Lenguaje y modo de tratar a los animales
Los datos recogidos en las encuestas de campo constatan dos aspectos sobre el lenguaje y modo de tratar a los animales. Primero que varían mucho en función de la especie a la que pertenezca el animal y, obviamente, de la persona que trate con él. Está extendida la creencia de que es mejor dirigirse a los animales de forma cordial, con gestos amables y caricias ya que, al igual que las personas, si son tratados adecuadamente responden mejor a los mandatos que reciben.
Se ha constatado, así mismo, que es común preocuparse por su salud; si están enfermos o tristes produce inquietud entre los de casa casi como si se tratara de un miembro más de la familia. Generalmente en un primer momento se les dan las órdenes mediante palabras y en el caso de que no obedezcan se recurre al método más expeditivo de echar mano del palo.
A pesar de lo dicho, algunos informantes coinciden en señalar que existe una tendencia inconsciente a increpar a ciertos animales con palabras malsonantes y a conducirlos a base de palos (Abanto, Galdames, Muskiz, Zierbena-B; Moreda-A). En San Martín de Unx (N) anotan que a los asnos, sobre todo a los enteros, se les trataba a base de «buen palo» y en Muskiz se ha recogido la anécdota, extensible a otras localidades, de que en cierta ocasión un carretero rogó al sacerdote que abandonase el lugar pues las bestias no entendían otro lenguaje que el de los juramentos.