El espino albar, elorria

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Gorbea-Zeanuri (B) era costumbre colocar en las chabolas cruces de espino albar, elorrie, bendecidas el día de la Santa Cruz (3 de mayo); una se colocaba en la puerta para la buena suerte, suerteagati, y otra en el tejado para protegerlo de los rayos. Se pensaba, según un pastor informante, que el espino era muy eficaz para defenderse del rayo porque le repele; por esta razón siempre había un árbol de éstos junto a la chabola. Cuenta este mismo informante que en el año 1945 se construyó en Saldropo (Barazar) un caserío y que el propietario plantó junto a él un espino y dijo la razón de ello: «au iniztuegeitik dok» (esto es por el rayo). Otro pastor comunicó que, durante las tormentas, él mismo llevaba en la mano una rama de espino.

En Zerain (G) en tiempo de tormenta, los pastores utilizaban como pararrayos una rama de espino blanco, elorri zuria, tal como se constata en estos testimonios recogidos en los años cincuenta: «Mendian danean, elorri-adar txiki bat artu, ta eskuan euki». «Ekaitzak mendian arrapatu ezkero, elorri-adar bat artu, egin kurutze bat ta euki buru gaiñean» (Cuando andes por el monte lleva en la mano una pequeña rama de espino. Si la tormenta te sorprende en el monte coge una rama de espino, haz con ella una cruz y tenla encima de la cabeza).

En Ezkio (G) el espino albar se empleaba para preservar el ganado del rayo; los pastores tenían gran fe en esta planta. Un pastor afirmó que no temía andar por el monte en medio de la peor tormenta siempre que llevara una ramita de espino blanco en la mano.

En Ataun (G) contra el rayo y el pedrisco los pastores colocaban en la entrada de la txabola una rama de espino blanco, elorri-adarra, con yerbas buenas, belar onak, enlazadas en cruz.

Los pastores de Apellániz (A) colocan una mata de majuelo, abillurri (espino albar), en la puerta de la chabola para preservarse del rayo. Además en tiempo de tormentas se cobijan, preferentemente, debajo de un espino albar[1].

Los pastores de Urkabustaiz y Zuya (A) recuerdan que los espinos servían de protección del rayo, tanto para las personas como para los animales.

En algunos lugares de Álava creen que el espino es protector eficiente porque en él se apareció la Virgen en Arantzazu[2]; en otros sitios se asegura que uno de estos arbustos protegió a la Sagrada Familia en su huida a Egipto[3]. En Bernedo (A) dicen que los rayos no caen en el espino albar porque la Virgen tendía los pañales del niño Jesús en uno de estos árboles y en Sara (L) consideran al asno animal sagrado y creen que no cae el rayo sobre él y aun dicen que yendo uno montado sobre un asno durante la tormenta, puede estar seguro de que no será alcanzado por el rayo[4].

En Améscoa (N) las únicas prácticas para proteger el ganado contra el rayo o la mala suerte, todavía en uso a principios de siglo han sido el ramo de espino y la flor del cardo que se colocaban en la puerta de la casa o del corral.


 
  1. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. «La vida pastoril en algunas comarcas alavesas» in Ohitura, II (1984) p. 77.
  2. José ÍÑIGO IRIGOYEN. Folklore alavés. Vitoria, 1949, p. 59.
  3. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. «La vida pastoril en algunas comarcas alavesas» in Ohitura, II (1984) p. 77.
  4. José Miguel de BARANDIARAN. «Bosquejo etnográfico de Sara (XII)» in OO. CC. Tomo VI. Bilbao, 1974, p. 64.