Influencia del clima y de los pastos
Como ya se ha indicado al principio y resulta obvio, el ascenso al monte del rebaño dependía entre otras razones del clima y del crecimiento de los pastos.
A los pastizales de Izarraitz (G) antaño comenzaban a subir hacia marzo. No tenían días concretos para iniciar el ascenso, sino que éste obedecía a la retirada de las nieves y al crecimiento del pasto.
En Zeanuri (B) antiguamente los pastores subían a Gorbea hacia el tres o cuatro de mayo, dependiendo del clima. Actualmente a partir del quince de mayo.
En el Aralar guipuzcoano suben con sus ovejas a las majadas de la sierra a partir del uno de mayo. Antaño solían hacerlo antes. Dependiendo de la benignidad climatológica y de la altura a la que se hallaba su majada subían a primeros o mediados de abril, cuando se veía que había empezado a crecer el pasto. Se debe tener en cuenta que en esa época se dedicaban más terrenos al cultivo de trigo, maíz o alfalfa que en la actualidad, por lo que no había tantos herbales y los pastizales de invierno se consumían rápidamente.
Este predominio del terreno dedicado a fines agrícolas en el área atlántica y la consiguiente escasez de pastos que obligaba al ascenso a los de altura más tempranamente, también se ha constatado en otras localidades.
En Ayala (A) se subían a Sierra Salvada las balderas y corderas del año anterior por el mes de abril, hacia el veinte, ya que el terreno del valle estaba destinado a fines agrícolas. No había un día señalado para ello, cada uno lo hacía cuando le parecía o le convenía. El resto de las ovejas, «las de leche», se subían un mes más tarde, por ochomayos, fiestas de Orduña (B). Hoy en día estas últimas se suben a finales de julio. Esto era la norma general, pero en años de buenos inviernos se cuenta que en el mes de enero ya se subían y que quizá no se volvían a bajar hasta febrero del siguiente año, cuando estaban a punto de parir.
En Lapurdi la fecha de ascensión a los pastos de altura también dependía del estado de las reservas de pasto en la explotación del pueblo.
En ocasiones los pastores subían sus ovejas a los terrenos comunales cuando se les terminaba el arriendo de los prados bajos, ya que sus dueños los volvían a necesitar con la llegada de la primavera.
En Arraioz (N) hacia los años 1930-40 ascendían por primavera cuando se veían obligados a dejar los pastos de los alrededores del pueblo, ya que los ganaderos los ocupaban con sus vacas. No había días señalados para ello, cada pastor subía cuando llegaba la fecha en que se le acababa el alquiler de las tierras del pueblo.
En el Aralar guipuzcoano también se ha constatado que si la primavera se adelanta y comienza a brotar el pasto nuevo, el labrador que arrienda sus terrenos al pastor no quiere que las ovejas se coman lo que necesita para su propio ganado.