El colmenar, abejar, erlategia
Para la construcción de los colmenares se han tenido en cuenta factores ambientales que favorezcan la actividad de las abejas. El principal ha sido el de la orientación. Siempre se ha procurado que las colmenas miren al sol para que de este modo mantengan una temperatura óptima. Además se les ha protegido de los vientos fríos y húmedos, sobre todo del norte. Igualmente se ha procurado aislarlas del suelo para que su humedad no las pudra.
En las poblaciones donde ha prevalecido la costumbre de levantar construcciones para alojar las colmenas ha sido habitual que éstas estén abiertas al sur (Zuya, Moreda-A; Améscoa-N). En Bernedo (A) se colocaban en sitios abrigados de los vientos y en Sangüesa (N) los abejares se han instalado igualmente en abrigos, carasoles, resguardados del viento.
En Ribera Alta (A) la ubicación de las colmenas dependía de su número. Si eran pocas se colocaban en el balcón de la casa o en la solana. Si eran bastantes se buscaba un abejal. Éste se ubicaba en una finca cercana a la casa que reuniera una serie de condiciones como estar protegida del frío del norte y del oeste y que alrededor creciesen plantas de brezo o tomillo.
En Allo (N) estas construcciones también se han levantado en lugares abrigados, orientadas al bochorno y nunca al cierzo. Además se ha procurado ubicarlas en los carasoles, mirando hacia el este para que disfrutasen del mayor número de horas de sol.
En San Martín de Unx (N) las casetas para las colmenas tenían orientación sur. Hoy en día se sigue considerando que la mejor disposición es hacia el sol naciente, a fin de que la colmena tenga el mayor número de horas de luz y por lo tanto las abejas trabajen durante más tiempo. Sin embargo esta ubicación no siempre se cumple por cuanto las colmenas del pueblo, en su mayoría, se distribuyen por los carasoles orientadas al S, SE y SW. El informante tiene instaladas las suyas bajo un cobertizo, orientadas hacia el sur y protegidas del cierzo por una pared, ya que es conveniente preservarlas del viento.
En Valdegovía (A) las colmenas se disponen con la salida orientada hacia el sur. Habitualmente se colocan sobre una superficie para que queden en alto. En Valderejo (A), próximas a la vivienda en lugares soleados, al abrigo del viento y del frío y orientadas a un espacio abierto.
En Larraun (N), en la huerta, orientadas de manera que por la mañana les diera el sol y por la tarde la sombra, lo que suponía una gran ventaja sobre todo en verano ya que el calor de la tarde podía derretir la miel.
En Roncal (N) el abejar se ponía en lugares abrigados del monte donde le diese el sol. En Mélida (N) en sitios resguardados del aire y del frío. La mejor orientación es hacia el este, aunque no es imprescindible. Las colmenas están cercadas para que no entre el ganado.
En Carranza (B) el colmenar se disponía preferiblemente en laderas soleadas orientadas al sur o al sureste, donde las abejas estuviesen protegidas del viento norte. En Abanto y Zierbena (B), cara al sol. En Triano (B), en lugares resguardados de vientos y orientados al sureste y preferentemente al mediodía.
En Ezkio (G), de modo que su entrada, txispirua, quede mirando al sur, para que el sol pueda calentar las colmenas el mayor tiempo posible. En Elgoibar (G), en un lugar resguardado del norte y además soleado. En Urduliz (B), en una zona protegida del viento.
En Vasconia continental, en un paraje resguardado ya que estos insectos necesitan de un lugar templado, orientado hacia el sol.
Se ha procurado además que en las proximidades del colmenar las abejas dispongan de plantas melíferas apropiadas y que cerca haya agua.
En Moreda (A) se esforzaban en que tuviesen buenas fuentes de alimentos: las paredes cubiertas de yedra, las flores de las distintas hortalizas y la zona de monte bajo repleta de tomillo. Las abejeras se colocaban además junto a los ríos.
En Valdegovía (A) no es extraño ver las colmenas situadas en lugares estratégicos donde crezcan abundantes flores de brezo.
En Sangüesa (N) los abejares se han solido levantar cerca del agua, mejor una balsa o charca que un río. También se procura que en sus proximidades crezca romero, espliego, tomillo o escobizo. Actualmente las abejas aprovechan además de las plantas citadas las flores de los almendros, que han ido en aumento, y las del girasol, cultivo que también está en auge, aunque la miel elaborada con el néctar de estas últimas no sea la de mejor calidad.
En Abanto y Zierbena (B) se disponen los colmenares en lugares que tengan agua cercana y buen pasto como flores, berezo, romero o frutales. En Ezkio (G) se tiene la precaución de ubicarlos en parajes donde haya abundantes prados.
En Allo (N) es condición fundamental la cercanía de una acequia o de un caudal de agua. En San Martín de Unx (N) se ubican cerca de los barrancos para que dispongan de agua corriente. En Carranza (B) se procura que en las proximidades del colmenar haya agua.
En esta última localidad vizcaina, según un informante, convenía que junto al colmenar creciesen árboles que lo resguardaran de las inclemencias y también para que en sus ramas se posasen los enjambres que durante el verano marchaban de los cepos. De este modo resultaba más fácil capturarlos y no era necesario perseguirlos.
Precisamente en Améscoa (N) cuando sospechaban que una colmena iba a enjambrar, colocaban cerca de la abejera una gavilla de abarras sujeta en la parte superior de una estaca clavada en el suelo.
En cuanto a las características del colmenar, en algunas poblaciones, como ya se ha recogido antes, ha consistido en una pequeña construcción de piedra en cuyo interior se alojaban las colmenas. De este modo quedaban protegidas de las inclemencias del tiempo. Este tipo de colmenar parece haber sido mayoritario en Álava y Navarra.
En Apodaca (A) las abejeras solían estar en una tejavana en la huerta o rein cerca de la casa. Los cuezos se colocaban sobre una plataforma de medio metro de altura para que no tocasen el suelo ya que la humedad los dañaba. En la parte trasera tenía una puerta. Entre la pared y los cuezos había un pequeño pasillo que permitía maniobrar en ellos. Éstos se disponían en fila, en pisos. Solían tener hasta cuatro filas. El lugar donde se ubican las colmenas se llama abejal o abejera.
En Urkabustaiz (A) se colocan las colmenas unas sobre otras, las inferiores a sólo unos centímetros del suelo, protegidas por un tejado de teja y una pared trasera de piedra. También se habilita un pequeño espacio entre los cuezos y la citada pared para poder andar y maniobrar con las colmenas. Los abejales se ubican en una finca o rain cercana a la casa y protegida del frío.
En Agurain (A) los cuezos se colocan unos sobre otros bajo un tejado cubierto de teja curva, edificado exclusivamente con este fin en la rain, junto a los caseríos de los labradores.
En Zuya (A) los abejales consisten en una serie de vasos o cuezos dispuestos unos sobre otros y cubiertos con una simple tejavana que se apoya en sencillos tabiques de piedra o ladrillo.
En Bernedo (A) los cuezos se colocaban en filas superpuestas sobre el suelo dentro de un recinto de cuatro paredes cubierto con tejado, de forma que las piqueras quedasen orientadas hacia la calle, cerrando así el pequeño edificio que se denominaba bejera. En el interior quedaba un pasillo entre el fondo de los cuezos y la pared que permitía pasar y extraer la miel durante el otoño. Alguna bejera tenía entre la pila de cuezos y el tejado un piso con fogón para las labores de extracción de la miel y la cera. Las bejeras se colocaban en una finca o huerto propios.
En Moreda (A) las abejas también se tenían en pequeñas construcciones llamadas abejeras ubicadas en las huertas. Se tiene noticia de la existencia de dos edificios considerados como abejeras, uno ya desaparecido y el otro en pie aunque la cría de abejas en él se abandonó en la década de los ochenta. Esta construcción se ubica en una huerta cerrada por muros y hay constancia documental de que ya existía en el siglo XVIII. Tiene orientación sur y el tejado a un agua desnivelado en dirección oeste-este. Las treinta o cuarenta colmenas que contiene se hallan en la fachada de la pared sureste.
En Allo (N) cada abejera o bejera es una sencilla cabaña de campo, construida con piedra de mampostería y cubierta con tejado a un agua. Aparte de la puerta de entrada, casi siempre de escasa altura, no suele tener ventanas y cuando las lleva son muy pequeñas. En las proximidades del río Ega se ubica la mayor parte de las abejeras actualmente explotadas en esta localidad. Su tamaño varía mucho. Las mayores contienen de 80-100 vasos; las medianas entre 30-50 y las más pequeñas menos de 20. No todos los vasos están en producción, pueden estar vacíos. Se colocan en filas de tres o cuatro alturas. En un rincón de la cabaña suele haber un sencillo fogón con chimenea. En él se hace fuego en los días más crudos del invierno para caldear las colmenas. También se hace humo a la hora de catar los enjambres para ahuyentar las abejas.
En San Martín de Unx (N) un informante conserva una caseta para las antiguas colmenas junto a una casa hoy deshabitada. Es de planta cuadrangular y recuerda bastante en su estructura a las cabañas de campo, tanto por sus paredes de mampuesto como por su tejado a un agua. La construcción tiene 1,80 m de altura aproximadamente. En una de sus paredes se abre una puerta de unos 50 centímetros de alto, con una anchura suficiente como para que se deslice un hombre a su interior. Por el lado perpendicular contiguo, en dirección al sur, carece de pared a fin de airear su interior y a la vez facilitar el tránsito de las abejas. Dentro de la construcción, de pared a pared, se disponen unas vigas paralelas en número de a dos y en dos pisos, con una anchura entre viga y viga paralela de unos 40 cm. Sobre éstas se colocan las colmenas tumbadas, unas cuatro o cinco en cada piso.
En Sangüesa (N) los abejares antiguos consistían en una especie de caseta levantada con piedra o adobe de poco fondo y con tejadillo de tejas curvas. Las colmenas se colocaban tumbadas en la fachada, en filas horizontales unas sobre otras.
En algunas localidades las colmenas se instalaban adosadas a una pared de la casa.
En Abadiano (B) se colocaban en las paredes del caserío. Otras veces se disponían en casetas un poco más apartadas. En Oiartzun (G) el lugar donde se alojaban las colmenas era un cobertizo adosado a la pared de la casa por su parte más soleada o más comúnmente una tejavana separada.
En las Encartaciones de Bizkaia los colmenares consistían sencillamente en hileras de colmenas colocadas verticalmente sobre losas y más o menos protegidas de las inclemencias. No ha sido frecuente la construcción de pequeñas edificaciones para proteger las colmenas, aunque algunos las han tenido en los balcones de las casas.
En Carranza (B) se construía una base de losas de piedra que aislase los cepos de la humedad. Por detrás, es decir, hacia el norte, se solía levantar una pared para evitar el azote del viento. Si el colmenar estaba en una ladera, se excavaba ésta a azada y la pared servía para contener la tierra y también para aislar las colmenas de la humedad. También los ha habido que han aprovechado los salientes rocosos de algunas peñas para disponer las colmenas al abrigo de las inclemencias. En algunas casas colocaban los cepos en uno de los balcones, casi siempre en el del sobrao o camarote.
En Abanto y Zierbena (B) las colmenas se colocan en balcones o en las inmediaciones de la casa, siempre en número muy reducido, tres o cuatro. En Triano (B) en los últimos años han proliferado o al menos se han reparado algunos colmenares. Las colmenas están dispuestas en hilera, distanciadas entre ellas unos 40 centímetros.
En la actualidad también deben tenerse presentes los condicionantes de naturaleza legal, al menos en los territorios donde existen, ya que atendiendo a la peligrosidad de estos insectos se han regulado los lugares donde se pueden instalar colmenas.
Según los informantes de Sangüesa (N) existe una legislación que regula su ubicación, en el terreno comunal o no, la distancia a los caminos y la obligatoriedad de su alambrado o de colocar carteles que avisen de la cercanía de las colmenas.
En Mélida (N) aseguran que hoy día no se pueden colocar las colmenas próximas a los caminos, tal como dictan las normas de la administración. También es obligatorio contratar seguros de responsabilidad civil para su colocación.