Beasain
Los pastores de Beasain (G) desde tiempos remotos han llevado a pastar sus ovejas durante el verano a la Sierra de Aralar situada al S del municipio. Éste forma parte de la Unión de Villafranca o Bozue menor y sus moradores tienen el derecho de llevar su ganado a pastar en terrenos de la Unión Enirio-Aralar. Hasta mediados del siglo XX los rebaños subían también a los pastizales de Murumendi (862 m) que eran comunales de Beasain; pero en este monte situado al N del municipio se dejó de practicar el pastoreo al inicio de los años cincuenta.
Las cabañas tradicionales del Aralar, denominadas también etxolak, son de planta rectangular de unos seis metros por tres. Los muros laterales tienen una altura aproximada de un metro y medio; las paredes transversales, tanto las exteriores como la medianera que separa la cocina del resto de la vivienda, a partir de la altura de metro y medio se prolongan en forma triangular y terminan en pico a una altura de dos metros y medio o tres. Uno de los muros exteriores y la pared medianera tienen hueco para la puerta.
Debido a la abundancia de peñas y riscos a lo largo de toda la sierra, los muros de estas construcciones se levantan con piezas de piedra que se juntan con mortero de cal y tierra.
Sobre los hastiales de las paredes transversales se coloca un tronco recto y grueso; es la viga principal del edificio, goiagea. Aunque para esto se prefiera el roble, se suele echar mano de troncos de haya porque ésta es la especie que más abunda en los parajes altos donde se establecen las chozas de pastores.
En esta viga se apoyan los cabrios, kapirioak, que bajan hasta las paredes laterales de la cabaña; se colocan a medio metro de distancia unos de otros y se entrecruzan por ramas más delgadas con lo que se forma el entramado de la cubierta.
Hasta los años treinta, el exterior de la cubierta estaba formado por tepes de tierra que el pastor arrancaba con la azada del prado circundante. Estaba prohibido cubrir las cabañas con teja, ya que ésta era signo de propiedad. Hoy, sin embargo, la cubierta es de teja arábiga de arcilla cocida.
Por lo general la distribución interior de la txabola consta de tres departamentos: la cocina, sukaldea, el dormitorio, kamaiña, y el almacén de quesos, gaztategia.
La cocina es la primera pieza a la que se accede desde el exterior; está comprendida entre la puerta de entrada y la pared medianera que, curiosamente, tiene una puerta más rígida que la exterior. Este hecho se debe a que el pastor, al bajar de la sierra en invierno, tiene obligación de dejar abierta la puerta de la cabaña para que puedan refugiarse eventualmente en ella montañeros que han sido sorprendidos por la tormenta o que se han extraviado en el monte. Por esta razón, el pastor guarda sus enseres, hasta el próximo verano, en las dos piezas dedicadas a dormitorio y almacén de quesos que están protegidas por una puerta reforzada.
En la cocina se ubica el fuego bajo; los utensilios y la vajilla se colocan en estanterías de tablas fijadas a las paredes; una pequeña mesa y dos o tres bancos rústicos completan el mobiliario. Aquí se instala también la prensa en la que se colocan los quesos para que desprendan el suero.
En las cabañas más antiguas la segunda y tercera piezas estaban separadas entre sí por la cama y por una estantería de madera; entre ambas, se accedía a la quesera. En esta última pieza hay un estante con anaqueles, gaztanolak, en los que se van colocando los quesos a medida que se van fabricando. En ellos permanecen durante los tres meses que requiere el proceso de curación; para que se aireen bien se les da la vuelta periódicamente.
Eskortea. En las majadas hay un corral junto a cada cabaña: en su interior se congrega a las ovejas para ordeñarlas, esquilarlas, etc. Hasta los años treinta, para protegerlas del lobo que andaba aún en esta sierra se les metía en el corral por las noches. Este corral, eskortea, es un cercado de paredes de piedra de un metro y medio de alto; tiene una única entrada que se cierra con una barrera o puerta rústica hecha con tablas o pequeños troncos denominada langa.
Egilehorra. Además de la etxola, el pastor suele utilizar otra edificación de menores dimensiones que se denomina illorra. La cubierta de estos pequeños recintos es de ramas y helecho seco, y a veces, de una capa de tepes; las paredes son de piedra. Su función es la de cochiquera o gallinero, según los casos, y puede servir para guardar el carnero cuando se le aparta de entre las ovejas.
Baratzea. El pastor también suele levantar otro cercado, generalmente hecho con varas de fresno trenzadas entre una empalizada de estacas más gruesas; dentro en una pequeña huerta, baratzea, cultiva verduras como berzas y puerros.
La descripción anterior corresponde, en rasgos generales, a la cabaña común en Aralar en las décadas centrales del siglo veinte. Sin embargo a partir de los años ochenta se han introducido arreglos y reformas que han mejorado grandemente los establecimientos pastoriles. Esta acción ha sido llevada a cabo de forma paulatina por la Mancomunidad del Aralar. En los últimos años todas las txabolas disponen de agua corriente; algunas han instalado nuevo mobiliario y cuentan con aseo y ducha cuya agua se calienta por medio de placas solares. Estas ventajas juntamente con las pistas que se han abierto para que se pueda acceder a las majadas con vehículos todoterreno han hecho que las condiciones de vida y trabajo de los pastores hayan mejorado notablemente.