavera o principios del verano, cuando mejoran las condiciones climáticas y la hierba crece de nuevo. Por razones inversas, durante el otoño, una vez bajan del monte, vuelven a pastar en dichos prados hasta que el clima lo permita.
Los animales que no se suben al monte también pastan en ellos durante el periodo en que la hierba crece. Éstos se sueltan por la mañana y se recogen al atardecer.
Los pastos bajos también son aprovechados durante el periodo invernal por los rebaños de ovejas. Otros animales que permanecen en el establo durante el invierno se sueltan a veces los días con buena temperatura, y algunos, como las cabras, permanecen más tiempo en ellos o en los zarzales y matorrales de sus linderos que en la cuadra.
Hay animales que han seguido un régimen especial como las gallinas, que han deambulado libres en el entorno de la casa procurándose su alimento, hasta que comenzaron a construirse gallineros y más tarde se enjaularon. Lo mismo ha ocurrido con los patos y las palomas. En bastantes localidades los cerdos también permanecían en tiempos pasados libres durante el día.
En definitiva, el periodo de estancia del ganado en los pastos cercanos a la casa ha variado en función de las condiciones climáticas y también de las costumbres locales.