El hilado

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El hilado manual es un trabajo particulamente lento; por esta razón fue en tiempos pasados una ocupación adecuada al mucho tiempo de que disponía el pastor mientras cuidaba el rebaño.

A tenor de los testimonios recogidos, los pastores se valían para hilar únicamente del huso; no utilizaban la rueca que, como se verá luego, la empleaban las mujeres para esta labor.

El huso o torcedora viene a ser en este caso un molinillo o péndulo de madera provisto de un gancho al que se sujeta el cabo del hilo incipiente; al girar sobre sí mismo va torciendo las fibras de la lana y formando el hilo. En euskera recibe diversos nombres: xabilla (Sara-L), maratilla (Larraun-N, Zerain-Urbia-G), txirribilla (Eugi-N), txatilla (Aralar) txabilla (Oiz-B), txaramilla (Orozko-Gorbea-B). En Roncal (N) se le llama hilandera[1]. Esta pieza siempre fue de confección artesanal empleando para ello madera de boj, ezpela, de borto, gurbea, de encino, artea, etc.

En su forma más común consiste en un trozo de palo grueso, de 15 a 25 cm de largo, que va estrechándose de sus extremos hacia el medio formando una figura que asemeja a dos conos unidos por sus vértices. En el medio se forma un cuello estrecho que está perforado por un orificio donde se introduce una varilla de palo cuyo extremo libre termina en gancho. Aquí se traban las hebras del cabo de lana para comenzar el torcimiento del hilo; así mismo las de las secciones siguientes que van a ser torcidas.

Pastor de Gainza hilando frente a su txabola. Aralar (N), 1942. Fuente: Archivo PP. Benedictinos de Lazkao (G): Jesús Elosegui.

Los pastores ponían el copo de lana lavada y cardada en el morral que llevaban en bandolera, albazorroa (Larraun, Zerain), o lo sujetaban simplemente colocándolo debajo del brazo (Allo-N) o lo arrollaban cuidadosamente en la muñeca izquierda (Aralar-N). De allí con los dedos de la mano izquierda iban tomando unas pocas hebras del vellón y con los dedos de la mano derecha iban formando el hilo retorciéndolo y graduando su gordura, evitando que se formaran grosores abultados, txorilepoak (Aralar) al tiempo que hacían girar el huso o molinillo en cuyo gancho habían trabado las hebras primeras del cabo de lana.

Había que mantener el huso en continuo movimiento giratorio y a la vez «darle lana» de forma regular; así se lograba que las hebras se retorcieran, biurtu, y formara el hilo. Una vez obtenida una sección de hilo se enrolla en el huso de modo equilibrado para que éste pueda girar sin brusquedad y se repite la operación hasta que se termina el copo de lana que se quiere hilar.

Pastor de Gorbea hilando. Zeanuri (B), 1979. Fuente: Ander Manterola, Grupos Etniker Euskalerria.

En los alrededores del monte Oiz (B), en aquellas casas que tienen tradición de pastoreo, precisan que antaño los hombres hilaban con el huso, txabillan, mientras que las mujeres trabajaban además con la rueca, goruan (Mendata, Gerena-Mallabia, Berriz-B). Esta misma constatación se hace en Orozko (B) donde agregan que el hilo obtenido con el huso por los pastores era más fuerte, txaramillagaz obeto, fuerteago, paretan zan firua, que el trabajado con la torcedera, burdinezko ardatza, por las mujeres.

La rueca, goru-palua, es un largo palo de acebo, gorostia, que en su lado superior tenía unas ramas dobladas sobre sí mismas formando un rocadero; en esta parte adquiría la misma forma que el batidor, maletxa, que se utilizaba para romper el cuajo. En otros lugares la rueca tenía forma de horquilla, urkulua (Eugi-N). El copo de lana cardada se colocaba en ese extremo al tiempo que se sujetaba la vara de la rueca bajo el brazo izquierdo apoyándolo en la cintura. Del copo se iban extrayendo hebras de lana que se graduaban y se retorcían con los dedos. El extremo del cabo se sujetaba a un vástago de hierro, burdinezko ardatza, que giraba como el huso y ayudaba a que las hebras de la lana se retorcieran formando el hilo.


 
  1. VIOLANT I SIMORRA anota que «este huso roncalés difiere considerablemente del otro huso pastoril, txatilla» utilizado en Gipuzkoa y Bizkaia. Vide El Pirineo Español, op. cit., p. 400.