Medidas cautelares

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los pastores advierten que el corte de la manta implica un cambio térmico importante en el cuerpo de la oveja por lo que en las primeras semanas hay que permanecer vigilantes para que no se enfríen los animales.

En la Tierra de Ayala (A) los informantes recuerdan cuán perjudicial resultaba el esquileo antes de junio debido a que al estar el ganado peor alimentado y cuidado que hoy día, se producían resfriados y muertes. Por la misma razón se elegía para esta labor una jornada en la que hiciera buena temperatura. Por precaución algunos pastores mantenían a las ovejas la última lana que hubieran echado para que estuvieran más protegidas, pues así si llovía se podían sacudir el agua y les proporcionaba algo de calor. Cortarles de esta forma la lana se conocía como «dejarlas en camiseta», mientras que esquilarlas por completo se denominaba «dejarlas en pelotas» o «dejarlas en cueros». Además seguían un determinado orden en la tarea, pasando por la tijera en primer lugar las ovejas que no tuvieran crías hasta acabar con todas.

En Nabarniz (B), si bien algunos se adelantaban algo a la fecha de San Juan, 24 de junio, también había quienes la retrasaban hasta Santiago, 25 de julio, porque de lo contrario, como consecuencia del corte de pelo las ovejas, se enfriaban, quedaban algo desmejoradas y bajaba la producción de leche. Una informante de Ajuria (Muxika-B) hace la misma apreciación advirtiendo que si se esquilaba en época en que el sol no calentaba se corría el peligro de que el rebaño se enfriara, oztu egiten da ardia. Otro tanto señala un pastor de Arrieta (Sollube-B) llamando la atención de que siempre debe hacerse con buen tiempo pues cortarles la lana en tiempo lluvioso acarrea problemas a las ovejas, euria koiju ezkero ez dira ondo ibiltzen ardiak.

En Ernio (G) advierten que hay que tener cuidado con la época del corte porque los animales son sensibles a los cambios climáticos y pueden enfriarse. Sobre todo hay que extremar la cautela con las ovejas que están criando porque existe el peligro de que se les corte la leche con la que alimentan a sus crías. En Abaltzisketa (G) señalan también que la climatología jugaba un papel importante en la esquila, ardi-mozketa, que se adelantaba o se retrasaba en función del buen o del mal tiempo respectivamente.

En el Valle de Salazar (Otsagabia-N), se efectuaba en abril porque debían transcurrir cuarenta días antes de conducirlo a los pasturajes de altura de verano de modo que las ovejas estuvieran igualadas y no les afectara ni el frío ni el agua.

En la Ribera (N) la precaución adoptada era similar. Antes de que el rebaño partiera a la Montaña debía tener el pelo uniforme ya que resultaba peligroso ponerlo en camino si hacía pocos días que a las ovejas les habían cortado la lana, pues de alcanzarles una tormenta durante la marcha podía originar importantes daños, incluso causarles la muerte. Convenía por tanto que les hubieran crecido unos dedos de pelo, de unos veinte días, antes de emprender la ruta.

Baño desinfectante tras el esquileo. Guibijo (A). Fuente: Isidro Sáenz de Urturi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Sangüesa (N) había que tener cuidado con las ovejas recién esquiladas para que no se rozaran con las ramas y se hirieran, o les cayera granizo, pues en las heridas les entraba la mosca. En este estado era mejor conducirlas a favor del aire, pues así cogían más polvo y tierra y no les picaba la mosca.

En los montes de Triano (B) después del esquileo, si el tiempo no era bueno, como medida precautoria se solían tener las ovejas durante unos días en la cuadra para evitar que pudieran enfriarse al estar desprendidas de la manta.

En Bernedo (A) los primeros días posteriores al corte, los pastores cuidaban de que las ovejas no se mojaran y las traían a casa a dormir, a veces durante un mes, hasta que se acostumbraran a vivir sin lana y comenzara a hacer calor.

En Urkabustaiz (A) se llevaban al monte después de esquilarlas y el pastor las visitaba de vez en cuando para comprobar si el rebaño se encontraba en buen estado. Como medida de precaución las pocas que iban a parir en esa época, pues la mayoría de los partos se producían antes de junio, permanecían en las campas de los alrededores de la casa.

El temor a que el rebaño se enfriara tras la esquila y que ello repercutiera en su salud se ha constatado también en otras localidades. Los informantes de Berganzo (A) advierten que se realizaba pasado el invierno cuando las temperaturas algo más altas se estabilizaban; en Valdegovía (A) si las condiciones no eran las adecuadas, es decir, si continuaba haciendo frío, la operación se retrasaba; en Valderejo (A) la época propicia para el esquileo era junio, una vez disipadas las inclemencias climáticas; y en Arluzea-Markinez (A) señalan que no debía hacerse hasta junio pues el adelantar la operación a mayo no era recomendable porque en la montaña todavía las temperaturas eran muy bajas.

También se ha recogido el orden de prelación que se establecía en algunos lugares a la hora de la esquila: así en Gorbea (Zeanuri-B) primero se hacían las corderas de año, las que no habían parido en esa temporada, auntzuak, después las madres. El último turno les correspondía a las que se estaban ordeñando, cuyo esquileo se retrasaba al día de la Virgen del Carmen (16 de julio) o a Santiago (25 de julio).