Cuidado del ganado a renque
El sistema de cuidar el ganado a renque consistía en que los vecinos de un pueblo acordaban cuidar ellos mismos el ganado mediante turnos que establecían en función del número de animales que cada uno aportaba al rebaño. Aunque no ha sido un método de vigilancia del ganado exclusivo de Álava, en este territorio adquirió su máxima expresión.
En Sierra de Badaia (A), en localidades cercanas a ésta, junto a la figura del pastor comunal, convivía este procedimiento de vigilancia del ganado cuando la cantidad de vacuno y la yegüería eran numerosos. Por cada dos cabezas de ganado mayor correspondía un día de vigilancia del rebaño y por cada cinco cabezas de ganado menor, 24 horas. En ocasiones, sin embargo, prescindían de cualquier tipo de vigilancia y optaban por conducir las vacas y las yeguas hasta la barrera del pueblo para que desde allí subieran por sí solas a la sierra.
En Apodaca (A) las vacas de leche se sacaban a pastar a las alfalfas y esparcetas después de haberlas segado. Bueyes y vacas se soltaban después del toque de campana y se cuidaban por renque, un niño acompañado de un mayor. Las yeguas, cuando parían, se apacentaban cerca de casa en algún rein o cerrado.
En Valdegovía (A) este cometido era ejercido por los habitantes de la localidad en turnos diarios rotatorios o en función de las cabezas de ganado. Al rebaño se le llamaba mulada y al hecho de ir de pastor ir de riola.
En el Valle de Arana (A), a principios del siglo XX, los bueyes solían ser pastoreados a renque, si bien a veces también había pastor.
En Valderejo (A) esta práctica, que estuvo vigente hasta mediados de los cincuenta, se conocía con el nombre de turnos adráticos[1] que se establecían de la siguiente forma: se introducían los nombres de los propietarios en el orificio que existía en unas bolas alargadas de madera y se procedía al sorteo con el fin de establecer el orden que se había de seguir en el cuidado del rebaño. Una vez fijado éste, los propietarios se comprometían a vigilar los animales un día por cada cuatro ovejas. Las jornadas establecidas no se cumplían seguidas, sino que al acabar la primera, el turno pasaba al siguiente vecino, y así sucesivamente. Había tres turnos adráticos: uno para los días laborables, otro para los festivos y un tercero para el tiempo de destete de los corderos. El mismo proceso se repetía con los bueyes, aunque entonces la vigilancia corría a cargo de dos personas.
En Zuya (A) las ordenanzas del siglo XIX regulaban el sistema de renque y establecían que no podían responsabilizarse del ganado los menores de 14 años. Además, a los renqueros se les prohibía jugar a las cartas cuando bajaban al pueblo, así como mezclar el ganado, al tiempo que se les imponía la obligación de indicar a los vecinos a qué prado llevaban a pastar el rebaño.
En Navascués (N) hubo en tiempos pasados boyería concejil y, si no había ganadero que condujera este ganado a los pastizales, dicha tarea correspondía a los vecinos por turno. En Lodosa, al igual que en otras localidades navarras, la desaparición del dulero impuso el sistema de renque.
- ↑ Adra: prestaciones personales o trabajos impuestos por los ayuntamientos a los habitantes del término municipal para la ejecución de las obras públicas. Vide Federico de BARAIBAR. Vocabulario de palabras usadas en Álava. Madrid, 1903.