Cencerros o esquilones. Arranak, zintzarriak

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El uso de la esquila o cencerro que muchos animales de labor y de engorde llevan suspendido del cuello es antiquísimo. Esto nos lo indican no sólo su gran difusión dentro y fuera de Europa, sino también ciertos objetos descubiertos en yacimientos prehistóricos que son considerados como tintinnabula o campanillas de la edad de bronce. Hay quien ve en estos objetos símbolos de cultos solares y lunares[1].

La mayor parte de los animales (vacas, ovejas, yeguas, cabras y, en menor medida, los cerdos) llevan cencerros especialmente cuando pastan en el monte. El sonido que éstos emiten facilita la localización del ganado que anda suelto y es de gran ayuda sobre todo cuando los animales se encuentran en bosques enmarañados y cuando se les busca durante la noche o con niebla. En Roncal (N) se dice que la costumbre de llevar esquilas está más arraigada en la Montaña, enmarañada y accidentada, y que muchos pastores cuando bajan a las Bardenas se las quitan.

Anotan en varias localidades que a la hora de colocar los cencerros se suele tener en cuenta el estado físico de los animales. En invierno, cuando el ganado está más delgado y con menos lana, se le colocan cencerros ligeros o pequeños para que le estorben menos en las pesebreras. Por el contrario, durante el verano, cuando se encuentran más robustos y lanudos viviendo al aire libre, llevan esquilas más grandes y pesadas (Orozko, Bernagoitia, Anboto-B; Izarraitz-G; Aoiz, Lezaun, Roncal, San Martín de Unx, Sangüesa-N).


 
  1. J. DÉCHELETTE. Manuel d’Archéologie préhistórique. Tomo II. Paris, 1910, pp. 304-305. Citado por BARANDIARAN, «Los monumentos prehistóricos. Creencias y cultos megalíticos» in Eusko-Folklore. Materiales y Cuestionarios. XLVII. Vitoria, 1924, pp. 41-42.