Zuberoa

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En la región de Zuberoa (Soule) encontramos, con mayor nitidez si cabe, el triple sistema pastoril mencionado anteriormente. En el nivel más elevado, en los pastos de montaña, bortüan, bortü goran, se sitúa el hábitat veraniego, olhaltea: es el sistema del kaiolar. En el nivel medio, mendian o mendietan, se ubica la borda con su cabaña auxiliar, etxano, y su prado, sorho. En el plano más bajo, en terreno llano, naban, está la casa con sus bordas auxiliares para establos y sus tierras labradas[1].

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Liginaga

Los pasturajes aprovechados por las casas de esta localidad se sitúan en los puertos del Pirineo, por esta razón reciben el nombre de bortüak (del lat. portus). El día 1 de mayo se llevaban bortüetalat, es decir, a los puertos, las ovejas que tenían leche y los cerdos.

Los lugares donde hay pastos se llaman bulltak. Los pasturajes están distribuidos entre los diversos pueblos; la parte atribuida recibe el nombre de olhaparte. Liginaga tiene su olhaparte en el paraje denominado Burusieta; los del pueblo llevan sus rebaños también a otros lugares como Astojangia y Ardakotxia que pertenecen a la comunidad de pastos o Sindicato de Soule. El pueblo de Liginaga paga al Sindicato por tales pastos una contribución anual. En los años cuarenta[2] el municipio cobraba luego esta cantidad a los vecinos que llevaban allí sus rebaños en proporción a los quesos que fabricaran.

En algunos pueblos como Barkoxe, tenían en los pasturajes elevados un sitio destinado al pasto de ovejas y otro al de vacas; por lo general, determinados lugares se destinan exclusivamente al pasto de los corderos: reciben el nombre de axurtelia.

Olha. Las chozas pastoriles, olha, son construcciones rústicas de planta rectangular que comprenden dos piezas: la vivienda propiamente dicha, contigua a la entrada, y el departamento de quesos, gaztantegia, situado en la parte zaguera separado por un tabique de tablas. La primera abarca el sitio del fogón, sutondu y el camastro, atzea. Las paredes son de piedra y el techo, hegatza, a dos vertientes, de madera y cubierto de tablilla, ohola; el caballete se coloca en la dirección del eje mayor de la planta, perpendicular a la fachada donde se abre la puerta de entrada. El fogón está formado por tres piedras y adosado a una de las paredes laterales. En el lado opuesto al fogón está el camastro y a su pie hay un banquillo de madera llamado lara.

En la década de los años treinta pacían en los altos durante la época estival 16 rebaños que sumaban un total de 550 ovejas. Sus dueños las cuidaban alternando de cinco en cinco con el fin de atender a los rebaños y hacer otras labores anejas al pastoreo. Los cinco pastores vivían en la misma choza. Durante su permanencia en el kaiolar dos hacían el queso, dos cuidaban del rebaño y uno descansaba.

Etxalde, Altzai (Z). Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.

Borda. En los puertos, bortüak, donde el ganado pasta en verano no hay establos. Los cerdos se cobijan en abrigos bajo roca.

A media montaña existen establos que reciben el nombre de borda. Las ovejas se albergan en ellos durante una parte del año y pacen en los prados próximos al pueblo; además se les alimenta con heno almacenado en las bordas.

Muskildi

Olhaltea. A la cabaña donde vive el pastor en los pastizales altos, bortü goran, durante el verano la denominan olha y también etxano. El lugar donde se levantan estas cabañas lleva el nombre de olhaltea.

Bortaltea. Algunas casas tienen en zona intermedia, entre el valle y las cabañas de la montaña, una borda a la que se lleva el ganado al finalizar la primavera antes de subirlo a los puertos, bortü. A ella se volvía a bajar el rebaño a mediados del otoño. La borda es una construcción destinada en principio a cobijar el ganado, pero sirve también como henil.

Bortaldea incluye, además de la borda, la cabaña, olha, para el bordazain, los ordeñaderos, korralea, y un prado, sorhoa[3]. Este conjunto de construcciones nunca se asienta en cumbre o cresta, siempre en ladera, en la parte alta del prado.

En otros tiempos el prado, sorhoa, era circular u ovalado pero actualmente puede ser rectangular. Normalmente lo delimita un seto, zerraillüa, que está interrumpido por una o más barreras, kehella. En el centro mismo o a un lado del prado hay árboles que sirven para dar sombra a los animales; a veces existe también un abrevadero, aska.

Zunharreta

Olha. En Zunharreta, a primeros del siglo XX[4], la cabaña de los pastores, olha, estaba construida con piedras juntadas con arcilla; se situaba al abrigo del viento del norte. Tenía de 15 a 20 metros de largo, 5 ó 6 de ancho y alrededor de 5 metros de altura en la fachada, pero los muros laterales sólo alcanzaban 1,5 m. Aquí se situaba la puerta de entrada; para pasar por ella había que agacharse. El techo, a dos aguas, se asentaba sobre sendos muros aguilones ciegos y estaba cubierto de tablillas hechas con madera de los árboles del lugar. Contra el muro sur se adosaba una cubierta suplementaria que servía de refugio para el burro o para alguna oveja enferma.

El suelo era de tierra pisada. Sobre el lado más largo había una tarima baja, atxea; allí podían dormir seis o siete pastores sobre colchonetas de tela de saco rellenas de helechos; de almohadas hacían las chaquetas dobladas.

Un espacio cerrado con tablas delimitaba la quesera, gaznategia, en la que se dejaban a secar los quesos en baldas colgadas del techo con alambres, a fin de evitar los ratones.

Los utensilios se depositaban allí donde hubiera un espacio. Aparte de un pequeño taburete para sentarse y hacer el queso no había otro asiento de no ser el borde de la tarima o fuera de la cabaña.

En el muro, cerca de la puerta, había un gran hueco o nicho donde se depositaba el cubo de agua, khotxüa, y el cazo de madera, xalhia, que se usaba para beber. Éste, con su mango hueco, permitía sacar el agua del recipiente y beberla sin ensuciarla. Decían los pastores viejos que el cubo era la bodega de la cabaña porque allí nunca entraba vino. No obstante había pastores que tenían su bota de vino, xahako.

En la parte alta existía una larga estantería donde se dejaban distintos utensilios como cucharas, kuillera, y platos, azieta. Años después se utilizaron tazas de hierro esmaltado provenientes del Ejército. Colgados del borde del anaquel estaban los tazones de boj provistos de un asa; en ellos se tomaba la cuajada del ordeño por la mañana y la leche con torta de maíz por la tarde. El gran caldero que se empleaba para hacer queso nunca se bajaba al valle.

La puerta de la cabaña carecía de cerrojo; no se tenía miedo a los ladrones. De un agujerito pendía una cuerda delgada y tirando de ella se liberaba una clavija de madera; así se abría la puerta.

Tampoco disponía la cabaña de escape de humos pero había una trampilla, lukarna, encima del hogar. Éste se componía de dos grandes piedras rectangulares, de unos 20 a 50 cm de alto. Para encender el fuego se amontonaba la brasa, murra, entre las piedras y encima de ellas se colocaban ramas de haya seca, arraillak. Entre éstas y las brasas se encontraba el espacio donde se colocaba la parrilla para asar la torta de harina de maíz, pastexa.

A cada lado del hogar, contra el muro, había dos gruesos maderos de 10 x 10 cm de sección, con agujeros. En éstos se introducían las clavijas sobre las que reposaba una barra de madera de altura regulable. En ella se colgaba el caldero. Junto al hogar, había también otros clavos donde enganchar las ropas mojadas.

Bordaltea. El área de la borda, bordaltea, comprende la borda y el prado que lo circunda. En Zunharreta los bordalteak se situaban en la ladera del monte, en la vertiente occidental del valle. Todas las casas del pueblo tenían su parte en el kaiolar pero no todas tenían su borda. Ésta tomaba su nombre generalmente de la casa a la que pertenecía: Harizpeko borda, Idarteko borda, etc.

Borda en Ezterentzubi (Z). Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.

La borda es una construcción de planta única. A principios del siglo XX, dos o tres conservaban su tejado de bálago; el resto tenía cubierta de tablillas. Algo más tarde se introdujo el tejado de pizarra que se generalizó ya antes de la guerra de 1914-1918.

El bálago provenía de las gavillas de trigo que habían sido desgranadas. Valiéndose de mimbre, zumea, se obtenían manojos atados de unos 30 cm de largo y 15 de ancho, que se colocaban en hileras sobre las traviesas de la techumbre[5].

Bajo el techo, sabaia, se encuentra el pajar. La borda se construía normalmente en terreno inclinado de suerte que desde la ladera por una abertura lateral, coronada a veces por un pequeño tejado a dos aguas, se podía introducir el heno directamente en el pajar utilizando una pasarela.

El heno procedía del prado próximo que podía tener hasta 4 ha de extensión. Se segaba una sola vez; no había segunda siega. La hierba se transportaba con la narria, ihatzüna, y estaba destinada exclusivamente a los corderos; sólo éstos permanecían en la borda de octubre a abril. Los comederos estaban en la planta baja dispuestos a lo largo de los muros. Las ovejas invernaban más abajo, en las bordas próximas a la casa, bordaltean.

Los corderos abonaban el prado mientras pastaban y producían además estiércol en la propia borda. Con esta finalidad se almacenaba el helecho en almiares, metak, en el exterior; luego se extendía sobre el piso interior recubriendo esta cama vegetal con hojas de castaño que se recogían en los bosques de alrededor. Se hacía esto último para que los tallos de los helechos no se incrustaran en la lana, molestando a los animales. El fiemo se sacaba cada tres semanas (a las vacas cada cuatro días) y se depositaba en un montón junto a la borda. Cuando los corderos pacían en el monte alto, de mayo a octubre, este estiércol se esparcía por el prado de la borda. El bordalte formaba así un sistema autónomo.

Entre octubre y abril se abría todas las mañanas la puerta de la borda, para que los corderos salieran libremente al prado o al arroyo, zabaltzea. Cuando la borda se situaba a una altura considerable no necesitaban recurrir tanto al agua del arroyo porque la hierba empapada del rocío de la mañana satisfacía en buena medida sus necesidades. Con todo se vigilaban los corderos para que no se adentraran en el bosque durante la caída de la bellota porque su consumo les calentaba. Por el contrario en esta temporada de la bellota se subían los cerdos al bosque. Éstos sabían retornar solos a casa y se quedaban gruñendo ante la puerta para que se la abrieran y les dieran de beber.

A la tarde cuando caía el sol se encerraban los corderos en la borda y se cerraba su puerta, zerratzea. El curso del sol guiaba toda la actividad pastoril.

Etxebarre

Etxebarre es el último pueblo del valle (Alto Zuberoa). Su núcleo está a 400 m de altitud; más arriba se sitúan las granjas de monte, bortaldeak, y todavía a más altura los establecimientos pastoriles de verano, olhalteak.

El terreno para pastos es exiguo y más escaso aun el destinado a prados, cuya hierba una vez segada se almacena en el henil. Hay que dejar libres los prados durante un tiempo para que la hierba vuelva a crecer.

Para esto era de gran utilidad que la casa dispusiera de una granja auxiliar a media montaña, bortaldea: allí podía subir el ganado en primavera y pastar en su prado en espera de que se retirara la nieve y poder acceder a los pastos de la montaña.

Si la casa carecía de este recurso subía las ovejas hasta el kaiolar, a la cabaña situada a menor altura, peko olha, y pastaban allí hasta que pudieran seguir ascendiendo a pastizales más elevados una vez liberados éstos de la nieve.

En cualquier caso, era apremiante la necesidad de sacar de casa los animales hacia el monte en busca de nuevos pastos.

Primeramente se subía con las ovejas y los borregos; también con dos o tres cerdos que eran alimentados con el suero de la leche, xikota; además estaba permitido llevar al olhalte dos o tres cabras, no más. A finales de junio o primeros de julio se subían los becerros y, más tarde, entre julio y septiembre, los caballos. Estos animales devoran los pastos y no dejan nada de hierba para las ovejas. Para que pueda regenerarse, el Sindicato de Soule cuida de que los caballos no pasten en los altos durante determinados periodos. Los mulos se quedaban en casa para las labores del campo.

Antaño los chicos se incorporaban a las tareas pastoriles a edad temprana, hacia los 12 años. De primeras se les confiaba el cuidado de las ovejas que no daban leche; éstas solían tener en el kaiolar un sitio aparte para pastar.

Para dirigirse al kaiolar siempre se tomaban los mismos caminos; artzai-bideak. Estos senderos estaban tradicionalmente muy determinados, como pudieran estar los caminos mortuorios a la iglesia, hilbideak. En principio eran los más cortos y estaban siempre abiertos.

Olhaltea. La superficie de pastos de altura donde se establecen las chozas de pastor, olhak, con sus ordeñaderos, korraleak, se denomina olhaltea.

Se encuentran a una hora u hora y media de camino del pueblo. El kaiolar se ubica siempre cerca de fuentes; por ello resulta una suerte de agrupación o «barrio pastoril», con su nombre propio. Los diversos olhalteak están delimitados por accidentes naturales: un arroyo, una cumbre, etc. Recurriendo a estos accidentes del terreno pueden esclarecerse los conflictos entre los distintos grupos pastoriles. Los bosques comunales regulados por el Sindicato de Soule proporcionan a todos la leña y la madera necesarias para el fuego y la fabricación de utensilios. Siempre se ha tenido una atención especial con el guarda forestal al que se regala un queso cuando termina la temporada.

Las chozas, olhak, disponían de ordeñaderos, korralea; recintos rectangulares cerrados con estacas y traviesas. Mediante una barrera móvil se podían delimitar dos espacios diferentes; uno destinado al ordeño y el otro para agrupar al resto de las ovejas.

Olhaltia (kaiolar), Irati (Z). Fuente: Peio Goïty, Grupos Etniker Euskalerria.

Todas las casas de Etxebarre participan en un kaiolar, incluso las que carecen de bortaldea (granja de monte). También se dan casos en que una casa puede tener una o varias partes en un kaiolar y algunas son coinquilinas o congozantes de dos o más. Las participaciones no tienen por qué ser siempre las mismas; pueden equivaler a uno, medio o un cuarto de txotx. En Zuberoa antaño el txotx equivalía a cien cabezas.

El derecho al disfrute del kaiolar puede ser objeto de transacción. Esto es, una casa puede vender su parte en él, pero ha de hacerlo necesariamente a un paisano de Zuberoa, cualquiera que sea el pueblo donde haya nacido. Por poner un ejemplo, los coinquilinos de un kaiolar situado en Larrau son: uno de Etxebarre, otro de Altzabeheti-Zunharreta, un tercero de Arhau, otro más de Sarrikotagania, otro del mismo Larraiñe, etc. Una casa puede asociarse con otra o con varios para adquirir un txotx, o una parte. Este acto tenía lugar antaño el domingo de Pasión, Igante xuria.

Algunas casas pudieron adquirir participación en kaiolar que tenía asentamientos escalonados de chozas en la montaña: peko olha, arteko olha, gaiñeko olha (choza de abajo, del medio y de arriba). Esto ofrecía ventajas para el disfrute gradual de los pastos; pero no todos los kaiolares tenían esta gradación y muchas veces había que conformarse con un único asentamiento pastoril.

Bortaldea. Se encuentra a media montaña, a una distancia de tres cuartos de hora del pueblo y su régimen es muy distinto al del olhaltea. Siempre es propiedad de una determinada casa. Pero no todas las casas del pueblo tienen su bortalde en el monte.

Su edificación principal es la borda, que es establo del ganado en su planta baja y henil en su parte más elevada. Al lado se sitúa la cabaña, etxano, donde se alberga un familiar o un criado encargado de la borda, bordazain.

Anejo a la borda se extiende un prado, sorho, cuya forma se adapta generalmente al terreno: puede ser ovalado o rectangular. En principio no tenían vallado alguno; a veces está acotado por un muro bajo de piedra o por un seto de espino albar que, por sus pinchos, disuade a los animales de traspasarlo.

La hierba del prado se siega en los meses de julio-agosto. En esta labor intervienen todos los miembros de la familia empleando para ello de 8 a 20 días. Una buena parte de la hierba segada se baja a la casa en pequeñas carretas de cuatro ruedas, xarriotak; otra parte se transporta a hombros hasta la borda, valiéndose de un apero apropiado para ello, iratxunak; allí se almacena en el henil que está bajo la techumbre de la borda, en lugar aireado y seco.

Junto a la borda suele haber también un pequeño helechal, iraztorra. A él se recurre para cortar helecho para casa; además a la casa le corresponde una parte en los helechales comunales.

Con el helecho se hace la cama para el ganado estabulado y se obtiene el estiércol. Por ello una vez cortado se apila junto a la borda en almiares, metak, y una parte se guarda para el invierno.

El estiércol se saca fuera de la borda a un montón y se esparce en el prado en dos épocas del año: a finales de mayo, y si todavía queda algo, en septiembre después de la siega, para la nueva hierba que brota en el otoño.

Junto a los edificios del bortalde siempre hay árboles, robles y castaños principalmente.

Como se ha indicado antes, a principios de mayo se subía con las ovejas y los borregos hasta la borda (los corderos quedaban abajo) y permanecían allí durante un mes.

Con buen tiempo pastaban en los alrededores, alternando los prados; el bortalde estaba subdividido por cercados y con esta alternancia las ovejas abonaban todos los prados. Si el tiempo era muy malo se alimentaban con el heno almacenado. Por la noche se recogían los animales en la borda; aquí se ordeñaban las ovejas y en el mismo bortalde se fabricaban los quesos. Antaño éstos no se vendían, se conservaban en la quesera, gaznategia, de la cabaña, etxola, junto a la borda. Había allí un rincón para dormir y otro para preparar la comida.

En una segunda etapa se ascendía del bortalde a los pastos de la montaña. Para entonces se habían retirado las nieves. En el olhalte, se permanecía el mayor tiempo posible.

Para su tarea de cuidar las ovejas el pastor siempre ha contado con el perro, ya sea el llabrit, ya sea el artzaiñ-orha, el fuerte perro del Pirineo.

En el ohalte y también, claro está, en el bortalde se solían trabajar pequeñas huertas en las que, aprovechando la tierra fértil se cultivaban coles, puerros y otras hortalizas. De cualquier modo, los familiares subían con provisiones, cuando no eran los propios pastores los que bajaban en su busca. En el ohalte se comía normalmente talo, pastexa, y huevos de casa, aparte de los productos propios del pastoreo.

Movimientos estacionales del ganado en Zuberoa según Miguel Duvert. Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.

A mediados de julio, la Magdalena, tenía lugar el esquileo, ilhe moztea. Se bajaba el rebaño a casa (o a la borda). Era un trabajo que se llevaba a cabo en familia con la ayuda de los vecinos. Se apilaba la lana en espera de que viniera el lanero: éste lo introducía en grandes sacos y lo llevaba. A veces se guardaba un poco de lana para uso doméstico. Los ancianos hilaban antaño la lana; pero esta práctica se extinguió al terminar la guerra de 1914.

Avanzado el otoño, el mal tiempo y el temor a la nieve obligaban a bajar de nuevo al bortalde. Aquí pastaban las ovejas hasta diciembre. Si la nieve sorprendía al rebaño en el bortalde se recurría al heno almacenado en el henil de la borda.

En diciembre nadie se quedaba en el bordaltea; todos pasaban el invierno abajo, donde las ovejas se cobijaban en bordas separadas de las casas, pastando en los aledaños. La nieve que cae en el valle durante el invierno no suele ser duradera aunque alcance en ocasiones los 40 centímetros; el viento sur la derrite pronto. Con la hierba de los prados y con el heno almacenado en casa se podía mantener un pequeño rebaño de 70 ovejas y sus corderos.

* * *
 

Este modo de vida ha sido alterado por el despoblamiento gradual que viene sufriendo el territorio. Ya a mediados del siglo XX quedaba muy poca gente viviendo en las granjas de monte, bortaldea. En ellas habían llegado a establecerse algunas familias, que allí tuvieron descendencia. Pero eran explotaciones muy pequeñas, no tenían buenos caminos de acceso y estaban alejadas del pueblo. Fue más tarde cuando los caminos por el monte se adecentaron y algunas de estas granjas se convirtieron en residencias; el Sindicato de Soule ha promovido estas mejoras valiéndose de los recursos obtenidos por el alquiler de los puestos de caza. (Comunicación de M. Irigoyen. Etxebarre. Testimonio recogido en 1993).

Hasta los años 1950-1960 cada pastor hacía su semana en el monte turnándose con sus compañeros del kaiolar; posteriormente esto no fue posible debido a la falta de gente. En ocasiones, arriba, en olhaltea, no quedaban más que dos pastores; tenían que ordeñar las ovejas dos veces al día durante una hora y media, elaborar los quesos, cuidar de los animales, etc. Y a todo ello había que añadir la preocupación por la casa, abajo, en el valle.

También han cambiado los usos y los ciclos en el pastoreo. Se han introducido nuevas técnicas de reproducción pero todavía cada cual tiene sus carneros y puede hacer su propia selección. Se conservan las razas tradicionales, pero muchas ovejas son de raza mestiza.

Ahora los quesos se elaboran y se venden en el valle donde los rebaños permanecen hasta avanzada la primavera. Las ovejas suben secas a los puertos de montaña. ¡Los tiempos del borthü-gazna (queso elaborado en la montaña) han pasado irremisiblemente!


 
  1. M. AGUERGARAY. «La borde à Musculdy» in Michel DUVERT; Bernard DECHA; Claude LABAT. Jean Baratçabal raconte… Bayonne, 1998, pp. 277-278.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. «Materiales para un estudio del pueblo vasco en Liginaga (Laguinge)» in Ikuska. Nº 8-9 (1948) p. 22.
  3. El prado contiguo a la borda se llama también lojá.
  4. DUVERT; DECHA; LABAT, Jean Baratçabal raconte…, op. cit., p. 233.
  5. Cuenta J. Baratçabal (n. 1903) que «un año de gran sequía mi abuelo, con lágrimas en sus ojos, utilizó la cubierta de su borda para alimentar a las vacas que bramaban de hambre». Vide Ibidem, p. 276.