Los modernos establos. Transformaciones operadas
Solamente a partir de las últimas décadas del siglo XX, bien porque la explotación intensiva del ganado así lo requería o por razones higiénicas, se comenzaron a construir naves más grandes y mejor dotadas, que además se levantaban lejos de las viviendas.
En Astigarraga (G) señalan que las modernas granjas difieren en su concepción de las explotaciones familiares anteriores. Una de las descritas se señala como un gran establo, un enorme hangar, construido en hormigón y semitechado a dos aguas, abierto por los lados E y W y muy bien ventilado, que alberga 260 vacas frisonas. Los animales se sitúan a lo largo del hangar en dos filas, una frente a la otra, dejando un pasillo entre ambas que recorre también en sentido longitudinal la instalación. Se disponen sin camas de helecho ni hierba, sustituyéndose éstos por arena. Están separados en una especie de habitáculos delimitados con barras de hierro. El comedero es alargado y único para todos los animales que permanecen siempre estabulados ya que se aduce que para producir leche es mejor que el ganado no se mueva.
En Carranza (B) en los años setenta, el número de vacas destinadas a la producción de leche existentes en las cuadras aumentó considerablemente, lo que hizo que las mismas se fuesen adecuando paulatinamente a los modernos métodos de explotación. Los tradicionales pesebres de madera fueron dejando paso a los construidos con ladrillos, bloques y hormigón. Por otra parte la labor de ordeñar las vacas a mano fue perdiendo vigencia a medida que se iban instalando ordeñadoras primero y equipos de ordeño después. Mediada esta década hicieron su aparición los primeros pabellones ganaderos. El mayor auge en su construcción se ha alcanzado en los años noventa. Son naves de amplias dimensiones, de forma rectangular, construidas con hormigón y bloques preferentemente, si bien hoy día se tiende al empleo de vigas prefabricadas para levantar las estructuras de estabulación fija en cubículos, que son los más abundantes, y de estabulación libre con cama caliente de serrín, arena o paja.
En Ayanz (Aoiz-N) los establos modernos en los que se crían vacas están bien equipados. Son de hormigón, tipo nave, con una zona cubierta y otra al raso llamada barrera o patio. Los comederos son metálicos.
En Izal (N) actualmente apenas quedan establos bajo las viviendas. La introducción de nuevas técnicas y la imposición normativa han contribuido a que se edifiquen fuera del pueblo. Las vacas se crían en estabulación libre con comedero a lo largo de una nave abierta lateralmente a un cercado exterior. El sistema de comedero permite inmovilizar al ganado para labores sanitarias. Tras ellos se almacenan las pacas de hierba o el grano molido allí mismo desde el silo-torre. La hierba se conserva también ensilada en zanja.
En Ayala (A) las cuadras se han modificado en función de las necesidades actuales debido sobre todo a la explotación intensiva del ganado. En esta población nos encontramos con distintos usos de estos recintos. Muchos vecinos, a pesar de trabajar en la industria, continúan criando ganado en sus cuadras a la antigua usanza y por tanto no las han transformado sustancialmente. Otras familias se dedican exclusivamente a la cría de ganado por lo que han tenido que incrementar el número de cabezas buscando una mayor rentabilidad, éstas han tenido que ampliar la cuadra y reformarla, abandonando la cría de cerdos o trasladándola a otra parte. Por último, la mayoría de los establos se han quedado pequeños para albergar el gran número de cabezas que se explotan, debido a lo cual se han construido pabellones próximos a los caseríos y las cuadras de antes son utilizadas ahora como almacén, garaje o estancia para cerdos.
En Araia (A) el establo es actualmente una construcción moderna, amplia, higiénica, alejada del caserío o vivienda que en poco o nada se parece a la que estos mismos ganaderos poseían a mediados de siglo.
En Pipaón (A) hoy en día el único ganadero que queda estabula el ganado en un gran pabellón que tiene en las afueras del pueblo.
En algunas poblaciones están asistiendo a estas transformaciones en la actualidad. Cuando el incremento en el número de cabezas de ganado no es muy importante se han acondicionado las propias cuadras restando espacio a otros animales de menor interés económico y a otras labores que en el pasado se realizaban en éstas.
En Abanto, Galdames, Muskiz y Zierbena (B) desde que la actividad económica fundamental del caserío es la producción de leche y recría de vacuno, el establo se ha ampliado y ha ocupado compartimentos que tradicionalmente se ubicaban en la planta baja de la casa, como la cubera o rocha, que era el apartado reservado a almacenar patatas, cubas de sidra o txakoli, o a albergar la propia prensa o lagar en los lugares donde existía.
En Triano (B) con el aumento del número de vacas para la producción de leche o para la venta de carne, se reestructuraron y sanearon las cuadras. Se generalizó el uso del cemento y la pintura plástica en las paredes.
En Améscoa (N) apenas se han hecho modificaciones en los antiguos corrales de las casas tradicionales aunque se hayan levantado construcciones modernas para gallineros y de día en día aumenten las nuevas y bien instaladas cochiqueras. En cuanto a innovaciones para el ganado vacuno, señalan que sólo existen dos vaquerías de nueva creación, una en Eulate y otra en San Martín.
En Larraun (N) se siguen criando en el establo vacas, cerdos, gallinas y ovejas. No obstante, hoy en día, cuando se trata de una actividad ganadera principal, lo que supone la presencia de un número importante de ejem plares, de 40 a 200, se utilizan granjas o pabellones modernos, fuera de la casa.
Este proceso de modernización se ha traducido, además de en un aumento de las dimensiones de las construcciones donde se crían los animales, en una mejora de las condiciones de trabajo. Así, en las granjas dedicadas a la explotación de vacas de leche resulta mucho más cómodo suministrarles el alimento, no es necesario preocuparse por el agua ya que normalmente disponen de pequeños abrevaderos metálicos individuales, es más fácil eliminar el estiércol y el ordeño se efectúa de modo rápido e higiénico en recintos apropiados para ello.
En las descripciones anteriores ya se han citado algunos detalles sobre estas transformaciones. A continuación se recogen más datos.
En cuanto a la forma de los pesebres y a la disposición de las vacas en el nuevo establo, hoy en día es habitual que se sitúen a ambos lados de un pasillo por el que se puede circular con maquinaria para así facilitar el aporte del alimento.
Disponen de una especie de jaulas, kaiolak, donde meten la cabeza para alimentarse. Ahora se utiliza el sistema de «estabulación libre», cuando interesa no se le permite al ganado que saque la cabeza hasta que coma lo indicado, o se le deja libre, generalmente de noche, para que pueda seguir alimentándose si lo desea (Getaria-G).
También es frecuente la existencia de silos metálicos donde se acumula el pienso a granel resultando así más cómoda su distribución a los animales ya que no es necesario tener que mover los pesados sacos y además más económico pues el pienso se vende más barato al evitar los gastos de ensacado.
En lo referente al suministro de agua, cuando se reformaron las cuadras, en algunas se pusieron bebederos automáticos de los que manaba el líquido cuando el ganado los presionaba. Consisten en unos cuencos metálicos con una lengüeta en su interior que al apretarla permite la salida del agua a presión. También se les ponen bebederos a los cerdos.
El uso de abrevaderos públicos ha disminuido notablemente entre otras razones porque resultan más incómodos desde que se dispone de agua corriente en los establos, pero también por el temor a que se contagien los animales con enfermedades que puedan padecer en otras explotaciones.
En cuanto al ordeño, en las explotaciones modernas disponen del equipo necesario para sacar la leche a las vacas y de tanques frigoríficos para conservarla a la temperatura adecuada.
La sala de ordeño suele estar instalada en un recinto anejo al pabellón donde viven los animales. Paredes y suelos son de materiales que se pueden limpiar fácilmente para mantener unas condiciones higiénicas óptimas. Las vacas acceden a ella por una puerta y una vez ordeñadas salen por otra para que no se mezclen con las que aún aguardan. El dueño se sitúa en un foso central desde el cual coloca las pezoneras a las vacas sin tener que agacharse. Se ordeñan varios animales a la vez y la leche pasa a un tanque donde se refrigera.
En lo relativo a la eliminación del estiércol, en Astigarraga (G) la cuadra de hoy en día dispone de unos desagües de la materia fecal que van a dar directamente a la huerta donde sirven de abono o desembocan en unos depósitos situados más abajo del establo.
En Getaria (G) las cuadras actuales son de cemento. Una parrilla sirve para recoger los desechos orgánicos. La orina, txixa, pasa a través de la parrilla y las heces, kaka, quedan encima. Mezcladas con el serrín, zerrautsa, se recogen en carretilla para sacarlas.
En Urkabustaiz (A) el suelo ha pasado con el tiempo a ser de hormigón, a veces con rejillas y con un pequeño «surco» por el que corre la orina de los animales y al que caen los excrementos.
En Amorebieta-Etxano (B) se usan mangueras con agua a presión para arrastrar los excrementos y recogerlos en depósitos cercanos.
Las heces líquidas o purines que se acumulan en los citados depósitos o fosos se extraen mediante tractores a los que se acopla un remolque con una cisterna y una bomba para después distribuirlos por los prados a modo de abono. El foso conecta con la cisterna mediante una manguera de diámetro grueso. La bomba vacía el aire contenido en el interior de la cisterna de tal modo que el purín fluya a ésta. Una vez llenada se cierra la compuerta de entrada y se desconecta la manguera. Ya en el prado, el proceso es el inverso. La bomba introduce aire en el interior de la cisterna creando una sobrepresión que expulsa el purín con fuerza. Para esparcirlo uniformemente se acopla un dispositivo en forma de tubo, cuyo diámetro se reduce progresivamente, y que dirige el purín contra una placa metálica de forma triangular de tal modo que salga expulsado en forma de abanico. En prados con fuertes pendientes por las que no puede desplazarse el tractor se utilizan mangueras largas y de diámetro reducido.
En Triano (B) cuando se modernizaron las cuadras se llevaron los canales de desechos hasta la red de saneamiento en vez de que desaguaran en los alrededores del caserío. El estiércol se ha seguido almacenando en un lugar cercano para ser utilizado como abono, tanto para uso de casa como para cederlo a los vecinos.
A continuación describimos cómo era una granja para vacas de carne en un valle del norte navarro. En Roncal hacia finales de los años setenta se empezaron a construir cuadras modernas que se levantaban fuera del pueblo y cuyas condiciones permitían trabajar más cómodamente. Eran naves de dos pisos, en el superior se ubicaba el almacén para hierba y paja y en el inferior el ganado atado a pesebreras. Tenían agua corriente y algunas de ellas un sistema de zanjas para recoger la orina y los excrementos más líquidos. De esta manera la cuadra estaba seca, las vacas no se ensuciaban como antes y además era más fácil de limpiar, porque se sacaban menos carretillas de fiemo. Aun así el trabajo era manual, se daba de comer y se limpiaba a mano.
Desde mediados de los años noventa a esta parte se han construido unas seis naves modernas, de dos tipos principalmente: unas cerradas completamente, con las vacas atadas, y otras abiertas parcialmente y con los animales sueltos. Ambas son de una sola planta, con el almacén a la misma altura que la cuadra. Tienen las dimensiones suficientes como para permitir trabajar en su interior con el tractor, bien para dar de comer a las vacas (la paja y la hierba se compran en pacas o fardos mucho más grandes que los de antaño por lo que se tienen que manejar con maquinaria) y sobre todo para limpiar el estiércol, ya que se ha desterrado la horca, la carretilla y la media luna.
Las primeras naves son más o menos como las de antes, aunque disponen de mucho más espacio. Tienen el inconveniente de que hay que limpiarlas todos los días porque las vacas están atadas y el suelo es firme. Las segundas son llamadas «de cama caliente», es decir, las vacas están sueltas en unas celdas más o menos grandes y se les echa paja en el suelo, que muchas veces es de tierra y no de cemento. Así se mezclan la paja y los desperdicios que ellas generan y se crea una especie de tierra seca que hay que limpiar más o menos cada 15 ó 20 días.
El almacén puede estar dentro de la nave o fuera, en este caso tapada la paja y la hierba con plásticos. Aunque el pienso se da a mano hay una gran diferencia y es que en la actualidad se almacena el grano en silos de 10.000 y más kilos, mientras que antes había que manejar sacos de 40 kg. Ahora se va con una carretilla a la boca del silo y se llena, distribuyendo después su contenido por los pesebres.
En las cuadras en las que el ganado está atado se le da de comer en pesebres, mientras que en las que permanece suelto, se le suministra el alimento en el pasillo de la nave. En este último caso se recurre a un sistema de atrapadores: el lado de las celdas que da al pasillo tiene unos huecos por donde pasan la cabeza las vacas para comer de tal modo que cuando se agachan para tomar el alimento se les cierra un dispositivo que les impide volver a sacarla hasta que el dueño se lo permita. Así se evita que se peguen unas a otras y que se coman el alimento destinado a las demás. Las vacas al estar sueltas pueden salir a los patios, que están descubiertos. Lo bueno de estas naves es que están muy oreadas, de modo que se evita que se cree el ambiente insano y la acumulación de gases y tufos que se producía en las cuadras cerradas de tiempos pasados.
En Moreda (A) los establos para cobijo y cría del ganado lanar suelen estar ubicados a las afueras del pueblo. Los corrales antiguos estaban levantados en piedra y mampostería mientras que los actuales construidos en zona de pajares de otro tiempo son modernos almacenes o naves de bloques con capacidad superior a las 400 ovejas, lo que contrasta con los de épocas anteriores en que apenas cabían 100 cabezas. El tejado suele ser de teja, rasillo o planchas onduladas de fibrocemento (uralita). La puerta de entrada posee grandes dimensiones con el objeto de que un tractor pala pueda pasar con facilidad al interior del establo para sacar el ciemo. Antaño, la porquería del ganado se sacaba con el horquillo y cestos. El número de ventanas es numeroso, cuatro en cada lateral, que contribuyen a que el edificio tenga buena aireación. Una parte del corral suele utilizarse como almacén de paja y cuando ésta se va consumiendo es ocupada por el ganado.
El establo o corral se divide con barreras de hierro en pequeños compartimentos según van pariendo las ovejas, ya que no es conveniente tener mezclados corderos grandes con pequeños pues los primeros robarían la comida a los segundos. Los del mismo tiempo permanecen juntos hasta que se hacen mayores. Así se evita que las ovejas aborrezcan a unos corderos en beneficio de otros.
El establo en vez de pesebres tiene canales de madera colgadas del techo en las que se les echa de comer. Los suelos son de tierra, ciemo y paja. Se acostumbra a limpiarlo dos veces al año, pero en caso de que haya ovejas parideras no es conveniente hacerlo. Se procede a la limpieza sacando la porquería con una pala y echándola a la caja de un camión o remolque de tractor.
En cuanto a los materiales de construcción el bloque de hormigón ha sustituido a la piedra y las vigas de hormigón y hierro a las maderas de roble y chopo. Lo mismo ocurre con la uralita de los tejados, que ha reemplazado a la teja. Los antiguos corrales y establos hoy están medio hundidos.
En Lezaun (N) al día de hoy hay diez explotaciones de ganado porcino, pero todavía hay gente que en verano saca las cerdas a pastar al monte. De las diez existentes, unas están dedicadas a la cría y otras al engorde, todas ellas en un mismo polígono ganadero. La normativa municipal obliga a que éste se ubique algo alejado del núcleo, en este momento se encuentra a 1 km del casco urbano. Las granjas que se dedican a la cría tienen entre 200 y 300 cerdas madres; las de engorde, unos 600 animales.
La construcción de las naves es de ladrillo lucido y las más modernas de bloques de hormigón. Los tejados, de uralita. El suelo es de cemento y está construido con desnivel para que los purines viertan a través de unos canales enrejados a un pozo situado en el exterior. De éste se trasvasa mediante bombas a cisternas que luego son transportadas al campo. Esta operación se realiza mensual o bimestralmente. Interiormente los habitáculos o cochiqueras son de poco más de 1 m de alto. A veces también están separadas unas de otras por medio de rejas metálicas, o sea, están en jaulas.
En las granjas de cría las cerdas están ubicadas en jaulas individuales y cuando el parto es inminente se las traslada a un habitáculo mayor, tabicado con paredes de obra. Permanecen ahí entre uno y dos meses, hasta que les quitan las crías. Luego se vuelve a iniciar el ciclo.
Hoy día, al igual que ocurre en otros campos de actividad, se tiende a automatizar las instalaciones. La ventilación, por ejemplo, se hacía antes abriendo las ventanas; hoy día es automática. En cuanto a la alimentación, en el exterior de la nave hay silos metálicos de piensos y la comida llega hasta el comedero del animal.
En las poblaciones donde se ha experimentado esta evolución en las edificaciones dedicadas a la explotación ganadera o en aquéllas donde esta actividad se ha abandonado definitivamente, las tradicionales cuadras han quedado libres para criar en su interior pequeños animales o para destinarlas a otras funciones, a veces ni siquiera relacionadas con usos agrarios, como pueden ser las de garaje o de recreo, siendo frecuente su conversión en txokos.
En San Martín de Unx (N) cuando se quitaron los establos fueron dedicados a almacenes de material agrícola, a cuadras para el ganado de labor o a gallinero. Las conejeras también se ubicaron en ellos. Hay casas que los usan para realizar la matanza del cerdo.