Sierra Salvada
En los pastizales de esta sierra que pertenecen, en régimen de comunidad a los distintos lugares del Valle de Ayala (A) las cabañas de pastores reciben el nombre de chaulas.
Las más antiguas guardan características similares: sus paredes son de piedra seca y la cubierta puede estar compuesta por piedras planas o por tejas, aun cuando más antiguo parece el empleo de piedras. Su altura no excede de un metro y medio, mientras que la longitud es variable entre los tres y cuatro metros; si la chaula era compartida por varios pastores se construía a lo largo en función del número de ocupantes. No disponen de ventanas; la única apertura es la puerta, también de pequeñas dimensiones, cuyo dintel suele ser una gran losa o bien un madero. Las camas estaban hechas con berozo o brezo; tenían un lugar donde se hacía el fuego para calentar la comida. Disponen de un pequeño corral.
Dos de estas antiguas chaulas se encuentran en la majada de San Isuso junto al hayal y otras tres, construidas a primeros del siglo XX y ya arruinadas, en Menerdiga. Junto a ellas se sitúan tres cabañas modernas muy grandes, edificadas con ladrillos y tejas y provistas de corrales de alambre de espino con capacidad para 300 ó 400 ovejas; éste es el número medio de cabezas por rebaño en la década final del siglo.
También en la majada de Cobata se conservan antiguas cabañas de piedra con su corral.
En estas tres majadas se pueden observar chaulas de construcción moderna de mayores dimensiones y provistas de agua corriente; en ocasiones se han edificado sobre las viejas chaulas ampliándolas y adaptándolas de tal forma que difícilmente se puede saber su estructura primitiva.
Los pastores informantes señalan que una chaula costó en el año 1939 treinta duros (150 ptas.) y actualmente (1998) alguna de estas cabañas ha costado cerca de dos millones de pesetas.
Corrales. Los antiguos corrales eran pequeños cercos de piedra, de forma circular y adosados a las cabañas. Se utilizaban para ordeñar, para separar las corderas de las otras ovejas o las de un rebaño y otro. En ellos se guardaban las ovejas cuando merodeaba el lobo. Cuando en la década de los ochenta reapareció este animal por la sierra, los corrales recuperaron su antigua vigencia.
Los pastores utilizan también cuevas u hondonadas para guarecer el rebaño en caso de apuro.
A mediados del siglo XX y durante un periodo muy corto de tiempo se acondicionaron pequeños corrales naturales para que los cerdos que habían subido a aprovechar la obe o fruto del haya se resguardasen de la nieve; es conocido el corral de Arranes utilizado como cobijo.
Actualmente se construyen corrales de alambre de espino; son de mayor tamaño que los antiguos de piedra.
Rediles. A modo de redil, existen campas de propiedad privada o comunal acotadas por un muro de piedra de un metro de altura, que sirven para guardar el ganado.