Pelota-jokoa

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Existe abundancia de datos de la sierra de Aralar[1] que describen el juego de pelota organizado por los pastores. Antiguamente se jugaba, al parecer, en recintos especiales llamados pelotalekuak, es decir, majadas en zonas llanas y con hierba, ordekak, donde las ovejas dejaban ésta bien cortada y era más fácil jugar con la pelota.

La pelota que utilizaban para el juego la fabricaban los pastores mismos con un trozo de goma, que redondeaban con la navaja, sobre el que enrollaban lana de alguna prenda vieja. Le daban de esta forma el tamaño deseado (algo más grande que el de las pelotas de jugar a mano en el frontón). Delimitaban la zona de juego trazando con la azada un campo rectangular con un surco central que dividía las dos áreas.

Se trataba de una especie de tenis rudimentario jugado a mano limpia, sin herramienta. Se establecían partidas a 16 tantos y el perdedor pagaba con algo de comida o un poco de vino.

Cada pastor, o pareja de pastores, se situaba a su lado del campo y debía lanzar la pelota al campo del contrario, haciendo que ésta botara en su área. Esto no era a veces posible debido a la hierba; por eso intentaban mantenerla la mayor parte del tiempo en el aire.

En Abaltzisketa (G) recuerdan este juego como algo practicado con profusión antiguamente, pero desaparecido en la actualidad. Más recientemente se han recogido muestras contemporáneas con otra variante de este juego en Andoain (G). Suelen practicarlo los días festivos y cuando hace buen tiempo. En este caso entre las áreas de los pastores contrincantes hay una zona rectangular en la que no puede caer la pelota. Ésta, sin embargo, puede ser lanzada a un lado u otro a lo largo tan lejos como se pueda, pero sin sobrepasar las líneas que delimitan los campos lateralmente.

Se han identificado perfectamente nueve pelotalekus en la zona guipuzcoana de la sierra de Aralar, que actualmente están abandonados. El más renombrado fue, al parecer, el de Mendibil; también hay indicios de pelotaleku en Lareo, Elutsbeltz, Alotza, Pardeluts, Uni, Igaratza, Antsesao e Inguitz. Se señala, así mismo, alguno de estos lugares en Urbia (G) en la zona de Elola-Arrate.

Pelotalekua, Elutsbeltz, Aralar (G), 1993. Fuente: José Zufiaurre, Grupos Etniker Euskalerria.

Estas planicies situadas cerca de las majadas utilizadas para juego de pelota, pilotasoro o pelotaleku, fueron registradas en su día por Barandiaran. Además del pelotaleku de Aralar, indica varios de estos lugares. En los años cincuenta señalaba que de los pilotasoros apenas quedaba otra cosa que el recuerdo o el nombre en la toponimia. En los montes de Ataun (G) existían cuatro pelotaleku según documentos del archivo de aquel pueblo. Cita además un pilotasoro (collado próximo al monte Etzela) en Berastegi (G) y un paraje llamado Pilotakogana (la cumbre de la pelota) en la cima de Larrun. Existían también pilotasoros en Irazuku (Etxalar), en Iraxelai (Zugarramurdi), en Urbiako lepoa (Zugarramurdi), en Urzelai (Zugarramurdi), en Eskisaroi (al pie del monte Axuela, en el Baztan), en Salaberriko saroia (Baztan, junto a la borda de Salaberri), en Karakoetxeko soroa (junto a Karakoetxeko borda, en el Baztan), en Elokadi (collado en las montañas de los Aldudes), en Eihartzeko lepoa (collado en los Aldudes), en Mearrozteiko lepoa (collado en la montaña de Urepele), en Astakarria (loma cerca del collado de este nombre, en Valle de Erro), en Garzeloko lepoa (Urepele), etc.[2]

En Vasconia continental se ha consignado la existencia de un juego llamado botu luzea (botü luzia) que por su descripción se parece mucho al practicado en el territorio guipuzcoano[3]. En este caso los pastores utilizaban sus palos, puestos en el suelo para delimitar las dos áreas de juego. Se hacían partidas de a tres y cambiaban luego de campo[4].


 
  1. José ZUFIAURRE. «Sierra de Aralar» in Pyrenaica. Nº 110 (1978) pp. 12-13.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. «Aspectos de la transición contemporánea de la vida tradicional vasca» in Munibe, II (1950) pp. 141-142.
  3. Michel DUVERT; Bernard DECHA; Claude LABAT. Jean Baratçabal raconte… Baiona, 1998, p. 242.
  4. Jean PEILLEN; Dominique PEILLEN. «L’élevage ovin dans le Pays de Soule» in Bulletin du Musée Basque. Nº 28 (1965) p. 57.