Establos ubicados en el propio caserío: la cuadra

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El tamaño de la cuadra y su relación con el resto de la vivienda están en función de los distintos tipos de casas agrícolas. Este asunto se volverá a tratar en un tomo posterior dedicado a la casa.

Los datos recogidos señalan que ha sido común que los establos se ubicaran en la propia casa, en su planta baja. El que la cuadra estuviera en esa situación suponía que la familia que ocupaba la planta inmediatamente superior se beneficiara, a modo de calefacción, del calor producido por los animales domésticos.

En una parte del área estudiada el establo ha ocupado la totalidad de esta planta inferior o la ha compartido con recintos destinados a otras labores como la fabricación de sidra o de vino o simplemente al almacén de herramientas y aperos. Pero en ningún caso en la misma planta han compartido habitación alguna sus dueños.

Ikuilua. Ezkio (G), 1996. Fuente: José Zufiaurre, Grupos Etniker Euskalerria.

En Abanto, Galdames, Muskiz y Zierbena (B), en los caseríos tradicionales que constan de tres plantas, la cuadra, también denominada establo y bodega en documentos registrales, ocupaba siempre la planta baja; la inmediatamente superior era la destinada a vivienda y la última, situada bajo la techumbre, era la que servía para almacenar el heno o hierba seca. Ésta se conoce como camarote, aunque en la zona más occidental de la comarca se denomine también sobrao e incluso payo.

En Zeanuri (B) el establo ocupaba toda la planta inferior del caserío. En Astigarraga (G) la cuadra estaba situada en la bajera de la casa mientras que las habitaciones de la vivienda se hallaban en los otros pisos.

En Berganzo (A) ocupaba la totalidad de la planta baja siempre y cuando la casa no poseyera bodega. Así, en una de tres o cuatro plantas, en la más baja se encontraba la bodega, lugar destinado a la elaboración y conservación del vino y de los alimentos por ser la zona más fría. En la siguiente planta estaba la cuadra, con pesebreras donde comían los animales allí estabulados. La tercera era la vivienda familiar, y la última el tablado o desván donde se almacenaban grano y otros alimentos que necesitaran calor para su conservación. Cuando las casas eran de tres plantas carecían de bodega.

En Bernedo (A) salvo el trozo del portal, cuadro de la escalera y a veces un pequeño cuarto para herramientas y pienso, el resto de la planta baja se destinaba a cuadra. Otro tanto sucedía en Moreda (A) donde ésta compartía espacio con la entrada. En Treviño (A) los establos ocupaban la parte baja de la casa y dependencias anexas.

En Eugi (N) el establo se denomina beitegia o ezkaratza. Siempre estaba en la planta baja, debajo de la vivienda e inmediatamente después del portal de la casa. Aparte de ser el recinto donde se guardaba el ganado también se introducían en él el carro y la comida de los animales.

En Otsagabia (N) la casa está dividida en tres pisos. El primero o planta baja está constituido por una pequeña cuadra destinada a las bestias de carga y otros departamentos como el denominado aztaria donde se conservan las patatas. El segundo piso, destinado a habitación de la familia, consta de la cocina y los cuartos. El tercero corresponde al desván o sabaioa, destinado a granero y almacén de forrajes[1].

También ha sido costumbre levantar casas en las que la planta baja daba cabida no sólo al establo sino también a habitaciones que formaban parte de la vivienda, entre las que destacaba casi siempre la cocina.

Así en Amorebieta-Etxano (B) mientras la cuadra se ubicaba en la mitad trasera del caserío, en la mitad delantera vivían los dueños.

Planta baja antigua y nueva de Perunezarra, Ataun (G), c. 1920. Fuente: Anuario de Eusko Folklore, Tomo V. Vitoria, Sociedad de Estudios Vascos, 1925: Dibujo de Don José Miguel de Barandiaran.

En Elosua (G) el establo, zaltegia, estaba y está situado en la planta baja junto a la cocina, separado de ésta por una pared o un pasillo.

En Oñati (G) muy antiguamente el establo, itoia, que se comunicaba a través de una ventana con la cocina, se componía de tres partes: el pesebre, la zona del estiércol, sitsa, y el sitio para el helecho, irea.

En las casas más antiguas de Ataun (G) en la planta baja se abría la puerta principal, atariko atea, el vestíbulo, karrera, la cocina, sukaldea, los dormitorios, apusuntua, y en la parte zaguera la cuadra, ikulua, la pocilga, txerritegia, y el estercolero, simaurtegia, junto al cual solía haber un espacio para la hojarasca y el helecho, iñurkiña, destinado al lecho del ganado. En casas posteriores en el tiempo se seguía un esquema similar pero con la cuadra de mayores dimensiones[2].

En Ultzama (N) el establo, ikuilua, ocupaba antaño toda la planta baja aunque el lugar destinado a la cocina estuviera bien diferenciado. Cuando se entraba por el portal se veía dónde estaba el ganado. Posteriormente se levantaron paredes y la cocina se separó del establo. El suelo era de tierra cubierto por helechos. Los animales estaban sueltos delante del pesebre.

Características del establo

La puerta de entrada a la casa y al establo podía ser la misma o este último disponer de una independiente.

En Agurain (A) era habitual que tuviera una puerta de acceso desde la casa y otra de mayor tamaño para la salida del ganado al exterior. En Valderejo (A) los animales pasan al establo por la puerta principal de la vivienda, mas cuando la casa está edificada en un desnivel entran por la puerta existente en el nivel inferior.

En Astigarraga (G) el establo tiene el acceso por una puerta que se ubica en la fachada principal de la casa y que es contigua a la de entrada a la vivienda. Desde dentro comunica con ciertas dependencias de la planta baja de la casa como la cocina. En Beasain (G) se penetraba desde el propio vestíbulo o portal, ataria, de entrada. En Berastegi (G) la cuadra, ikuillua, se situaba en la parte baja del caserío a un lado del zaguán o puerta principal. El establo muladar se hallaba alineado con la puerta por la que se salía a un pasillo y desde éste se depositaba el forraje en la cuadra.

En Améscoa (N) el establo o corral es un departamento rectangular con puerta al zaguán de la casa o directamente abierto a la calle, en cuyo caso se comunica con la vivienda por una segunda puerta. En Larraun (N) el establo, ekuillua, dispone casi siempre de puerta directa a la calle. En Lezaun (N) al corral o corrales se accede por la entrada o zaguán, que también sirve para pasar al piso superior. En Allo (N) a menudo la puerta de la cuadra no comunicaba directamente con la calle, sino que los animales salían atravesando la misma entrada o zaguán que utilizaban los moradores de la vivienda. En Sangüesa (N) el ingreso a la cuadra también se realizaba por la misma puerta que usaban las personas, situada a un lado de la escalera.

En Apodaca (A) aparte del acceso a la cuadra desde el portal, había otra puerta que la comunicaba con el portegado, donde se juncía la pareja. Por ésa se sacaba el ganado a pastar y a beber agua, se extraía la basura y se metía el forraje. Otro tanto ocurría en Urkabustaiz (A), donde también disponían de otra puerta para sacar la basura, introducir el forraje y permitir el tránsito de los animales. En algunos casos excepcionales era tan ancha que permitía la entrada del carro.

En Urduliz (B) la cuadra tenía dos accesos: una puerta desde la calle, albatea, por la que entraba y salía el ganado, y otra a la que se llegaba desde el interior de la casa.

Al ser las ventanas de las cuadras pequeñas, muchos de los informantes señalan que los establos eran oscuros y estaban mal ventilados. Las pequeñas aspilleras practicadas en los muros de piedra servían para mantener el calor de estos recintos. En Apodaca (A) las ventanas fueron pequeñas hasta los años sesenta en que se abrieron ventanales.

En Treviño (A) además de oscuros y mal ventilados muestran la piedra cara vista ya que en raras ocasiones están revocados y encalados.

El suelo fue de tierra pisada hasta los años sesenta sobre la que se echaba helecho, árgoma o alguna hierba áspera no comestible. Aunque hoy en día haya pasado a ser de hormigón en la mayoría de las poblaciones, se señala en Moreda (A) que no conviene cementarlo pues al no poder filtrar la orina quedaría mojado.

En Izal (N) el suelo de la zona de las vacas es de cemento mientras que el del ganado lanar sigue siendo de tierra.

Divisiones en los establos

La distribución de la cuadra se hacía a conveniencia de sus dueños siendo usual separar el ganado entre sí con estructuras de vigas y tablas, aunque más recientemente se hayan sustituido estas divisiones por paredes de mampostería o ladrillo. En Izurdiaga (N) llaman a estas separaciones de madera langas[3]. En el apartado anterior ya se han descrito algunas de estas distribuciones.

En Moreda (A) el mayor compartimento del establo se destinaba a los animales de trabajo tales como machos, mulas, caballos, bueyes y burros. Las pocilgas de los cochos estaban en un rincón. El de las cabras, dos o tres por cada casa, era pequeño y también se denominaba pocilga. Los patos se criaban en una esquina.

En Pipaón (A) la cuadra se situaba en los bajos de la vivienda familiar. El corte para los cerdos se hacía debajo de las escaleras de la vivienda, otra zona con pesebre se destinaba al ganado vacuno y caballar, en otro apartado se introducían las ovejas y cabras y en dos latas o palos bastante altos se posaban las gallinas.

En Treviño (A) el ganado se dispone agrupado en vacuno de trabajo, vacuno de leche y caballar de trabajo.

En Abadiano (B) al lado de las vacas suele estar el toro, idiskoa, y los terneros, txaalak. También el burro tenía su sitio dentro del establo, korta. Cumplía una función importante en el transporte de cargas. En la actualidad ha desaparecido de los caseríos.

En Amorebieta-Etxano (B) se dividía en zonas donde se encontraban las vacas y bueyes, y los terneros. Para el burro o mulo se reservaba un rincón. Si había cabras se ataba una de ellas a una columna y las demás se tumbaban a su alrededor.

En Fruiz (B) las vacas estaban separadas de los bueyes y de los novillos. El burro también tenía destinado un lugar concreto del establo.

En Urduliz (B) a partir de los setenta las vacas se separaron en la cuadra de dos en dos mediante paredes de ladrillo. Los terneros permanecían aparte para que no mamaran a sus madres. Si había espacio, el burro se colocaba al lado de las vacas, si no, en la tejavana o en el txarritoki o pocilga, cuando estaba libre. Durante el verano permanecía en el campo.

En Zeanuri (B) las vacas disponían de una zona cerrada al igual que las ovejas durante el período invernal. Las gallinas se refugiaban en un lugar elevado denominado otea, oiloen otea. El burro también tenía su sitio y el cerdo un recinto cerrado de piedra, txarrikortea.

En Astigarraga (G) la superficie más amplia está destinada a las vacas y terneras. Las primeras se sitúan en la parte delantera unas junto a otras, en el lugar denominado majera. Cada una de ellas cuenta con su correspondiente comedero, llamado aska o majera, de donde le viene el nombre al lugar que ocupan. Las terneras se sitúan tras las vacas, en el lugar conocido como ikulu, al que también éstas tienen acceso. Los bueyes se emplazaban antaño con las vacas y terneras. Los mulos se encuentran en el llamado leorpe. Es ésta una pieza contigua al establo con el que se comunica, que dispone de entrada independiente desde el exterior, cuando no está separado en una pequeña edificación cercana. Suele ser una pieza amplia que alberga también a los cerdos y donde se almacena la hierba, se guarda el carro y otras herramientas de trabajo. Otras veces el leorpe aloja sólo aperos y no animales. En este caso, en el establo mismo y separado de él por paredes, hay una piececita llamada zaldiaren tokia donde se resguarda y se alimenta el caballo y que tiene entrada independiente al establo. En otros casos, este animal se ubica en otra cuadra en un plano superior. Y en otros las yeguas suelen estar fuera por no disponer de un lugar específico. En el leorpe los mulos tienen sus correspondientes habitáculos y sus comederos, unos al lado de los otros.

En Telleriarte (G) la mayoría del ganado del caserío se ataba separado por grupos, cada uno acomodado en su recinto, tegi. El lugar reservado para las vacas se llamaba ukuillua. Éstas, al igual que los terneros, se ataban con una cadena por el cuello. Las cabras solían estar cerca de la casa y por la noche se metían en la cuadra. Había un cobertizo para las ovejas en la mayor parte de los caseríos. Las gallinas estaban en la tejavana, los conejos en las conejeras y el cerdo en la pocilga.

Separaciones de hormigón en el establo. Urduliz (B), 2000. Fuente: Akaitze Kamiruaga (Mikel Martínez), Grupos Etniker Euskalerria.

En Andoain (G) la cuadra, ikuillua, ocupaba algo más de la mitad de la planta del edificio de un caserío. En su interior se ubicaba el ganado vacuno, los cerdos en su pocilga, el burro y también las gallinas. El carro y los enseres de labranza que hacían falta a diario se guardaban en la cuadra y el montón de estiércol se conservaba en el ángulo más apartado de ella[4].

En Allo (N) el tamaño y número de dependencias estaba en función de la categoría de la casa. Así, las grandes tenían amplios corrales que ofrecían la posibilidad de que cada especie animal ocupase una parte de ellos. Sin embargo en las viviendas modestas la cuadra era angosta y se hacinaban todos los animales sin apenas posibilidad de distribución. En ella convivían el burro, la mula, el cerdo, las gallinas, la cabra y algún conejo.

En Aoiz (N) las cuadras solían tener una o dos estancias. Al fondo se encontraba la pocilga mientras que la parte delantera se reservaba para las gallinas, que ponían los huevos en cestos colgados en las paredes, los conejos, que permanecían en conejeras, y los patos y palomas. Todos ellos podían andar y volar por la cuadra. Hoy en día, conejos, gallinas, pollos, patos, palomas y pichones se siguen criando en bajeras o antiguas cuadras ubicadas en las casas de la parte antigua del pueblo.

En Eugi (N) los cerdos, yeguas, mulas, vacas y terneros tenían su espacio. El cerdo y los terneros estaban apartados del resto. El lugar reservado a los últimos era cerrado, con un pesebre y una parrilla especial, y se denominaba aratzetogia. El de las vacas se llamaba beitegia, el de las yeguas beortegia y el de las mulas mandotegia. Tanto a las yeguas como a las mulas se les ataba con una cadena. Los cerdos permanecían en la cochiquera, txerritogia, pero comían fuera de ella. A las gallinas se les reservaba la zona más caliente ubicada bajo la cocina y conocida como oilotegia. Los conejos, lapinak, no estaban enjaulados. Vivían allí tanto en invierno como en verano. El palomar, usotegia, era un lugar cerrado con redes ubicado en el pajar.

En Izal y Lezaun (N) las vacas y los toros se alineaban delante del pesebre atados con cadenas. Se disponían teniendo en cuenta su fuerza, no permitiendo que una vaca quedase entre dos más fuertes para evitar que la dejaran sin comida y que la golpearan. En Lezaun los que no tenían dos corrales, uno para vacas y otro para yeguas, las separaban por medio de unas maderas. Estas últimas permanecían poco tiempo en el corral pues solamente la nieve impedía que estuvieran en el monte. También los burros tenían su corral. Las cabras se ataban en cualquier sitio.

En Ultzama (N) aunque el establo, ikuilua, era sólo uno, cada tipo de ganado tenía su lugar correspondiente. El sitio de las vacas se llamaba beitogia. Era un espacio con un pesebre largo que contaba con tantos pozos como vacas, con una cadena para cada res y una parrilla, segalera, donde se les ponía la hierba seca. Los terneros y los novillos permanecían en el txekortegi, parecido al de las vacas, pero de menor tamaño. El lugar donde estaban las yeguas y las mulas, beortegia y mandotegia, tenía pesebre pero no había parrilla. Los bueyes se ataban en el iditogia. Las ovejas recién paridas tenían un lugar, axurtegia, para que pudieran darles de mamar a los corderos, con un pesebre especial. Junto al ganado estaban las gallinas que dormían en unos palos llamados oillatasi; a este último espacio del establo se le llama oillotegia. Los gansos y los patos estaban de la misma manera, todos mezclados. El cerdo hacía su vida en el txerritogi; allí tenía su pesebre donde se le daba de comer. Los conejos se criaban en jaulas en una esquina del establo.

Leorpea, cobertizo para caballerías y aperos. Astigarraga (G), 1995. Fuente: Eva Elorza, Grupos Etniker Euskalerria.

En Lesaka (N) en la planta baja se encontraba el portal, atea, la cuadra, eia, el gallinero, oillategia, la pocilga, zerritegia o istegia, y el estercolero, goroztegia[5].

Las cuadras, además de ser el recinto donde se criaban los animales, también han servido para guardar las herramientas utilizadas en la labranza así como los aparejos necesarios para realizar los trabajos con ellos. A menudo se han utilizado colgadores clavados en las paredes para colocar tanto las unas como los otros.

En Apodaca (A) éstos servían para dejar la herramienta de la cuadra: arpa, bieldo, azadón para revolver el pienso de los cerdos, pala, caldero para picar nabos y remolachas, una hacha pequeña, un banco grande y otro pequeño para ordeñar, así como calzado para la cuadra: botas y chanclos.

En Moreda (A) los aparejos de las caballerías se dejan en un rincón o colgados de palos que sobresalen de la pared de la cuadra en la que están clavados. En algunos casos penden del techo con cuerdas y alambres.

En Urkabustaiz (A) en el portal se cuelgan sobre una tabla todos los utensilios necesarios para trabajar, como bieldos, palas y calderos entre otros.

En Allo (N) se hincaban en alguna de las paredes estacas de madera para colocar los aperos del ganado.

En Sangüesa (N) se colgaba el collarón, el baste, los tirantes y otros aparejos necesarios en estacas de palo introducidas en la pared.

En Abanto, Galdames, Muskiz y Zierbena (B) se guardan en el establo herramientas y útiles necesarios para las labores que se realizan en él.

En Astigarraga (G) ha sido muy frecuente ubicar en la cuadra el tolarea o prensa para hacer la sidra.


 
  1. Secundino ARTOLETA; Fidencio BERRABE. «El pastoreo en Ochagavía (Salazar)» in AEF, XV (1955) p. 10. Tanto en lo que se refiere a la ubicación de la cuadra en relación con el resto de la vivienda como a la distribución de los distintos apartados que constituyen el establo, se recoge abundante información en los Anuarios de Eusko Folklore dedicados a los «Establecimientos humanos», en concreto en los tomos V (1925), VI (1926), VII (1927) y VIII (1928). En este capítulo incluimos solamente algunas de dichas descripciones a modo de ejemplo.
  2. Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de José Miguel de BARANDIARAN. «Contribución al estudio de la casa rural y de los establecimiento humanos. Pueblo de Ataun» in AEF, V (1925) pp. 23, 25, 10.
  3. Barrera, cancilla o puerta rústica, hecha de tablas o troncos que cierra el paso a las heredades o prados. Vide José M.ª IRIBARREN. Vocabulario Navarro. Pamplona, 1984.
  4. Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de J. Francisco de ETXEBERRIA. «Pueblo de Andoain. Barrios de Goiburu y Karrika» in AEF, V (1925) pp. 94-95.
  5. Julio CARO BAROJA. «Algunas notas sobre la casa en la villa de Lesaka» in AEF, IX (1929) p. 81.