Gallinas, palomas, patos y otras aves

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Las gallinas aparecen mencionadas en la práctica totalidad de las encuestas. Se trata de animales que con poco gasto y dedicación producen uno de los alimentos más apreciados: los huevos. La carne de estos animales, y más bien el caldo que con ella se cocina, se ha considerado un excelente reconstituyente para las personas que se hallan convalecientes por lo que ha sido motivo de regalo en las visitas a enfermos y puérperas.

En el caso de las gallinas, como en el resto de los animales domésticos, se han procurado introducir razas cada vez más productivas. Otro rasgo general parece haber sido el progresivo abandono de las gallinas blancas, antaño muy apreciadas, pero que al poner los huevos blancos han sido relegadas en beneficio de razas que los ponen morenos.

Un buen número de las clases de gallinas descritas a continuación pertenecerían a algunas de las variedades de la raza que en la actualidad recibe la denominación de euskal oiloa[1], de ello se han percatado algunos informantes.

Esta raza tiene cuatro variedades, todas con la misma constitución morfológica básica: bel tza (negra de reflejos verdosos), gorria (colorada), marraduna (barrada en rojo) y zilarra (plateada o armiñada, de tipo colombino). Hay un quinto grupo, que no variedad, que lo constituyen las denominadas lepasoila, que presentan como característica principal el cuello pelado desde el nacimiento debido a la diferencia en un gen[2].

Gallos de raza euskal oiloa, de las variedades marraduna, zilarra, beltza y gorria. Fuente: Gómez, Mariano. Euskal Herriko bertako arrazak. Katalogo etnologikoa. Razas autóctonas vascas. Catálogo etnológico. Vitoria-Gasteiz, Mesa Técnica de Recursos Genéticos Animales, 1997.

En Fruiz (B) las gallinas eran rojas, del país, igual que la conocida en la actualidad como euskal oiloa variedad gorria.

En Beasain (G) en todos los caseríos se criaban gallinas que en su mayor parte eran también de esa raza, de tamaño grande y plumaje multicolor.

En Carranza (B) antaño la variedad de gallinas era mayor que en la actualidad. Los caseríos que mantienen sus gallinas sueltas o en gallinero aún conservan parte de esa diversidad; sin embargo se ha visto sensiblemente mermada ya que se tiende cada vez más hacia razas especialmente orientadas a la puesta de huevos, adquiridas en el mercado en vez de criadas en casa. Las distintas gallinas se diferenciaban por el color: las había negras, rojas, blancas y pedresas, es decir, grises y blancas. De todas ellas, las más frecuentes eran las rojas y las negras. Las pedresas eran menos abundantes y las blancas más bien raras. Estas últimas, muy apreciadas, eran más sencillas de cuerpo que las demás, tenían una cresta amplia y muy roja y ponían los huevos blancos a diferencia de las otras variedades que los ponían rojos o morenos. También se conocían las llamadas de pescuezo pelao, por carecer de plumas en el cuello. Éstas eran de coloraciones variadas y se tenían por buenas, «muy clasudas». Algunos informantes aseguran que las antiguas gallinas negras eran de la raza lor, caracterizadas por tener el cuello rojo y la cresta de forma horcada mientras que las de plumaje blanco eran de la raza legor. En el barrio de Ranero se ha conocido como gallina catalana a un ave de plumaje rojo muy claro, cresta grande, orejas blancas, patas verdes y muy ponedora. Igualmente en este barrio se ha denominado como gallina castellana al ave de pluma negra fina, cresta grande, orejas blancas y patas negras. Actualmente la mayoría de estas aves se compran, predominando las de color rojo atenuado y muy ponedoras, que algunos informantes conocen como híbridas. Aún es posible encontrar en algunos gallineros aves negras y como variante de este tipo las que tienen el cuello y parte de la pechuga de color rojo atenuado; asimismo en algunas casas crían pedresas.

En Abadiano (B) la mayoría solían ser coloradas, aunque en ocasiones también tenían blancas.

En Hondarribia (G) criaban antaño una gallina blanca que ya apenas se ve pues ponía huevos blancos y ahora se prefieren los morenos. Por este motivo las actuales son todas rojas.

En Oñati (G) solían ser rojas y negras y más  tarde se introdujo la blanca que se consideraba mejor ponedora.

En Bernedo (A) rojas, pintas negras y blancas. En los últimos años se introdujeron razas especiales que se alimentaban con piensos y en la actualidad ya no se crían sino que se compran los huevos en el mercado.

En Moreda (A) las gallinas eran de color blanco y marrón. En Urkabustaiz (A) rojas, blancas y negras.

En Lezaun (N) de color rojizo, aunque también las había grises llamadas beras.

En Larraun (N) rojizas y grandes; aunque también se han criado otras pintadas que ponen a su vez huevos rojos y grandes. En cuanto a su raza se consideran como «de aquí», emengoak. En Eugi (N) rojas, blancas y negras.

En Arraioz (N) antiguamente se criaban gallinas conocidas como lepamia o de «cuello pelado».

También se han criado unas gallinas de pequeño tamaño llamadas quicas (Carranza, Fruiz-B; Hondarribia-G) que tradicionalmente se han empleado para empollar huevos fecundados de otras gallinas.

Según Gómez existió además una gallina llodiana o rubia de Álava y otra vascongada consideradas extinguidas[3].

En cuanto a las palomas, en Urduliz (B) las había de dos tipos: etxe-palomak, las denominadas zuritas, y las palomas mensajeras. Las primeras son silvestres, de tamaño mediano y se acostumbran rápidamente a vivir en casa. Las mensajeras, en cambio, aunque también se pueden domesticar, tienen más tendencia a escaparse. De vez en cuando aparecían palomas mensajeras de otros lugares que pasaban unos días en el palomar y tras alimentarse y descansar partían de nuevo. Solían tener una anilla en la pata en la que constaba su nombre, dirección y otros datos. También se conoce la existencia del palomo ladrón, que roba las hembras y las lleva a su palomar.

En Bernedo (A) se criaba la paloma zurita común. Los cazadores solían tener paloma torcaz que habían cazado en el paso y la guardaban como reclamo para el tiempo de caza.

En un caserío de Ultzama (N) tenían palomas torcaces, urtzoak, en el palomar situado en el camarote.

En Carranza (B) ningún informante aporta dato alguno sobre las razas de palomas que se han criado y establecen la diferenciación de las variedades según el color que presentasen en el plumaje: se han conocido palomas blancas, blancas y marrones, blancas y grises, y grises y azuladas.

En Valdegovía (A) son hoy prácticamente inexistentes, aunque las hay de dos clases, la gris normal y la blanca.

Por lo que respecta a los patos, en Carranza (B) el que se ha criado más frecuentemente en los barrios localizados junto a cursos de agua ha sido el de plumaje blanco.

En Eugi (N) diferencian el pato de tierra, leor-patoa, que como su nombre indica siempre deambula por tierra, y el de agua, ur-patoa, que en cuanto puede se introduce en ella.

También se han criado ocas, sin ánimo de obtener un rendimiento, sólo por capricho. Algo similar ha ocurrido con las gallinas de Guinea, aunque el número de estas aves ha sido escaso (Carranza-B).

En esta misma localidad desde finales de los noventa se intentan criar avestruces en una explotación ubicada en el barrio de Bernales. Cuenta con una veintena de ejemplares que se destinan a la recría y a la producción cárnica; asimismo tanto su plumaje como las pezuñas y pico son aprovechados para su venta.

Un informante de Arraioz (N), que se dedica a la cría de avestruces, por lo que ha leído y por los cursillos a los que ha asistido, sabe que hay dos razas de avestruces, de cuello negro africano y de cuello azul. El de cuello azul es más grande que el de cuello negro y este último tiene menos años de producción pero pone más huevos por año. Los que hay en el caserío del informante son de cuello negro africano.


 
  1. El trabajo de investigación para la creación de esta raza de aves se inició en 1975 y finalizó a principios de los años noventa. Una vez fijadas sus cuatro variedades, se dio por concluido el programa de mejora genética. Mariano GÓMEZ. Euskal Herriko bertako arrazak. Katalogo etnologikoa. Razas autóctonas vascas. Catálogo etnológico. Vitoria, 1997, p. 41.
  2. Esta raza es de doble aptitud: puesta y carne. Es de tipo atlántico, semipesada (alrededor de 3,6 kg los machos y 2,5 kg las hembras), con cresta simple pero pequeña y con orejillas rojas. La cresta, cara y barbillas son rojas, pico córneo, tarsos de color amarillo y la cáscara de los huevos de color rojo marrón. La puesta está entre 209 y 220 huevos al año. Mariano GÓMEZ. Euskal Herriko bertako arrazak. Katalogo etnologikoa. Razas autóctonas vascas. Catálogo etnológico. Vitoria, 1997, p. 41; y Miguel A. GARCÍA; Silvio MARTÍNEZ; Fernando OROZCO. Guía de campo de las razas autóctonas de España. Madrid, 1990, p. 210.
  3. Mariano GÓMEZ. Euskal Herriko bertako arrazak. Katalogo etnologikoa. Razas autóctonas vascas. Catálogo etnológico. Vitoria, 1997, p. 41.