Asociaciones pastoriles, partzuerrak

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Para efectuar con mayor economía los trabajos propios del pastoreo, en el País Vasco continental estuvo vigente un sistema de asociaciones pastoriles denominadas partzuerrak.

En Donaixti-Ibarre (BN) recogió Barandiaran en la década de los cuarenta los datos que señalamos a continuación.

Cada asociación pastoril o partzuerra estaba formada por siete u ocho miembros o partzuerrak. Un rebaño de 60 ovejas recibía el nombre de xotx. Se llamaba xoxlagun, compañero de xotx, al socio cuyas ovejas sumadas con las de otro hacían un xotx.

Un domingo, que ordinariamente era el anterior a la fecha en que los pastores tenían que subir al monte, se reunían los miembros de la asociación en una taberna, donde hacían una comida, cuyo nombre es xoxka-bazkaria. Después de la comida echaban a suertes –xoxka– con xiriak, palos, o con billetes para ver quién debía ser el primero que había de ordeñar las ovejas de la asociación en el puerto. Repetían la operación para saber quién debía ser el segundo, quién el tercero, etc.

Unos días antes de la subida de los rebaños iban a la montaña todos los miembros o par tzuerrak de la asociación con el fin de arreglar o hacer las operaciones necesarias en la choza y en su corral.

El día 1º de mayo subían todos con sus ovejas. Quedaban en la majada los cuatro primeros designados por la suerte. Al primero llamaban etxanderea[1]; ayudado por neskatoa, fabricaba el queso y el requesón o zenbera. Los dos limpiaban la choza, las vasijas, etc.

Cuando el primero, designado como tal por la suerte, bajaba a su casa, subía el quinto, que empezaba siendo neskatoa. El segundo pasaba a ser etxanderea; el tercero a artzain nausia, el cuarto a artzain mutila. Así iban alternando en los cargos todos los miembros de la asociación.

El partzuer o miembro que poseía un xotx, tenía que estar en la majada durante todo el tiempo en que se ordeñaban las ovejas y se fabricaban quesos. Después, sólo un pastor continuaba en la majada para cuidar los rebaños. En esta función alternaban todos los miembros de la asociación, pasando cada uno temporadas más o menos largas en proporción al número de ovejas que tuviera en la montaña. A principios de julio bajaban las ovejas a sus casas para esquilarlas y luego las devolvían a los pasturajes[2].

En el territorio de Zuberoa también se ha constatado un sistema similar de reparto de labores pastoriles. Los propietarios se turnaban, cada quince días si eran dos o cada mes si eran tres, para vigilar el conjunto de los rebaños, llamado txotx. En ocasiones se concentraban hasta diez txotx con más de 1.200 ovejas y corderos dando lugar a asociaciones pastoriles que se denominaban olha-egitiak.

En el kaiolar zuberotarra los coinquilinos de cada zona de explotación se repartían por suertes las estancias semanales en el monte. Si un pastor había cumplido en el año anterior una semana menos, era el primero en subir al monte en la temporada siguiente; por el contrario, si había permanecido una semana más que el resto, realizaba el turno en último lugar. La media de estancia se fijaba en 15 días cada dos meses. Al kaiolar subían seis pastores en el mes de mayo y el orden de trabajo y los txotx se establecían en asamblea, artzanideak (pacto anual de los pastores suletinos sobre los pasturajes). El número de txotx oscilaba entre un mínimo de cinco y un máximo de diez, a fin de asegurar la permanencia de, al menos, cinco pastores. La organización era la siguiente: etxekandere, que actuaba como jefe del grupo y se encargaba de fabricar los quesos. El segundo, artzan nausia, del alimento de los animales. Artzan muthila ayudaba a guardar el rebaño y a procurar el alimento. A antxüzaina le correspondía el cuidado de las ovejas; axurzaina era el responsable de los corderos y neskatoa ayudaba al primero en la fabricación de los quesos. Las atribuciones cambiaban cada jornada en un ciclo de seis días.

Kaiolar en los montes de Garazi, Ezterentzubi-Mendibe (BN). Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.

El primero en levantarse, de madrugada, era etxekanderea que se desplazaba al lugar donde se encontraba el rebaño, denominado sarea y bajaba con él para proceder al reparto del trabajo. En él participaban todos los pastores, excepto el que se ocupaba de los corderos. Después, sin desayunar, el que cumplía las funciones de jefe subía de nuevo a los pastos de altura. El responsable de los corderos se dirigía a un lugar alejado de la cabaña y fuera del paso de los animales adultos denominado axurlogia. El pastor que cuidaba del rebaño dejaba a éste solo y bajaba a almorzar a axurtegia. El alimento consistía en sopa de cebolla y un poco de queso.

El pastor que ejercía de jefe se aseguraba de la recogida de las ovejas del principio al final de la jornada y no era relevado hasta después de nueve o trece horas de trabajo por el ayudante o antxuzain, de forma que todos pudieran disfrutar del desayuno consistente en tocino o jamón, café o chocolate y pan o torta de trigo.

El jefe regresaba luego junto al rebaño y descendía a la cabaña alrededor de las seis de la tarde. Era en ese momento cuando se daba el nuevo reparto de funciones cambiándose las atribuciones de cada pastor. Antiguamente existió también la figura, desaparecida hace muchos años, denominada orhuzkia, culo de perro.

Hace tiempo que el encarecimiento de la mano de obra no permite esta división de tareas e incluso en la época de más trabajo, que es cuando se fabrican los quesos, el número de pastores se reduce a dos o tres. Es principalmente el propietario quien se ocupa del rebaño, en lugar de los tradicionales pastores.

Como confirmación de estos datos generales referidos a Zuberoa, aportamos dos testimonios, el primero registrado por Barandiaran y el otro constatado en nuestra encuesta actual.

En Liginaga (Z), en los años treinta, en los pasturajes elevados, bortüak, pacían durante la época estival 16 rebaños de ovejas de los vecinos de la localidad. Entre todos sumaban alrededor de 550 ovejas. En aquellos parajes poseían los dueños de los rebaños una choza, olha, donde se albergaban los vecinos que tuvieran ovejas, alternando de cinco en cinco, con el fin de cuidar los rebaños y hacer otros servicios anejos al pastoreo. El vecino que poseía una karta (rebaño de 14 ovejas) debía permanecer allí durante cinco días consecutivos; después bajaba a su casa, para volver a los quince días a la choza y pasar en ésta otros cinco días, y así durante toda la época estival. El vecino que poseía un txotx erdi (rebaño de 28 ovejas), debía estar en la montaña durante diez días, en su casa otros diez, otro tanto en la montaña, y así sucesivamente. El vecino que poseía un txotx (rebaño de 56 ovejas) debía estar todo el tiempo en la choza u olha. El dueño de una karta podía añadir una oveja más, con tal que ésta fuera antzüa, es decir, que no diera leche, sin que esto implicara más cargas ni obligaciones; pero si agregaba otra más, debía pagar, a finales del decenio de los treinta en que fue realizada la encuesta, 10 FF.

Los cinco pastores vivían en la misma choza. Dos hacían quesos, dos cuidaban los rebaños y uno descansaba. El que hubiera descansado un día, había de salir a cuidar los rebaños al día siguiente, y se quedaba otro compañero a descansar[3].

En Muskildi (Z), algunas casas tenían partes en kaiolar que estaban escalonadas en el monte: abajo, en medio y arriba (peko, erteko y gaiñeko olha). Todos los kaiolar no estaban constituidos así, a menudo había una sola olha (el hábitat más elevado del pastor). Hasta los años 1950/1960, cuando había gente suficiente, cada pastor hacía su semana por turnos. Después ya no fue posible, pues a menudo sólo había dos pastores arriba que tenían que realizar muchas tareas: ordeñar durante hora y media dos veces al día, elaborar el queso, cuidar de los animales... A lo que había que añadir en algunos casos la preocupación por el caserío, abajo en el valle.


 
  1. Etxandere significa señora de la casa; artzain nausi, pastor mayor; artzain mutil, zagal; neskato, criada. Se emplean nombres que definen funciones en razón de las labores que tenían encomendadas.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. «Notas sobre la vida pastoril de Ibarre» in AEF, XV (1955) pp. 42-45.
  3. Idem, «Materiales para un estudio del pueblo vasco: En Liginaga (Laguinge)» in Ikuska. Nº 8-9 (1948) pp. 22-23.