Costumbres en relación con el luto

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Era costumbre respetar el fallecimiento de un familiar del pastor silenciando los cencerros del ganado doméstico como signo de duelo[1].

En Sara (L) le retiraban los cencerros, campanillas y cascabeles al ganado de casa y no se le volvían a poner mientras durase el duelo. Tan sólo alguna oveja que paciese en el monte llevaba una campanilla. En Hazparne (L) y en Bidarte (L) se le quitaban durante una decena de días.

En Heleta (BN) se les despojaba de los cencerros a las vacas durante un año y en Armendaritze (BN) aproximadamente seis meses. En Izpura (BN) hasta mediados de los años cuarenta, a vacas y ovejas durante un mes.

En Zeanuri, Carranza (B) y Zugarramurdi[2] (N) se les quitaban cencerros y campanillas a los animales domésticos. En Orozko (B), a ovejas y vacas; cuando el que moría era el padre se les retiraba a todas las ovejas pero si era la madre se le dejaba puesto a una, a la mejor. Esta costumbre, que se perdió hacia los años treinta, sigue vigente en el habla coloquial; se da el caso de que viendo pasar a un rebaño sin cencerros, se pregunte a su dueño: «Lutuan daukazuz ala…?» (¿Es que las tienes de luto?). Una de las informantes resalta que sobrecogía ver pasar a las ovejas sin que sonasen los badajos.

En Bernagoitia (B) si la familia estaba de duelo y tocaba salir de trashumancia, martxea, por consideración al difunto, errespetatuagaitik, durante ocho o diez días no se les colgaban cencerros a las ovejas y se les desprendía de ellos si los llevaban puestos. No lo hacían así durante la época de estancia en casa.

En la Sierra de Aralar (G) cuando se producía algún fallecimiento en la familia durante el año, en señal de duelo, los pastores, durante la subida y bajada de los rebaños, les quitaban los cencerros, dunbak.

En Gamarte y Lekunberri (BN) se les retiraban los badajos o se rellenaban los cencerros con paja. En Azkaine (L) también taponaban los badajos para evitar su tintineo.

Un pastor de Markina (A) señalaba que lo más corriente era tapar los cencerros con hierba o trapos para que no sonaran.

En Urzainki (N) cuando morían los dueños de la casa, ponían en señal de luto una cinta negra a todas las ovejas, cabras y chotos. Otros les quitaban las esquilas y llevaban el ganado sin rumbo, es decir, sin elegancia, ya que las esquilas y esquilones o trukos daban a los ganaderos cierta prestancia y categoría[3].

En Santa-Grazi (Z) cuando en verano se subía el ganado al monte, si la casa estaba de luto no se marcaban las ovejas con pintura roja sino azul o violeta. En Liginaga (Z) empleaban con idéntico fin pintura negra.

En el capítulo dedicado al cultivo de las abejas se ha recogido información referente a la costumbre de comunicar a las colmenas la muerte del dueño de la casa. En un volumen anterior sobre los ritos funerarios se trató extensamente este asunto.


 
  1. Esta costumbre fue registrada en el capítulo «El luto. Dolua» de la obra: ETNIKER EUSKALERRIA. Ritos funerarios de Vasconia. Atlas Etnográfico de Vasconia. Bilbao, 1995, pp. 568-569.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. «De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones» in OO. CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 328.
  3. Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Tomás URZAINQUI. «Aplicación de la encuesta etnológica en la Villa de Urzainqui» in CEEN, VII (1975) pp. 67 y 213.