El hacha primitiva
Las creencias sobre la virtud que tiene el hacha contra el rayo fueron estudiadas por Barandiaran en numerosas ocasiones[1]. Según estas creencias el rayo es una piedra lanzada de la nube tormentosa[2]. Sea como fuere, al rayo, piedra lanzada del cielo, se le contrapone ritualmente el hacha que en el neolítico era una piedra lanzada con el impulso del asta.
Este antiguo tema ha aflorado también, aunque marginalmente, en nuestras encuestas recientes que han registrado creencias y prácticas vinculadas con ella.
En Urbia-Aizkorri (G) cuando se avecinaba una tormenta los pastores de más edad cogían el hacha, se alejaban unos doscientos metros de la txabola y la metían en tierra con el filo hacia arriba. Urbiko txabolan, ekaitza etorri ezkero, artzai zaarrak, artu aizkora, txabolatik berreun metroraiño juan, ta lurrean sartu, begi aldeti.
Entre los pastores viejos de Gorbea-Zeanuri (B) era costumbre sacar el hacha fuera de la txabola cuando amenazaba tormenta.
En Urkabustaiz (A) señalan algunos informantes que para proteger la casa y el ganado de las tormentas hay que sacar el hacha a la puerta.
En Urduliz (B) cuando había tormenta se ponía el hacha con la hoja hacia arriba en la parte delantera de la casa para que el rayo se dirigiera hacia ella. Trumoi ta justuriak egoten zirenean, azkorea imintten zan, agoaz gorantza ara tiratu deieñ; etxaurrean kanpoan imintten zan.