Introducción del perro pastor de ovejas

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Saltar a: navegación, buscar

En un buen número de poblaciones la incorporación del perro pastor de ovejas es relativamente reciente ya que tuvo lugar en la primera mitad del siglo y en algunas áreas pastoriles prácticamente a mediados de la centuria. Los pastores de estas localidades siempre relatan que en sus comarcas era impensable el uso de perros entre las ovejas por temer que las asustasen y que sólo después de comprobar su utilidad comenzaron a introducirlos desde otros territorios.

Un pastor de Zeanuri (B) recuerda que antiguamente no se utilizaban perros y que si alguien recurría a ellos los demás pastores ni siquiera querían presenciarlo porque pensaban que asustaban a las ovejas. Los primeros perros de pastor comenzaron a verse hacia el año 1947/48 y los que se introdujeron en Gorbea provenían de Álava. Poco a poco, a medida que fue comprobándose su eficacia en el trabajo, se extendió su uso. Anteriormente se llevaba al monte el perro de casa, etxeko txakurra, que se tenía junto a la chabola con la finalidad de asustar a los zorros. Según cuenta otro pastor de la localidad, sus dos abuelos, que también lo fueron, murieron sin utilizar perro pastor, ardi-txakurra. El primero que tuvieron lo trajo su padre hacia el año 1952. Tampoco tuvieron perro de casa, etxe-txakurra; su abuelo decía que tener animales de éstos no traía ningún beneficio, constituían un lujo ya que lo único que hacían era comer, gure aititak etxekalte esaten eutsien txakurrei.

En la zona encartada de la Arboleda y Zierbena (B) en los años cuarenta aún no se utilizaban perros para el cuidado y guía de los rebaños. Pastores de Las Barrietas (Sopuerta-B) cuentan que el primero que guió un rebaño lo llevó un pastor-tratante de ovejas. No recuerdan si la primera hembra la trajo de Orduña o de Navarra. Después un pastor de La Górriga (Trapagaran-B) le compró una cría de aquella primera y a éste uno de Treskilotxa. Así se fue poblando de perros pastores, que denominan pastor vasco o del país. Según un pastor de El Pedernal (Trapagaran) a este perro se le distingue la pureza de raza por los espolones de sus patas traseras.

Pastores octogenarios de esta misma comarca recuerdan la falta de perros para la guía de ovejas por lo que varias personas, generalmente familiares, debían ocuparse de llevar y cuidar el rebaño; reconocen que la introducción del perro supuso una gran ayuda. En Muskiz (B) la recuerdan como un alivio para los trabajos.

En Galdames (B) rememoran la llegada de la primera perra de raza pastor a través de un ganadero de Triano, hacia los años cincuenta. Fue traída de la zona de Orduña, una pastor vasco de tamaño más bien pequeño.

En Zenarruza (Markina-B) recuerdan que antiguamente no utilizaban perros para pastorear. La costumbre de ayudarse de estos animales comenzó en la década de los veinte. En Gerena (Mallabia-B) tampoco se conocían en tiempos pasados. En algunos caseríos se vieron los primeros a principios de los cuarenta y en otros los incorporaron antes. Desde que se introdujeron se consideran imprescindibles. A Berriz (B) llegaron a principios de los treinta. Algunos los trajeron de Otxandio y otros de Iurreta. En Bernagoitia y Garai (B) se introdujeron pasada la guerra civil del 36. En un caserío de la zona recuerdan que el primero lo trajeron de Durango y cuando murió el siguiente provino de Arantzazu (G).

En Orozko (B) hay informantes que señalan que los perros pastor, ardi-txakurrak, se introdujeron tardíamente, a mediados de los años cuarenta y que fue un pastor del barrio de Ibarra quien trajo el primero del Pirineo. Algún otro habla de los años veinte. Aun así se recuerda que en tiempos pasados los pastores no querían ni ver un perro cerca. Hasta entonces se llevaba de vez en cuando el de casa pero no para ayudar al pastor sino como compañía. No hacían sino dormir y en ocasiones, cuando tenían hambre, atacaban las ovejas de otros pastores lo que causaba altercados entre ellos. Sí servían, en cambio, para defender al rebaño del ataque del zorro.

En Abadiano (B) los pastores siempre han tenido perro, por lo menos algunos de ellos, pero no eran perros pastores, su única función era hacerles compañía y solían ser de pequeño tamaño. Se cree que estos animales entraron por la zona de Gipuzkoa y Francia. Los primeros de los que se tiene recuerdo aparecieron después de la guerra. La primera vez que un pastor trajo un perro de éstos a casa, su abuelo le dijo: Ardiak atxetik bera botako uez (Te despeñará las ovejas).

Perro pastor. Larraitz, Abaltzisketa (G), 2000. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.

En Brinkola y Telleriarte (Legazpi-G) antaño no se permitía el uso del perro en el pastoreo ya que se pensaba que este animal asustaba a las ovejas. Sin embargo a mediados de este siglo lo empleaban todos; se supone que su uso comenzó en los primeros años de la centuria[1]. En Agurain (A) los perros pastores se conocen igualmente desde entonces y en Zerain (G) fue a principios de ésta cuando se introdujeron.

En la zona de Urbia-Oltza (G) entrevistado un pastor a mediados de la década de los cincuenta recordaba que en su juventud no había perros pastores; en cambio, en el momento de realizar la encuesta ya los tenían todos. Fue un tratante de Zegama (G) quien los introdujo en esa área pastoril. Reconocía este pastor que facilitaban el trabajo, pero que también asustaban algo al ganado[2].

A mediados del siglo en Zaraia (G) la ayuda del perro para cuidar y recoger el ganado ya se consideraba indispensable[3]. En el Soum de Lèche (pastos bearneses), por idénticas fechas, la vigilancia del rebaño la realizaban los pastores ayudados por perros de raza labrit. El ganado también era recogido al atardecer por los cuales obligaban a ejecutar al rebaño los movimientos que por medio de silbidos ordenaba el pastor desde las inmediaciones de la cabaña[4]. En Aramaio (A), a mediados de siglo, todos utilizaban canes para cuidar y recoger el ganado[5]. En el Valle de Zuya (A), en la década de los cincuenta, la vigilancia de los rebaños la hacía el pastor ayudado por uno o dos de estos perros que servían para ahuyentar a los zorros y a otros animales que molestaban a las ovejas[6].

En San Martín de Unx (N) la introducción de los perros pastores tuvo lugar hacia 1917, año en el que una persona del pueblo trajo uno que causó gran sensación. Hasta entonces se solían llevar rapatanicos, esto es, muetes de siete a doce años de edad que por una peseta de jornal cuidaban los orillos de las fincas particulares para que no entraran las ovejas y causaran daños. A partir de entonces se multiplicó el uso de perros pelones. Solían pagarse caros, en los años cincuenta se pedían quinientas o mil pesetas por un cachorro de perro pastor.

En Aoiz (N) antiguamente no se utilizaban perros pastores ya que esta función la realizaba el rapatán. Se trataba de un niño de entre siete y diez años que corría detrás de las ovejas hasta reunirlas o llevarlas al redil. Este cambio ocurrió hacia los años cuarenta aproximadamente.

En Otsagabia (Salazar-N) a mediados de los cincuenta todos los pastores tenían perros adiestrados, pero como en la primera década del siglo XX aún no se conocía su empleo, hacían las veces de éstos los repatanes, muchachos de menos de quince años por lo general, que en todo rebaño servían al pastor o mayoral. Desempeñaban el trabajo que luego corrió a cargo de los perros.

Recuerda un informante de Lodosa (N) que, cuando él era pequeño, los pastores llevaban como ayudantes a zagales, niños que se ocupaban de mantener el rebaño unido y que con el tiempo se dedicarían al pastoreo. Poco a poco los zagales fueron sustituyéndose por perros ya que éstos resultaban más prácticos. Cuando este pastor comenzó a utilizarlos, se decía que la raza había venido de Francia.

En la Sierra de Codés (N) antes de extenderse el uso del perro entre los pastores era el zagal el que realizaba sus funciones. Era un chico joven que comenzaba a trabajar como aprendiz ayudando en sus tareas al pastor. Como la mayoría de ellos heredaban el trabajo de sus padres, muchos empezaban a trabajar de zagales a una temprana edad, entre los ocho y los doce años, con su padre o algún familiar.

En algunas poblaciones los informantes aseguran que los perros pastores se han conocido de siempre, lo que quizá esté revelando no tanto la antigüedad de este uso como la relativa juventud de los personas consultadas. Aun así, debe tenerse en cuenta que en algunas áreas pastoriles su introducción debió de ser temprana. Así, en Anboto-Olaeta (A) todos los pastores han conocido de siempre estos perros, aunque la mayoría de ellos piensa que los introdujeron los navarros a finales del siglo XIX ya que parece ser que antaño llegaban muchos criados de la parte de Navarra. Antes de que se extendiera el uso de estos animales los pastores iban solos al monte y para controlar a las ovejas que se escapaban utilizaban la makila.

También debe tenerse en cuenta que en ocasiones los encuestados hacen referencia al uso de perros para el ganado mayor. Así se ha constatado en Bernedo (A) donde siempre han recurrido a ellos tanto para las ovejas como para los demás rebaños.


 
  1. Felipe de BARANDIARAN. «La vida pastoril en Brinkola y Telleriarte (Legazpia)» in AEF, XV (1955) p. 141.
  2. Alejandro EZCURDIA; José Ignacio LASA. «El pastoreo en la zona de Urbía-Oltze» in AEF, XV (1955) p. 163.
  3. Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Juan SAN MARTÍN. «La vida pastoril en Zaraya» in AEF, XVI (1956) pp. 26-27.
  4. Pedro RODRÍGUEZ DE ONDARRA. «Establecimientos pastoriles en el Soum de Lèche» in AEF, XV (1955) pp. 35-36.
  5. Felipe de TOLOSA. «Notas sobre la vida pastoril en Aramayona» in AEF, XV (1955) p. 182.
  6. Julián OLABARRIA. «El pastoreo en el Valle de Zuya (Álava)» in AEF, XVI (1956) p. 13.