Urdanka

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El juego llamado urdanka es uno de los que se han vinculado especialmente al mundo pastoril. Los datos descritos con más profusión se han consignado en la zona oriental pirenaica[1], sobre todo en montes determinados de Zuberoa (Arantsusi, Albintze, Andoze y Ahüzki en especial) pero también en el Labourd y en la Baja Navarra, e incluso en territorio gascón. Sin embargo se han recogido testimonios sobre éste también fuera de la montaña, donde ya era practicado más bien por los niños[2]. Su auge fue disminuyendo hasta prácticamente desaparecer entre los pastores en el periodo de entreguerras.

La época más propicia para practicar esta actividad, según los testimonios recogidos, era desde Pascua hasta el descenso de las ovejas. Los pastores utilizaban para el juego una bola (elaborada a partir de los verrugones rebenos o excrecencias de la corteza de los castaños más viejos), que en Zuberoa llamaban urdea (el cerdo), y unas cachavas (también elaboradas con ramas de castaño de terminaciones nudosas, designadas makhila-zola o üzküa, en forma de palos de golf), que denominaban artzain-makhila. Estos bastones solían ser de cada casa o de cada choza de pastores, y se transmitían incluso de padres a hijos.

Una de las características principales del juego era que utilizaba como terreno de competición el sel mismo, sarea u olhasarea, en que las ovejas dejaban la hierba bien cortada. Su estructura propiciaba una disposición especial de los contendientes: el que se la quedaba, urdezaiña (porquero o cuidador del cerdo), se situaba en el centro mismo y los demás jugadores (en número variable, de tres a seis o siete, y en algunos casos hasta doce) se disponían en el círculo exterior a igual distancia unos de otros, formando figuras geométricas regulares. Los pastores indican que el número más apropiado era el de seis.

Figuras que trazan los jugadores de urdanka según Miguel Duvert. Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.

El jugador interior cavaba un agujero en el centro del sel de unos 15 cm de diámetro y 10 de profundidad, erdiko xiloa, urde-xiloa o thegia[3]. Los de la periferia hacían en la posición correspondiente a cada uno un hoyo más pequeño, suficiente para posar su palo por el extremo nudoso y colocarlo erguido. Éstos quedaban a unos seis metros del centro.

Para elegir al urdezaiñ, el jugador que quedaba en el centro, los contendientes trazaban una línea o colocaban en el suelo una rama a unos 8 ó 10 metros del agujero central del sel. Cada uno de ellos lanzaba su vara de juego, cogiéndola por la mitad, balanceándola y cuidando de no levantarla más arriba de la altura del hombro ni traspasar el límite que habían marcado en la tierra. Medían a continuación la distancia del extremo abultado del artzaiñmakhila hasta el agujero central del sel. Quedaba como urdezaiñ el jugador cuyo bastón estuviera más alejado de ese centro. Este procedimiento podían ejecutarlo todos a la vez o de uno en uno.

Los jugadores de la periferia, etsaiak (los contrincantes), se situaban cada uno en un hoyo y colocaban dentro el extremo de su bastón, que quedaba erguido. El urdezaiñ ponía con la mano la bola, urdea, en el agujero central. Luego la sacaba de él con la mano, situándola a un lado. A partir de este momento los participantes sólo podían tocarla con sus palos de juego.

En otra modalidad del juego, el urdezaiñ partía del exterior del área de juego, desde la línea que habían marcado anteriormente para la elección del que se la quedaba. Existían dos posibilidades, que lanzara la bola hasta el centro del sel (y entonces había que elegir a otro urdezaiñ diferente) o que, con el movimiento del juego, consiguiera hacerse con uno de los puestos de sus oponentes.

La ofensiva principal del urdezaiñ consistía en golpear la bola y conseguir dar a uno de los palos periféricos que estaban metidos en los hoyos. El jugador atacado debía lanzar el urdea golpeándolo con su palo y alejándolo lo más posible, obligando al urdezaiñ a que fuera tras la bola. Pero, por otra parte, cuando dejaba libre el agujero el que recibía el ataque estaba en posición vulnerable, porque bien el urdezaiñ o bien el resto de los jugadores podían ocupar con su palo esa posición.

Cuantos más participantes fueran más se complicaba el desarrollo del juego. Existían también formas de jugar a urdanka y reglas peculiares de cada lugar. No había necesidad de árbitro y los litigios se resolvían por el grupo. De todas formas este juego recibía más bien la consideración de pasatiempo y no daba lugar a disputas graves.

En Agurain (A) recuerdan una competición que parece ser similar a ésta. En los años cincuenta algún pastor había visto usar una cachiporra para jugar entre los pastores, que llamaban churro.

Fuera del ámbito pastoril se han recogido variedades parecidas a este juego entre los de niños, en que se hace uso de bolas golpeadas por bastones a modo de los actuales golf o hockey.

 
  1. Para un estudio detallado de este juego y sus consecuencias etnológicas vide Michel DUVERT; Arnaud AGUERGARAY. «Étude d’un jeu de bergers basques en Soule: Urdánka. Premiére partie: données ethnographiques, témoignages oraux» in AEF, XXXV (1988-1989) pp. 109-125; de los mismos autores: «Étude d’un jeu de bergers basques en Soule: Urdánka. Seconde partie: aproche semantique, aire de repartition de ce type de jeu» in AEF, XXX- VI (1990) pp. 49-58 y «Étude d’un jeu de bergers basques en Soule: Urdánka. Troisième partie: bilan et généralisations» in AEF, XXXVII (1991) pp. 39-48. Vide también Michel DUVERT; Arnaud AGUERGARAY. Urdanka. Un jeu de bergers basques en Soule… Bayonne, 1989 y DUVERT; DECHA; Claude LABAT, Jean Baratçabal raconte…, Baiona, 1998, pp. 242-248.
  2. DUVERT; AGUERGARAY, «Étude d’un jeu de bergers basques en Soule: Urdánka…», cit., pp. 39-41.
  3. Idem, Urdanka. Un jeu de bergers basques en Soule…, op. cit., p. 2.