Matanza doméstica de conejos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los conejos se engordaban para consumo doméstico y se mataban en todo tiempo. La forma de sacrificar el animal, con pequeñas variantes, es común a muchas localidades, tal y como se ha recogido en nuestras encuestas en Altube, Berganzo, Ribera Alta, Urkabustaiz (A); Carranza, Triano, Urduliz, Zeanuri (B); Elgoibar, Elosua (G); Allo, Arraioz, Eugi, Larraun, San Martín de Unx y Ultzama (N).

Se cogía al animal de las patas traseras y poniéndolo cabeza abajo se le asestaba un golpe seco en la nuca, detrás de las orejas, con la mano o con un objeto contundente como un palo. El golpe no había de ser demasiado fuerte para que no se formasen coágulos, odolbatuak, (Urkabustaiz-A; Urduliz-B). La forma de matarlo dándole uno o varios golpes con el canto de la mano recibe en las Encartaciones (B) el nombre de golpe de conejo.

Seguido lo colgaban de una pata con la cabeza hacia abajo para cortarle el garganchón y desangrarlo. También podía hacerse agarrándole de las orejas con una mano y con la otra dándole un corte en el cogote, sujetándole de esa manera hasta que se desangrara. Otra forma común de desangrar los conejos ha sido sacarles un ojo (Ribera Alta; Urduliz), lo que evitaba que la sangre quedara retenida y la carne negra (Moreda-A). También se han valido de un objeto punzante para hacerlo (Urkabustaiz-A; Allo-N).

  • Sacrificio de un conejo. Lasa (BN), 2000. Fuente: Peio Goïty, Grupos Etniker Euskalerria.
  • Desolladura. Lasa (BN), 2000. Fuente: Peio Goïty, Grupos Etniker Euskalerria.

Para desollarlo, se le daba un corte en la espalda, extrayendo una mitad de la piel por la cabeza y la otra por las patas. Al llegar a la altura de éstas se cortaba el pellejo y las patas se rompían y tiraban. También solía practicarse un corte en la pata por la que estaba colgado y se le estiraba la piel hasta despellejarlo. En caso de no poder hacerlo a mano, se valían de un cuchillo. Luego se abría en canal y se le sacaban las tripas. En Allo se despelletaban cortando la piel en las patas traseras y tirando de ella hasta llegar a las orejas, que también se cortaban, saliendo la piel casi entera. Aunque ésta en general se desechaba, en algunas localidades se ha recogido que una vez seca se cambiaba a los traperos por paquetes de cerillas o artículos de menaje de cocina (Allo), por agujas a los quincalleros (Artajona-N).