Ganado
Ha sido común, al incorporar un animal a la casa, el realizar algunos actos para que se adapte a ella y al nuevo establo. Así al adquirir un ganado, lo llevaban a abrevar junto con los otros. Cuando se trataba de uno de los bueyes de la pareja, se uncía delante de la casa. Además de esto, mientras estaba atado en la cuadra, durante los primeros días el nuevo amo le daba en la mano un poco de pan o sal (Apodaca, Urkabustaiz-A).
En Pipaón (A) la mayoría de los encuestados coincide en afirmar que se solía rezar a San Antonio un padrenuestro para que el nuevo animal se hiciera a la cuadra y que no le pasara nada.
En Berastegi (G) si anteriormente hubo mala suerte con otra res, se llamaba al cura para que bendijera la cuadra y ésta quedase libre de malos espíritus antes de la llegada del nuevo huésped. En Elosua (G) cuando se compraban reses se les vertía agua bendita previamente a su introducción en la cuadra.
En Sara (L) en los años cuarenta, cuando un animal recién comprado era llevado a casa, había que introducirlo en ésta andando hacia atrás, gibelka, a fin de tener buena suerte con él.
En Hondarribia (G) lo hacían entrar por primera vez en la casa no por la puerta del establo, sino por la principal.
En Larraun (N) refieren que es bueno untar la piel del animal nuevo con estiércol y orina de la cuadra receptora, para que sea mejor aceptado por el resto.
En Moreda (A) a las cabras compradas a un vecino se les solía echar los primeros días abundante cebada y avena en la cuadra para que no regresaran a la del antiguo propietario.
En Valderejo (A) cuando se compraba un potro se le mantenía en la cuadra durante dos días junto a una yegua de la casa a la que se colgaba un cencerro a fin de que el nuevo animal se habituase a su sonido y cuando se le soltase a pastar tuviese una referencia.
En Zuya (A) cuando se adquiría ganado en la feria, al regresar a casa con él, se le daba limosna a un pobre, pues se creía que traía buena suerte al animal comprado.
