Otros procedimientos y prevenciones
Hacia los años cuarenta del siglo XX, los pastores de más edad de Lanzasagudas-Carranza (B), para prevenir los rebaños de los truenos y rayos, cuando subían con éstos al monte en primavera, marcaban una cruz con el hacha sobre el suelo de los prados. Esta misma costumbre tenían los pastores del barrio de Salviejo (Concejo de Aldeacueva-Carranza-B).
En este mismo lugar durante los días de tormenta, para proteger el caserío y los establos contra los rayos, tenían por costumbre hacer una cruz de sal en el balcón.
En Cripán (A) le consideran a San Antonio abogado contra los malos temporales; un informante señalaba haber conocido unas campanillas que llamaban de San Antonio, que se tocaban cuando había tormenta para ahuyentar los rayos.
En Larraun (N) el día de San Juan, se pintaba una cruz a lápiz o se fabricaba con el hacha diminuta, aizkoltoa, a fin de colocarla en alguna ventana de la casa; se suponía que esa cruz iba a proteger a la casa contra el rayo.
Los pastores de Otsagabia (N) en un lugar en el que caían rayos a menudo solían colocar todos los años una pequeña cruz de madera bendecida; sus puntas llevaban sendos trocitos de cera bendecida el día de la Candelaria; la colocaban en medio de un espino.
En Sangüesa (N) se repartía entre los vecinos que habían llevado una vela para alumbrar al Santísimo un trozo de vela o cabo, llamado de Jueves Santo, que encendían durante las tormentas y otras necesidades. Se les entregaba además una porción de cera roja, llamada el caramelico o también la tortica. Las amas de casa colocaban sobre el dintel de las puertas de la vivienda y de la cuadra pequeñas cruces hechas con esta cera roja.
En Orozko (B) «para prevenir la piedra» (granizo), «arria jausi ez daiten», se tocaban las campanas de la iglesia de Urigoiti desde la Santa Cruz de mayo (día 3) a la Cruz de septiembre (día 14); este sonido llegaba hasta las zonas de pastos en el Gorbea. Cuando la tormenta era inminente se apresuraban a tocar las campanas y se asperjaba con agua bendita.
En Getaria (G) para tener buena suerte con el ganado se le lleva a Azkoitia a la ermita de San Emeterio y San Celedonio; se conducían allá sobre todo los cabritos, arkumeak, y se les presentaban a los Santos Mártires.
En Galdames (B) se solía santiguar las reses para protegerlas del rayo.
En Moreda (A) cuando una tormenta con aparato eléctrico sorprendía a los pastores, éstos se refugiaban en un ribazo o pared que hubiera a modo. Las caballerías en casos de nublados «se estaban calladicas con la cabeza metida entre las manos». También los ganados solían meter la cabeza dentro de la choza de piedra aunque el resto del cuerpo se les mojara. Dicen que el pelo del ganado es malo en casos de tormentas ya que atrae los rayos.
Algunos informantes de Triano (Abanto-Encartaciones-B) dicen que los cuernos y las pezuñas de los animales atraen el rayo. Esta misma creencia se ha registrado en Izurdiaga (N) donde para protegerlos de él piensan que lo más apropiado es separar a los que tienen cuernos de los que no los tienen.
Para los pastores de Mélida (N) la única forma de proteger los animales contra el rayo es la prevención: no acercarse a los árboles, ni llevar cosas de metal; también añaden que esto no es suficiente porque el rayo cae donde quiere. De la misma manera pensaba el pastor de San Martín de Unx al decir que contra el rayo no hay nada que hacer: «si te toca, te toca». De todos modos procuraba poner a las ovejas y otros animales en zona «limpia», sin árboles.
En Lezaun (N) cuando se conjuraba una tormenta siempre se hacía pensando en los sembrados y también en el ganado que estaba en el monte (Andia) donde los rayos periódicamente se cobraban algunas cabezas.
En Atxondo-Abadiano (B) además de la cruz bendecida el Domingo de Ramos se colocaba en una botella algo que el pastor informante no recuerda con precisión lo que era, llamado urre bizia (mercurio, lit.: oro vivo). Esta botella se depositaba dentro de la txabola.