Sierras de Urbasa y Andia
En el caso de la trashumancia a Urbasa y Andia (N) no existe un periodo de veda, con lo que la entrada y salida es libre y puede variar según las especies ganaderas y la procedencia de los rebaños, ya que cohabitan en la sierra aquéllos que hacen la gran trashumancia desde la Ribera con los transterminantes de los valles limítrofes. Otro factor condicionante es el clima, que influye sobre todo en la movilidad de los ganados del somontano estellés.
Habitualmente el ciclo de la gran trashumancia estival se inicia entre la segunda quincena de mayo y la primera semana de junio, cuando el ganado está «emparejado» y la lana crecida, lo que permite al ganado resistir el fresco de las mañanas serranas. La fecha se podía adelantar hasta abril si el año era muy seco en la Ribera. Pastan en la sierra hasta el mes de agosto, cuando el cereal ya se ha cosechado en las tierras bajas. El momento del descenso puede alargarse hasta septiembre a causa de un clima propicio.
Las fechas del ciclo transterminante a Urbasa y Andia difieren del de la gran trashumancia y son muy variadas, en función de la cercanía o lejanía de las localidades y de las especies ganaderas. El ganado ovino de las localidades más próximas permanece de mayo a diciembre. Los rebaños del valle de Guesalaz pastan en Andia del 8 de mayo al 25 de julio; los de Valdeallín del 3 de mayo al 20 de noviembre. Los de algunos lugares más alejados, como Arellano, lo hacen del 30 de junio al 30 de septiembre. El ganado de cerda sube a la sierra, si hay bellota, de octubre a noviembre. El ganado caballar está allí todo el año, excepto cuando empiezan las nieves, habitualmente a partir del mes de diciembre.
En una formación montañosa meridional como es la Sierra de Toloño (A) el pastoreo estival en el alto se extendía antaño desde abril a Todos los Santos. Actualmente se sube más tarde, a partir de mayo, y se permanece hasta diciembre.