El esquileo hoy
Con carácter general se ha constatado el adelanto de la época en que tiene lugar el esquileo y el poco aprecio de que goza la lana respecto a tiempos pasados aunque de nuevo esté remontando levemente su estima.
En Gerena (Mallabia-B) a finales del siglo XX, esquilaban las ovejas por la misma época que en tiempos pasados, en junio, y la lana era vendida a traperos. En 1993 uno de los informantes vendió quinientos kilos, a diez pesetas el kilo, en la cercana villa marinera de Mutriku (G). Comenta irónicamente que poco tiempo después participó en una cena en la taberna de su pueblo y con lo obtenido no le llegó para pagarla. Al año siguiente los mismos compradores vinieron al caserío a por lana y la adquirieron a cinco pesetas el kilo.
En Garai (B) la operación de esquilar se realiza hoy día el primer sábado de mayo ayudándose unos pastores a otros. La lana se vende a traperos y no goza de ningún aprecio si bien, según reconoce un informante, en 1996 el mercado se recuperó algo, llegando a cotizar el kilo a 50 pesetas.
También en Bernagoitia (B) el esquileo ha adelantado su fecha con respecto a tiempos pasados. Mientras que antaño la operación se realizaba en las zonas de altura en la segunda quincena de julio, en los años noventa, las ovejas se esquilan entre el 1 de mayo y la fiesta de San Antonio de Padua, 13 de junio. De una oveja se obtienen unos 3,5 kg de lana y en ocasiones hasta 4 kg.
Un informante de esta localidad, que continúa con su oficio de pastor en el cercano municipio de Garai, aporta el dato de que en 1970 la lana se pagaba a 200 pesetas/kg y en 1996 a 90 pesetas/kg (más impuestos), si bien algunos, al comienzo de temporada, la vendieron a 50 pesetas. Entre estas dos fechas se produjeron muchas oscilaciones de precio, la mayor parte a la baja, incluso hubo años en que algunos se vieron obligados a quemarla. Él mismo se desplazó en cierta ocasión a la ciudad de Vitoria a venderla y le pagaron a cinco pesetas/kg. El dinero obtenido no le compensó ni del gasto de la gasolina del transporte, pero piensa que cualquier solución es buena antes de desperdiciar la lana. En 1997 eran los mayoristas quienes la compraban. En el Duranguesado eran comerciantes de la capital alavesa quienes acaparaban este mercado.
En Orozko (B), antaño el destino casi exclusivo de la lana de oveja era la confección de colchones. En las décadas de los ochenta y noventa, su venta ha estado en franca regresión y ante la falta de salida, se guardaba. En 1996 la Diputación Foral de Bizkaia ordenó quemar la acumulada. Como ésta no se pudre y quema mal, parece que todavía sigue habiendo mantas de lana abandonadas. En 1997 su precio osciló entre las 100 y las 115 pesetas el kilo, habiendo bajado en 1998. Según los informantes, actualmente se destina a la fabricación de pasta que se emplea en los tableros de aglomerado.
En Berriz (B) destacan que, a diferencia de lo que ocurría en tiempos pasados en que los pastores se ayudaban los unos a los otros en la esquila, hoy día la llevan a cabo entre miembros de la propia familia.
En Ernio (G) actualmente se ha adelantado bastante la época de la esquila, de finales de junio a abril/mayo, incluso marzo. Generalmente se les corta la lana antes de que el rebaño suba al monte. Desde los años noventa vienen cuadrillas de esquiladores navarros, formadas por muchachos y muchachas, a realizar esta labor por los caseríos. Trabajan con máquina eléctrica cobrando 140 pesetas por oveja más la comida.
En Arraioz (N) se ha adelantado la fecha de la esquila al comienzo de la primavera y hay ganaderos que empiezan la labor a finales de febrero.
En Izarraitz (G) hoy día a las ovejas jóvenes que no han parido se les sube al monte un mes antes que a las restantes y es en la borda donde se las esquila mientras que a las demás se les corta la lana en el caserío.
En las Bardenas (N) en las últimas décadas la labor se realiza con unas máquinas similares a las que usan los peluqueros profesionales. Los encargados de llevarla a cabo son cuadrillas de esquiladores que conocen el oficio procedentes de diversas zonas: Lumbier (N), Cornago (La Rioja), Soria, Polonia e incluso un maorí de Australia. Comienzan la tarea a mediados o últimos de abril y procuran terminar antes del regreso a los pastos de verano. Algunos suelen atar las patas a las ovejas con una especie de collarín pero los buenos esquiladores no necesitan colocarles este artefacto, porque según dicen los pastores «al que sabe esquilar bien no se le mueve ninguna».
En el Valle de Salazar (N) se realiza con máquina eléctrica y se conocen dos métodos: con la oveja atada de patas, denominado estilo castellano, que es un procedimiento más limpio pero más lento que el conocido como australiano en el que la oveja permanece suelta. También hoy día se paga como antaño por pieza esquilada. En Aoiz (N) anotan que con los nuevos instrumentos de corte el animal permanece de pie mientras le esquilan.
En la Sierra de Codés (N), en la parte de Torralba y Azuelo, en los años noventa, en mayo, vienen unas cuadrillas de Lumbier que en la época del esquileo se establecen en Ancín para trabajar en las zonas de los alrededores. En la parte de Genevilla y Santa Cruz de Campezo (A) para hacer la misma tarea se desplazan cuadrillas de Vitoria. Señalan los informantes que haciendo este trabajo pierden dinero por el bajo precio de la lana en el mercado. En estos últimos años esquilar una oveja ha costado 125 pesetas y la lana se ha vendido a 30 pesetas/kilo por lo que se quejan los pastores que en la operación han perdido entre 30.000 y 40.000 pesetas.
En Uharte-Garazi, Ezterentzubi (BN) y Pagola (Z) se ha constatado el adelanto del tiempo de la esquila que hoy día tiene lugar entre finales de marzo y abril. También se ha facilitado el procedimiento realizándose la tarea a máquina.
En Berganzo (A) tras pelarlas reciben un baño antiparasitario pasando de una en una por el lugar que contiene el producto químico. A tal fin se utiliza un gancho en forma de «S» que sirve para empujarlas por un extremo y sacarlas por el otro, cogiéndolas por debajo del cuello.