La salida del enjambre

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El aficionado a las abejas debe estar atento a la salida de los enjambres para capturarlos y así poder sustituir las colmenas que hayan muerto o incrementar el tamaño de su colmenar. Se conocen varios indicios del momento en que es más probable que se produzca la enjambrazón. Esto permite al apicultor no tener que estar permanentemente en el colmenar, aunque en la época del año en que salen las nuevas colonias deba permanecer vigilante.

En Carranza (B) antaño siempre cuidaba el colmenar una persona durante el periodo estival, atenta a los enjambres que abandonaban las colmenas para poder atraparlos. Su captura era una labor de mucha paciencia ya que los apicultores que poseían colmenares en el monte, cuando sabían que se iban a producir las enjambrazones, se apostaban próximos a los cepos en espera de que saliesen para capturarlos. En Apodaca (A) el abejero también suele estar atento los días en que hay más probabilidades de que salgan enjambres. En Vasconia continental era alguna persona mayor de la casa la encargada de vigilar durante la primavera, en los meses de mayo y junio, la salida de éstos.

En lo referente a los meses en los que se produce con mayor frecuencia las enjambrazones, en Agurain (A) estiman que el periodo más propicio es el que va de junio a primeros de julio y en Apodaca de mayo a junio.

En Carranza consideran que depende en buena medida del tiempo que haya hecho durante la primavera. Para San Pedro ya comenzaban a salir los primeros, siendo habitual que lo hiciesen en los meses de julio y agosto.

En cuanto al momento del día más propicio para la salida del enjambre, en Agurain dicen que es entre las once de la mañana y las dos de la tarde, siempre según el horario solar.

En Apodaca también por la mañana, entre las nueve y las doce; aunque alguno lo hace por la tarde cuando disminuye el calor. En Vasconia continental anotan que se van normalmente por la mañana o alrededor de las tres.

En Carranza se tenía por señal inequívoca de enjambrazón ver abejas inspeccionando los cepos muertos o vacíos. Obviamente era de esperar que sólo produjeran enjambres nuevos las colmenas que estuviesen fuertes. Cuando un cepo tiene muchas abejas y no ha enjambrado, al hacer calor, éstas salen a su superficie exterior. Se dice entonces que está albardao. Si se albarda temprano es que enjambrará; si ocurre tarde, no. Lo que sí es seguro es que a la hora de catar dará miel.

A punto de enjambrar. Fuente: Erleak. N.º 7. Bilbao, Asociación de apicultores de Vizcaya, 1986: José Ramón Escobal.

En Apodaca (A) suelen considerarse indicios de que una colonia va a abandonar la colmena el que se observe mucha gente[1] alrededor de la piquera o que haya zánganos en la zona del colmenar al mediodía. Al anochecer se acerca el oído a los cuezos que puedan enjambrar; se escucha un ruido especial que producen las reinas, al que llaman cantar, que indica que están preparadas con toda su gente para salir en cuanto el tiempo se lo permita.

En Urkabustaiz (A) los entendidos aseguran conocer el momento en el que comienzan a enjambrar porque las reinas cantan; incluso distinguen si se trata de una reina vieja o joven en función de si el sonido es más grave o fino.

En Astigarraga (G) si determinados movimientos de las abejas coincidían con días calurosos se sabía que un enjambre iba a abandonar la colmena.

En Carranza (B) también se tenía por síntoma que delataba que una colonia iba a enjambrar la presencia de un líquido negruzco sobre la piedra que servía de asiento al cepo, que fluía de su interior.


 
  1. También en Ayala (A) algunos se refieren a las abejas como gente: «hay mucha gente en esa colmena».