Ovejas y cabras

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Carranza (B) actualmente durante la época invernal los rebaños pacen en los prados de la zona baja del valle y se recogen por las noches en cuadras y cabañas, donde se les da hierba seca como sobrealimentación. Las ovejas paridas se mantienen en la cuadra desde noviembre hasta mayo. De noviembre a marzo reciben dos raciones diarias de pienso, una por la mañana después del ordeño y otra por la tarde antes de éste; durante el mes de abril una ración por la tarde anterior al ordeño. Los pastores que no disponen de pastos para pasar la época invernal mantienen todas las ovejas del rebaño en la cuadra desde finales de octubre hasta el mes de mayo. La alimentación consiste en hierba ensilada y pienso y algunos les dan además una ración diaria de habas al atardecer.

En Elgoibar (G) cuando en invierno están semiestabuladas, les dan de comer alfalfa y remolacha. También pienso compuesto mezclado con habas y avena. Durante el verano las que se ordeñan comen una ración de pienso para que den leche, las demás sólo pastan.

En Ezkio (G) en invierno a las ovejas se les daba por la mañana grano de maíz y salvado. Los días que hacía buen tiempo las sacaban un rato a pastar y por la tarde les echaban hierba seca, nabo picado y también paja, que se traía de Navarra. Los pastores de hoy en día les dan además alfalfa seca, alpapa ondoa.

En Urkabustaiz (A) les proporcionan hierba durante el invierno, cuando no salen a la calle. En Arraioz (N) si pastan en el prado todo el día sólo se les da pienso por la noche. Si el tiempo está malo y no se pueden sacar se les alimenta además con sorua, el segundo corte de la hierba. En Valderejo (A) se daba a las ovejas hoja de roble y olmo en gavillas y a las que estaban criando pulpa de remolacha. En Ribera Alta (A) durante el invierno, que era cuando permanecían estabuladas, paja y alholva cocida. En Treviño (A) aparte de hierba también se le dan yeros revueltos con cebada, avena y maíz. Tanto al ganado vacuno como lanar se le da sal.

En Moreda (A) a las ovejas y carneros alfalfa, cebada, avena, arvejana, paja con cabecilla de algún tipo de grano, forraje, esparceta, que es similar a la alfalfa y crece en terrenos pobres, y alolva. Esta última considerada poco conveniente por provocar que leche y carne adquieran un sabor desagradable. La cebada tampoco era considerada buena para las ovejas por criarles gaspa en la garganta. En el corral se les echa forraje, alfalfa, fardos de paja, pienso de avena, etc. Cuando no se sacan a pacer, bien porque hace mal tiempo o porque han parido se les da de comer dos piensos. Por la mañana, arvejillas y por la noche, cebada revuelta con maíz, ya que la cebada sola no se considera buena para este ganado. A los carneros se les echa cebada mezclada con pienso compuesto. Si se les da sólo cebada acaban aborreciéndola y al dejar de comer se enflaquecen. Cuando las ovejas están criando se les proporciona una sobrealimentación a base de cebada, un poco de paja y alfalfa granulada. Cuando el ganado lanar sale a pastar al campo sólo se les da un pienso, el de la noche.

En Arluzea (A) cuando empezaban a parir pasaban la mayor parte del tiempo en el establo, aun haciendo bueno. Solían alimentarse con heno y alfalfa. Si el pastor no contaba con la suficiente cantidad solía darles grano: cebada, avena, en ocasiones mezclada con trigo, o piensos compuestos. Para las ovejas se recurría a menudo a la paja de yeros y avena. También se alimentaban con alholva en rama y remolacha forrajera y en muy pocas ocasiones se les daba pienso.

En Apellániz (A) además de la hierba que pastaban, cuando estaban en la cuadra se alimentaban, en verano, con alholva, y en invierno con veza (arvejuela), rica y mesto (paja de rica, yero, etc.). Antaño solían recoger en otoño ramas de chopo y avellano que guardaban para darles en invierno; asimismo el ramaje de roble cogido en agosto les servía de alimento, verde o seco, cuando estaban en el corral[1].

En Lezaun (N) se les daba hiero y malcarra (pajuz) de habas. En Aoiz (N) heno de alfalfa, hierba, veza, alolva, paja, pienso, además de harina de cereal (garba, avena sin trillar y otros cereales). Esta harina era el cereal molido pero entero, sin quitar el menudillo (piel), ni el salvado, es decir, sin pasarla. En la actualidad también se les da maíz, cebada, alfalfa o paja. Cuando el pasto está flojo o la oveja está recién parida se les ayuda con pienso comprado.

En Izal (N) se les da malcarra, esto es, paja de veza, negra y menuda, a la que se echa por encima un poco de grano. Se les pone en calaneras o comederos.

En Allo (N) la alimentación de las ovejas se complementaba con algo de cebada al volver por la tarde a casa después de haber pasado el día pastando. Si las hembras estaban criando recibían mayor ración de cereal y otro tanto ocurría cuando por razones climáticas dejaban de salir al campo.

En Lodosa (N) a las paridas que quedan en el establo se les echa cebada y alfalfa, las demás comen únicamente el pasto del campo y cuando se va aproximando el invierno y ya apenas queda se les suministra paja, albejana, cereales, leguminosas y pienso. En invierno comen siempre paja.

En San Martín de Unx (N) cuando están en el establo se les da maíz, arvejas, arvejuela y veza. También avena, cebada, trigo y hierba.

En Apodaca (A) a las ovejas y cabras, bálago (hierba) seco. En Bernedo (A) a estos mismos animales, además de las gavillas de abarras o ramas de roble, chopo, fresno u olmo, se les proporcionaba paja de avena y alholva y yero en rama. Después se les pasó a dar alfalfa seca y remolacha picada.

Ovejas comiendo en el establo. Zárate (A), 1989. Fuente: Isidro Sáenz de Urturi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Zeanuri (B) a las cabras en invierno se les ataba a un zarzal, sasira, y cuando se llevaban a la cuadra se les daba algo de hierba seca y de maíz. Hacia marzo, cuando estaban en casa se les daba pasto de las campas y cuando se llevaban a la cuadra no se les daba nada. Actualmente se alimentan mejor, ya que además de hierba, tras pastar tres o cuatro horas fuera, se les proporciona en la cuadra haba triturada o en grano y un poco de alfalfa. En Hondarribia (G) a las cabras se les ayuda con maíz y habas.

En Urkabustaiz (A) para las cabras se cortan bardas en verde (se trata de hojas de avellano) en agosto o septiembre, se secan y se les dan para comer. Se reserva un espacio en la cabaña para apilarlas, colgadas de unas horquijas. Las cabras las cogen directamente.

En Ribera Alta (A) también se cortaban ramas de roble con hojas verdes y se almacenaban en gavillas para el invierno como alimento para estos animales. Cuando tenían que permanecer estabuladas se les proporcionaban estas ramas para que les comiesen las hojas. En Arluzea (A) se alimentaban con las podas de árboles que se hacían en septiembre y se almacenaban en gavillas colgadas en el establo.

En Moreda (A) les dan berzas crudas, cebada, avena, alfalfa, oliveñas de gavilla, corrusco de pan, salvado, cáscaras de habas, hojas de olmo y de chopo, avena cuando parían para que aumentasen la producción de leche y así pudieran criar a los cabritos, bolas de sal, maíz, además de las hierbas, matorrales y rastrojos que comieran. No se les daba alholva por el mal sabor que adquiría la leche.

En Améscoa (N) eran animales muy estimados. Su explotación no suponía otro gasto que el pago del cabrero. De ellos obtenían un cabrito para la venta y un poco de leche durante el verano. No había casa sin cabras y todas ellas formaban el rebaño concejil que diariamente salía a pastar a los montes y se recogía al anochecer en casa. Cuando tenían que encerrarlas en el corral a causa de la nieve, apenas les daban otra cosa de comer que abarras de roble cortadas en verano y cuya hoja había sido curada al aire y al sol para que se conservase hasta la invernada. En Izurdiaga (N) se les da de comer fresno secado al sol y atado con un esparto.

En Lezaun (N) se alimentaban de lo que comían en el monte y solamente a las que estaban criando se les daba algo de maíz y si se tenía pan seco también. A los cabritos les traían ramas de cabrito que era como se llamaba a las puntas de arce, askarro. En Roncal (N) además de hierba seca se les daba bizco, muérdago, recogido de los pinos, además de patatas, berza y remolacha.

En Allo (N) salvo durante el periodo en que parían, en el cual se les suministraba algo de cebada, el resto del año no comían en el corral otra cosa que olivastros. Durante la temporada que duraba la poda de los olivos, entre enero y abril, cuando los hombres regresaban a casa, traían una gavilla de olivastros o ramas de olivo. Luego la colgaban de una cuerda en la cuadra para que comiesen las hojas y la corteza de las ramas hasta dejar el tallo leñoso completamente limpio. Una manía de estos animales era que si se depositaba la gavilla en el suelo apenas la mordisqueaban. Otra precaución consistía en mantener la capaceta de la cebada fuera de su alcance, pues en cualquier descuido eran capaces de comérsela. En verano se les ponía hierba del campo y pámpanos o sarmientos verdes de la viña.


 
  1. Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. «Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés» in Ohitura, 0 (1981) pp. 106 y 366.