Collares de campanillas y cascabeles

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Al ganado caballar y vacuno se le engalana con collares de campanillas y cascabeles para determinadas labores agrícolas, para acudir a las ferias de ganado o a pruebas de bueyes y en fechas señaladas como en la bendición del ganado el día de San Antón. Los adornos servían, según anotan los informantes, para resaltar la planta del animal y para mostrar su elegancia, lo que redundaba en prestigio del amo (Agurain, Apodaca, Tierra de Ayala, Berganzo, Bernedo, Urkabustaiz-A; Anboto-Atxondo, Valle de Carranza, Urkiola-Abadiano, Urduliz, Zamudio, Zeanuri-B; Elgoibar, Ezkio, Oñati-G y Ultzama-N).

Las campanillas o los cascabeles que adornan a los animales van prendidos de un collar collara en Valderejo (A), koillareak en Sara (L), que puede ser de cuero repujado (Anboto-Atxondo) y adornado con borlas de lana de colores.

Los cascabeles reciben en euskera varias denominaciones: kaskabiloak/koskabiloak (Elosua, Ezkio, Oiartzun, Telleriarte-G; Larraun-N), kroskobilak (Sara-L), txintxarriak (Hondarribia-G), girgilak (Liginaga-Z).

Collar de campanillas. Feria de San Blas de Abadiño (B), 1999. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.

En el acarreo de la mies

En Améscoa (N), todas las casas grandes tenían antaño collares anchos de cuero que colocaban a la pareja de bueyes exclusivamente para el acarreo de la mies. Un informante de San Martín lo describía así: «Para el acarreo de la mies en el verano se colocaban a la yugada unos collares de los que colgaban una renque de campanillas, otra de cascabeles y una tercera de cencerrillas. No se sabía qué finalidad tenía tal práctica, ni qué misterio encerraba, pero nadie dejaba de poner el collar para el acarreo». En Lezaun (N) se constata la misma práctica.

En Sangüesa (N) en tiempos de acarrear la mies a las caballerías se les colocaban campanillas y cascabeles en el collarón y en las orejeras. En las reatas de mulas enganchadas a las galeras, la primera de ellas solía llevar un esmerado collarón provisto de bastantes campanillas y cascabeles, al que llamaban la cimbalada.

En Larraun (N) colocaban collares de cascabeles, kaxkailloak, kaxkarintxoak, a las yeguas cuando trabajaban en la trilla, ultzi; en la plaza del pueblo, las campanillas, kaxka-txintxarriak, sólo se usaban con el ganado caballar de lujo.

En Mélida y Valle de Erro (N) las mulas y caballos llevaban campanilleras; una correa de cuero atada al cuello de la que pendían varias campanillas o cascabeles. Las llevaban tanto cuando trabajaban en el campo como cuando iban de camino.

En Agurain al igual que en Urkabustaiz y Valderejo (A) señalan que se les colocaban a las caballerías borlas en los frontales o cabezadas y campanillas en los cinchos cuando los empleaban como animales de tiro, sobre todo fuera del propio Valle. Las hileras de campanillas colocadas a derecha e izquierda del cabezón[1] se denominan esquilada en Valdegovía-A; en Abanto, Galdames, Muskiz y Zierbena (B) llaman esquilonada al collar de cuero con esquilas y cascabeles.

En otras labores agrícolas

En Urdiain (N) los bueyes que intervenían en la siembra del trigo iban ataviados con sendas campanillas de tono festivo, fara txikiak[2].

En Bernedo (A) a los bueyes que trabajaban en el campo se les ponía un collar de cuero que llevaba suspendidas un par de filas de campanillas pequeñas o una sola más grande colgando como los cencerros. Estas campanillas eran de bronce y tenían el sonido más agudo que los cencerros. También en Eugi (N) ponían campanillas de bronce a los bueyes en el frontil, burukoan.

En Zeanuri (B) los bueyes del carretero que acarreaba el carbón llevaban campanillas. Esta práctica de ornamentar bueyes y vacas durante las labores de tiro ha sido general tal como se constata en Apodaca, Apellániz, Pipaón, Treviño, Urkabustaiz, Valderejo (A); Abanto, Galdames, Muskiz, Zierbena (B); Elgoibar (G); Eugi e Izal (N).

En Pipaón (A) se ponían campanillas a los machos cuando iban a La Rioja cargados de carbón y leña. Dicen que así sabía el carretero cuándo caminaban y cuándo se paraban.


 
  1. La finalidad del cabezón era anular la visión lateral y sólo permitir la frontal.
  2. José M.ª SATRUSTEGUI. «Estudio etnográfico de Urdiain» in Príncipe de Viana, XXVIII (1967) p. 105.