Encartaciones
Los pastos comunes revisten gran importancia en las localidades de esta comarca y son aprovechados libremente por los vecinos, sin cánones ni cuotas e incluso sin restricciones entre los municipios limítrofes por motivos jurisdiccionales.
La adjudicación de terrenos comunales a vecinos de los pueblos de esta comarca se realizaba mediante acuerdo expreso de los ayuntamientos, que establecían un canon o arbitrio que se pagaba anualmente. Desde mediados de los años ochenta no se paga cantidad alguna.
En Galdames (B) hasta finales del primer tercio del siglo XX fue una práctica habitual la atribución de comunales por casas o familias, que cerraban este derecho con cercas o cárcavas.
Décadas atrás se restringió el pastoreo de ciertas especies animales, tales como la caballar y, sobre todo, la lanar, principalmente en la época de gran afluencia de rebaños foráneos. Las cabras siempre han estado sujetas a normas restrictivas por lo dañinas que pueden resultar para el arbolado y los sembrados; han solido pastar tradicionalmente en aquellas zonas comunales a las que no acudían otros animales, como terraplenes y lugares pedregosos.
En Triano (B) los pastos de monte tienen triple titularidad: la Diputación Foral de Bizkaia es la propietaria de los pastos que crecen en las canteras abandonadas tras la explotación minera, su hierba es muy apreciada por el ganado; a particulares pertenecen los prados, explotados en régimen de propiedad o alquiler, que se utilizan durante el invierno y comienzos de la primavera; la tercera franja es la de los terrenos comunales, los pastos libres, que son los que se encuentran a más altura, a partir de los 500-600 metros.
Hasta mediados de los sesenta, los ayuntamientos de la zona hacían un seguimiento de los comunales; en los últimos años ha desaparecido el control sobre el uso de los pastos, salvo en los casos en que se plantean conflictos entre particulares. Los ganaderos se quejan de la gestión de los pastos del común que se están convirtiendo en argomal.
