Pirineos orientales
En el área de la montaña pirenaica meridional, la fecha tradicional que señalaba el éxodo invernal, la gran trashumancia, a los pastos de las tierras de clima más benigno era la fiesta de Todos los Santos, el día 1 de noviembre[1]. Sin embargo en los valles navarros de Roncal y Salazar, así como en los próximos (p. ej. Urraúl), esta fecha se adelanta en función del calendario de los pastos de las Bardenas Reales de Navarra.
Más que en ningún otro lugar de Vasconia, el aprovechamiento de los pastos invernales de las Bardenas Reales (N) se caracteriza por su larga duración, así como por la existencia de un periodo de veda estival y de unas fechas de entrada y salida de los pastos perfectamente fijadas. La veda ha estado regulada por las sucesivas Ordenanzas de Bardenas, siendo San Miguel, el 29 de septiembre, la fecha tradicional para la entrada de los rebaños. De ahí el nombre de sanmiguelada que recibe la llegada de los ganados. La salida venía marcada por la festividad de la Invención de la Santa Cruz, el día 3 de mayo. Así lo reflejan las jotas roncalesas:
- Ya ha llegado Santa Cruz.
- Pastores a la Montaña,
- a beber agua de fuente,
- y a dormir en la cabaña
- (a comer migas con magra
- y a dormir en buena cama).
- Ya ha llegado San Miguel.
- Pastores a la Ribera,
- a beber agua de balsa
- y a dormir a la serena.
Con el paso del tiempo estas fechas se han ido modificando ligeramente. Actualmente la entrada se ha adelantado hasta el 17 de septiembre y el tope de estancia es hasta el 30 de junio.
Las fechas de pasturaje fueron motivo de conflicto entre los principales pueblos congozantes, especialmente entre Tudela y los valles pirenaicos. Estos litigios dieron lugar a una sentencia del rey don Juan de 1499 para poner fin a los muchos inconvenientes de «muertes, feridas, robos y otros daños»[2], por la cual se establecía que todos los ganados debían salir en el mes de mayo y no podían entrar antes del día y fiesta de San Miguel, el 29 de septiembre.
El que existan estas fechas tan determinadas no significa que obligatoriamente todos los rebaños entren y salgan en bloque, sino que casi siempre lo hacen de forma escalonada. Así, por ejemplo, si el tiempo en la montaña es bueno y la nieve se retrasa, la bajada también y puede dilatarse hasta el mes de noviembre.
Los rebaños pirenaico-navarros que no realizan trashumancia a los pastos invernales colectivos y los sustituyen por la compra de pastos, como Urraúl Alto (N), siguen este mismo ciclo: retrasan la fecha de bajada (en noviembre, por Todos los Santos) y retornan a finales de mayo, como el resto del ganado trashumante.